Malayerba: La roncha
Para Luisito, por sus cantos esperanzadores Le salió una roncha en la nalga derecha de tanto estar sentado. La hacía de taxista y de las
Para Luisito, por sus cantos esperanzadores Le salió una roncha en la nalga derecha de tanto estar sentado. La hacía de taxista y de las
Los policías lo sorprendieron en el ajetreo carnal, con una joven mujer. Traía los calzones abajo. La marea subía como la temperatura en sus cuerpos,
A Francisco y Susana, dueños de este muelle. De noche le habló. Te invito a desayunar. Órale. En qué restaurante. No. Qué restaurante ni qué
Ese es. Dijo ella. Madre con heridas que ahondaron los surcos en la piel y oscurecieron el contorno de sus ojos: adiós al brillo, a
Con ese aspecto de indigente, cómo no iba a recogerlo. Le dijo compa, súbase, lo llevo. Pero el señor, que tenía una cara de hambre
Esa mañana llegó temprano. Pocas veces lo hacía. El vehículo júmer se subió al andador. Al mismo tiempo la banda tocaba Las mañanitas. Era el
Es alburero y divertido. Inigualable combinación de la carpa más arrabalera con el comentario grotesco, directo, sádico. No hay que moverse ni distinguirse de los
Llegó hasta ahí como promotor de la Sedesol. Quién sabe cómo consiguió una cachucha con el logotipo de la institución y esa camioneta blanca que
No eran cualquier inversionista. Entacuchados con ropa de etiqueta. Vehículos de buen gusto. Buenas formas al hablar. Nada de estridencias ni camisas de seda ni
Era tan temido que hasta los hermanos se le escondían: si viene a buscarme, no estoy. Pedían, rogaban, a los vecinos para que los escondieran
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