Ser de izquierda

Ser de izquierda

La diferencia fundamental entre las derechas y las izquierdas es su distinta valoración de la igualdad.

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La izquierda tiene la convicción de que la mayor parte de las desigualdades que la indignan son originados por la misma sociedad y, por lo tanto, son suprimibles; la derecha, en cambio, parte de la convicción opuesta, las más de las inequidades son naturales y, como tales, insuprimibles.

La derecha está más dispuesta a considerar como “natural” a la costumbre, la tradición, a la fuerza del pasado.

La diferencia entre las dos ideologías se plasma concretamente en el contraste de valoración de lo que se considera legítimo para justificar una discriminación.

Me baso y cito los trabajos teóricos de Norberto Bobbio, Fernando Savater, D. Cofrancesco, Elías Díaz y Joaquín Estefanía.

El elemento que mejor caracteriza a la izquierda es el igualitarismo, no como la utopía de una sociedad donde todos son iguales en todo sino como tendencia, por una parte, a exaltar más lo que convierte a los hombres en iguales y, por otra, en la práctica, a impulsar las políticas que ayuden a los discriminados a obtener y ejercer más derechos.

En la izquierda prevalecen los valores de colaboración y cooperación sobre los de confrontación y competición; hay más atención hacia los movimientos sociales y se pretende construir éticas críticas no impuestas por argumentos de autoridad.

Derecha e izquierda son dos términos que aluden a la existencia de dos campos diferentes de principios ideológicos y morales, pero también de programas políticos para identificar y solucionar problemas públicos, y de intereses y valoraciones sobre el rumbo que debe tomar la sociedad.

Se alude a actitudes de fondo, conjuntos de ideas, intenciones.

Extender los derechos o no, es el debate.

No son palabras que designen contenidos específicos fijados de una vez para siempre, sostiene Bobbio.

El derecho a voto para la mujer, el derecho a la libertad de los esclavos, los derechos civiles para todos los grupos étnicos, el derecho al matrimonio gay o a la libertad de adoptar la religión que se prefiera son corrimientos a la izquierda que la mayoría de naciones han adoptado.

Hoy se delibera sobre derechos sociales: a la educación, vivienda, medio ambiente sano, salud, diversidad de género, empleo, migración, entre otros.

El profesor de la universidad de Turín explicó claramente que el empuje hacia una igualdad cada vez mayor entre las personas es irresistible. Cada superación de alguna discriminación en función de la cual los hombres han estado divididos en superiores e inferiores, en dominadores y dominados, en ricos y pobres, en amos y esclavos, representa una etapa del proceso de civilización.

Nunca como ahora se han puesto en tela de juicio las tres fuentes principales de desigualdad: la clase, la raza y el sexo.

Considera que la gradual equiparación de las mujeres con los hombres es uno de los signos más certeros del imparable camino del género humano hacia la igualdad.

Los de izquierda dan prioridad a las políticas para reducir la desigualdad.

Los de derecha consideran que las desigualdades no se pueden o no se deben eliminar.

Los gobiernos de izquierda priorizan la construcción de infraestructura social básica para los pobres; vivienda, drenaje, electrificación, clínicas, medicinas, escuelas, agua; por encima de las entregas individuales de dinero para todos.

Un dato: en México, desde 2018, el único presupuesto que ha subido es el de las entregas individuales universales de dinero.

Esos programas no fomentan la equidad, no ayudan más a quien más lo necesita, no redistribuyen, no son progresivos.

Dos mil 400 para el pobre extremo, dos mil 400 para el rico opulento. La brecha entre ellos queda igual.

Los gobiernos de izquierda combaten la corrupción porque no solo es un principio ético, que la derecha puede tener también, sino porque, además, es un agravante de la desigualdad.

Los gobiernos de izquierda impulsan reformas fiscales que redistribuyen el ingreso, gravan más a quien debe hacerlo y que posibiliten un Estado capaz, eficiente y honesto.

Los gobiernos de izquierda procuran la democratización de la productividad con políticas que cierren la brecha entre las empresas más eficientes y las más rezagadas.

Los gobiernos de izquierda fomentan la ciencia, la tecnología, la cultura y las artes como forma de fortalecer el avance del pensamiento innovador y disruptivo.

Los gobiernos de izquierda abren espacios y lanzan proyectos de ley de avanzada en beneficio de la diversidad y los discriminados.

La distinción entre demócratas y autoritarios no compite con la de derecha e izquierda, se conecta.

De esta forma hay demócratas de derecha e izquierda, por su actitud de tolerancia y entendimiento con el que piensa diferente y por procurar gobiernos con contrapesos.

También hay autoritarios en ambas posiciones ideológicas. Los que consideran legítimo solo a su pensamiento y quieren concentrar el poder.

No existe una sola izquierda, hay muchas y distintas.

En México, sin duda, hay una izquierda autoritaria, pero, también, hay una izquierda democrática que, aunque pequeña y dispersa, contribuyó a forjar muchas de las instituciones electorales y organismos que son contrapeso del poder.

Artículo publicado el 01 de octubre de 2023 en la edición 1079 del semanario Ríodoce.

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