En su desempeño como profesora de preescolar, Lisa (Maggie Gyllenhaal) es muy dedicada, responsable y creativa. Es atenta y servicial con sus estudiantes, al grado de involucrarse más de lo que lo haría cualquier otra persona en su lugar. Gracias a esos aspectos, se da cuenta de que Jimmy (Parker Sevak) tiene un extraordinario, inusual e innato talento para la poesía y, de una manera cuestionable, se cerciora en sus propias clases en un taller de literatura dirigido por el profesor Simon (Gael García Bernal) de que la capacidad de su alumno es realmente impresionante, y se lo comunica al padre del chico (Ajay Naidu), aunque este no muestra tanto interés en que el niño desarrolle su competencia, por lo que ella toma una drástica e irreversible decisión para apoyar Jimmy.
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La maestra de kínder (The Kindergarten Teacher/EU/2018), dirigida y escrita por Sara Colangelo, es uno de esos casos en los que una película es exitosa en su versión original y otros realizadores buscan replicar ese alcance creativo y quizás económico. En otras palabras, rehacen la cinta esperando, al menos, los mismos ingresos en taquilla, aunque pocas veces se haga una versión realmente distinta o superior artísticamente que la primera. Así haya muchos casos, como ejemplo, cabe mencionar a Perfectos desconocidos, que inicialmente surgió en Italia, en 2016, como Perfetti sconosciuti, y después se hicieron copias en países como Francia, España, Grecia, Corea del Sur, Hungría, Turquía y México.
Con respecto a La maestra de kínder, se hizo por primera vez en Israel, en 2014, escrita y dirigida por Nadav Lapid, quien logró excelentes resultados con una cinta emotiva, que se centra en diferentes facetas de la profesora en cuestión, ya que no solo aborda su vida laboral, sino la familiar y la que comparte con sus compañeros de un taller de literatura, en las que se pueden observar sus inquietudes, deseos, limitaciones y frustraciones. Con resultados menores, el filme de 2018, disponible en Prime Video, es muy parecido, solo con pequeñas diferencias que no alteran la esencia de la historia.
Particularmente, la película de Sara Colangelo pudiera parecer lenta en algunos momentos y que se distrae en las diferentes subtramas. Sin embargo, el elemento que hace estar siempre atento al espectador es esa sensación de que algo más va a suceder –aspecto que comparte con la de 2014. Aunque el interés principal de la educadora pareciera ser apoyar el talento de su alumno y registrar los versos que le llegan de repente como una epifanía, no puede evitarse pensar que la intención es otra, y una no muy buena.
Para ese fin, sin duda, el personaje de Gyllenhaal es fundamental, y mucho más allá de eso, su asombrosa interpretación. La también protagonista de la interesante La secretaria (2002), de Steven Shainberg, desarrolla un papel que le permite sacar diferentes emociones de manera natural y convincente, aunado a que, a través de Lisa, es el medio para mostrar una sociedad, por un lado, pasiva e indiferente ante capacidades fuera de lo común, con lo que corren el riesgo de perderse en el montón, y por otro, una envuelta en superficialidades, dejando de lado, incluso, las relaciones afectivas “básicas”. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 21 de abril de 2024 en la edición 1108 del semanario Ríodoce.
