Luego de ser expulsado del bosque, Woody, El pájaro loco, se propone demostrar que sabe trabajar en equipo y puede evitar hacer destrozos que dañen su entorno. Para lograrlo, se interna en el campamento de verano Woo Hoo, en el que junto a Maggie ayuda a un grupo de niños a vencer sus inseguridades y miedos, al reconocer y aplicar sus habilidades ante sus contrincantes, para ganar en las competencias y coronarse como los mejores. Sin embargo, Buzz, un misterioso cocinero se empeña en dividir aun más a los bandos implicados, aunado a que tiene un plan secreto para apoderarse de un supuesto tesoro escondido en el predio.
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Tras varios shows televisivos transmitidos en diferentes épocas y cadenas desde 1957, comics (entre 1943 y 1993), videojuegos y series web (2018/2020/2022), en el 2017, con una manufactura que generó muchos comentarios negativos, se estrenó El pájaro loco, el primer live action de ese travieso, entrometido, pero simpático pájaro carpintero que surgió cuando Walter Lantz, su creador, estaba de luna de miel y un ave similar taladraba insistentemente el techo de su cuarto, una noche lluviosa. Furioso, Lantz salió a lanzarle una piedra para hacerlo ir, y como respuesta recibió un singular sonido, parecido a la característica risa del mítico personaje.
El 12 de abril, Netflix estrenó El Pájaro Loco se va de campamento (Woody Woodpecker Goes to Camp/EU/2024), una producción de Universal 1440 Entertainment en conjunto con Universal Animation Studios, el segundo filme en acción viva, híbrido, que mezcla dibujos animados con personas, con resultados similares (si no peores) a su antecesora: una historia poco atractiva, con una trama demasiado predecible, personajes y situaciones comunes y un Pájaro Loco muy alejado del relajiento, irreverente, imprudente, a la vez que juguetón, travieso y vivaracho al que el espectador está acostumbrado, sobre todo por los programas de televisión.
Una de las desventajas más significativas de la cinta dirigida por Jonathan A. Rosenbaum es que olvida el alcance generacional del inquieto animal y entrega un producto mayormente dirigido a niños, cuando debió haber sido más familiar, haciendo un balance entre chicos y grandes, porque con 80 años de edad y vigente, El Pájaro Loco bien puede funcionar (nostalgia incluida) en todas las edades.
Con un guion de Cory Edwards, Jim Martin y Stephen Mazur, basados en el personaje de Lantz y en una historia del propio Mazur, la película es la típica relacionada con los campamentos y lo que ahí sucede al haber dos equipos en competencia: uno “débil” (el Woo Hoo) y otro “fuerte”(el Hoo Rah); uno que quiere ganar con base en esfuerzo, legalidad, diversión y aprendizaje, y le apuesta a un discurso moralista (y aburrido), y otro por las burlas, críticas y trampas que hace hacía sus adversarios, con chistes muy malos y ataques absurdos.
El filme, que curiosamente está en los primeros lugares de los 10 más vistos en Netflix, acomoda las piezas para que no haya ni el mínimo esfuerzo en pensar e imaginar de quienes están frente a la pantalla, al punto de que, seguramente, el público dejará pasar una que otra inconsistencia, como que teniendo un pico que taladra lo que sea, el pájaro en cuestión, incluso con las manos (alas) sueltas, no lo hace cuando realmente se necesita. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 28 de abril de 2024 en la edición 1109 del semanario Ríodoce.
