Estados Unidos planeó y participó en la operación para atrapar a Ovidio Guzmán en Jesús María, Culiacán; luego exigió y logró su extradición, justo en nuestro Día de la Independencia

Ovidio Guzmán López, el Ratón, considerado uno los líderes del cártel conocido como Los Chapitos, fue extraditado el viernes de la semana pasada a Chicago, donde este lunes, en su primera audiencia se declaró inocente de narcotráfico y lavado de dinero.

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La extradición tomó por sorpresa a muchos, pues se dio durante una fecha atiborrada de festejos por el aniversario de Independencia de México, pero además en medio de una serie de señalamientos hechos por aspirantes a la candidatura del partido Republicano, que han sugerido que Estados Unidos debe enviar escuadrones de fuerzas especiales a México para acabar de una vez por todas con los cárteles de las drogas.

De acuerdo a información publicada por diferentes agencias y medios, la operación de extradición se habría dado en medio de un completo sigilo poco antes del medio día del viernes, cuando varios agentes de la Fiscalía General de la República (FGR) acompañados por media docena de agentes de la Interpol, entraron al penal del Altiplano, en el municipio de Almoloya de Juárez, en el Estado de México, para sacar al Ratón.

Una vez con el capo en su poder, los agentes lo condujeron hasta un helicóptero que habría aterrizado en el helipuerto del penal, para entonces trasladarlo hasta el hangar de la Fuerza Aérea Mexicana, en la Ciudad de México, desde donde volaron a Chicago.

De acuerdo a los procedimientos de extradición entre México y Estados Unidos, este sería un caso extraordinario, pues cuando se entrega a una persona que es acusada por crimen organizado, siempre van por él elementos de la fiscalía junto con agentes de la DEA y/o ICE, quienes reciben al prisionero y firman una serie de documentos para formalizar la entrega, pero en este caso se enviaron a agentes de la Interpol, lo cual rompe con los protocolos.

“Fue muy extraña la entrega, porque la Interpol no recibe prisioneros, sino que se trata de una agencia que sólo se coordina con agencias de otros países, y lo más natural es que hayan entregado a Ovidio a agentes de la DEA, pero por alguna razón, esta vez no ocurrió así”, dijo Mike Vigil, ex jefe de operaciones de la DEA en México, y quien durante años fue encargado de recibir prisioneros que eran extraditados a Estados Unidos.

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Luego de la entrega, y tras cuatro horas de vuelo, el avión que trasladaba a Guzmán López aterrizó en Chicago, y entonces fue entregado a elementos de los US Marshals, quienes lo condujeron a una cárcel preventiva, en espera de ser presentado ante un juez federal en una corte del distrito Norte de Illinois.

Una vez con Ovidio en su poder, el Departamento de Justicia de Estados Unidos (USDOJ) emitió un comunicado, reconociendo la labor de México en su esfuerzo por detener a uno de los narcotraficantes más buscados por ambos países.

“Esta acción es el paso más reciente en el esfuerzo del Departamento de Justicia para atacar todos los aspectos de las operaciones del Cártel de Sinaloa. La lucha contra los cárteles ha implicado un valor increíble por parte de las fuerzas del orden de Estados Unidos y de los miembros del servicio militar y de las fuerzas del orden mexicanas, a quienes agradezco por su trabajo y su sacrificio”, dijo el fiscal general de Estados Unidos, Merrick B. Garland.

La historia

Antes de octubre de 2019, Ovidio Guzmán López, de 33 años, no figuraba entre los objetivos más buscados por los gobiernos de México y Estados Unidos. La gente sabía quien era, y lo respetaban por ser hijo de uno de los capos más poderosos en aquel entonces, y en torno a quien se había creado una leyenda: Joaquín el Chapo Guzmán.

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Se dice que, tras la extradición del padre, en enero de 2017, Ovidio y el resto de sus hermanos tomaron el control de su facción, y a partir de ese momento empezaron a ganar mayor notoriedad, aún cuando todos y cada uno de ellos trataban de mantener un perfil bajo.

Las cosas cambiaron el 17 de octubre de 2019, cuando más de mil pistoleros de todas las facciones afiliadas al Cártel de Sinaloa rescataron al Ratón de un operativo iniciado por elementos de la Guardia Nacional, donde, como nunca, el cártel mostró su verdadero poder.

Como ocurriera con el Chapo Guzmán cuando se escapó del penal de Puente Grande, en 2001, Ovidio Guzmán también se convirtió en una leyenda al momento de ser rescatado. Se imprimieron cachuchas con la imagen de un ratón, se vendieron camisetas con la silaba CHA junto a la imagen de una pizza, en referencia a la gente que trabajaba para ellos, y de pronto todo puntero y pistolero que trabajaba para ellos presumieron ser gente de Ovidio.

Durante los tres años posteriores, su grupo se armó hasta los dientes en su afán por defenderse del gobierno cuando quisieran arrestarlos. Esa idea desapareció el pasado 5 de enero, cuando un grupo aeronáutico de Sedena, lo ubicó con ayuda del gobierno de Estados Unidos, y en medio de un operativo que tenía seis meses de preparación, que incluía ataques por aire y tierra en la sindicatura de Jesús María, municipio de Culiacán, Ovidio Guzmán finalmente fue arrestado.

No bastaron entonces los cientos de hombres fuertemente armados que estaban y acudieron para protegerlo. Tampoco fueron suficientes las docenas de camionetas blindadas, ni los punteros que informaban por dónde se movían el ejército y elementos de la Armada de México; Ovidio Guzmán, el Ratón, había sido arrestado y ese mismo día trasladado a la Ciudad de México, y recluido en la cárcel del Altiplano.

Estados Unidos felicitó a México por esa labor. Y el mundo entero supo que, si el gobierno utilizaba toda su fuerza, se podía llegar a todo capo, por más poderoso que fuera.

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Cuatro meses después, el USDOJ reveló una serie de acusaciones en contra de Ovidio, e incluía al resto de sus hermanos: Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, y Joaquín Guzmán López.

Y de pronto, todos ellos enfrentaban acusaciones por tráfico y distribución en fentanilo en cortes federales del Distrito Norte de Illinois, el Distrito de Columbia, y el distrito del sur de Nueva York (SDNY).

Era una prueba irrefutable que Estados Unidos y la DEA irían con todo en contra de los hermanos. Y fue hasta ese momento que Los Chapitos, a través del abogado Refugio Rodríguez, alzaron la voz para decir que ellos no eran quienes estaban detrás de la producción y tráfico de fentanilo en Sinaloa.

Las incongruencias de la DEA

De acuerdo a acusaciones en contra de los hijos del Chapo Guzmán, todas ellas basadas en investigaciones y documentos de la DEA, los Chapitos son los principales productores y traficantes de fentanilo en Sinaloa.

La información reproducida por los fiscales estadounidenses y presentada ante jueces federales para que aprueben órdenes de aprehensión en contra de todos ellos, está fundamentada en testimonios de informantes, colaboradores y testigos protegidos a quienes Estados Unidos tiene acceso, y en muchos casos paga para que les informen quienes son los dueños de laboratorios, cómo trabajan, y qué métodos utilizan para traficar la droga.

A partir de esos señalamientos, este semanario logró localizar a cocineros de laboratorios de fentanilo que se dijeron “son gente independiente a las facciones de Ismael el Mayo Zambada y de Los Chapitos”; ellos laboran por su cuenta, no rinden cuenta a ninguno de esos capos, sino que operan con el permiso de “los jefes”, en su afán por ganar un peso.

Según testimonios de todos ellos, la mayoría de estos productores y traficantes de fentanilo, son sicarios y antiguos sembradores de amapola, ex cocineros de metanfetaminas que aprendieron la receta para cocinar fentanilo, y que encontraron en su manufactura y en la elaboración de pastillas M30, una mina, por la alta demanda que había en Estados Unidos.

“De la noche a la mañana, todo mundo estaba cocinando fentanilo y haciendo pastillas M30, pero qué pasó entonces, que hubo una sobre producción, y una pastilla que se vendía en un dólar, uno terminó rematándola hasta a 30 centavos de dólar. ¿Usted cree que si los Chapitos hubieran estado detrás de todo eso, hubieran permitido que todos hicieran fentanilo o pastillas?”, dijo el cocinero.

La información fue la misma de otros cocineros de fentanilo entrevistados. Sin embargo, era la palabra de ellos contra la palabra de la DEA, y la palabra bajo juramento de los testigos protegidos, muchos de ellos antiguos conocidos o aliados de los Chapitos, incluyendo Dámaso López Núñez, el Licenciado, que estarían dispuestos a carearse con cualquier de los hijos del Chapo en una corte federal para refutarles que, contrario a lo que dicen otros cocineros y lo que argumentan los hermanos en la carta enviada a Azucena Uresti, ellos sí han estado involucrados en la producción y tráfico de fentanilo.

Según la acusación de la corte de distrito sur de Nueva York, Los Chapitos han estado involucrados en el tráfico y producción de fentanilo desde 2008, y habrían iniciado en una “casa de Culiacán” cuando hicieron el primer experimento para cocinar fentanilo, y los cuatro hermanos habrían supervisado el proceso. Después siguieron más experimentos en varios laboratorios clandestinos en Sinaloa y Durango, que anteriormente eran usados para producir metanfetaminas, según afirman los fiscales en la acusación.

No obstante, está documentado que el consumo de fentanilo inició en 2014, según las mismas investigaciones de la DEA, y se habría disparado hasta 2017, cuando todo mundo empezó a escuchar sobre esa droga.

Punto de quiebre

En los últimos meses, después de la detención de Ovidio Guzmán y el incremento de la presión por parte del gobierno norteamericano, se han observado varias cosas relacionadas con el fentanilo: una, la suspensión de su producción en Sinaloa, principalmente en Culiacán, debido a una orden-advertencia de Los Chapitos; dos, el asesinato de hombres cuyos cuerpos aparecen al lado de bolsas y cajas que contienen pastillas de fentanilo; tres, el cateo de casas y desmantelamiento de narcolaboratorios como nunca había ocurrido en Sinaloa, desde el sexenio de Felipe Calderón, y cuatro, el aseguramiento de grandes cargamentos de fentanilo por parte de las fuerzas federales, tanto en Sinaloa como en ruta hacia los Estados Unidos.

Ovidio se declara inocente de narcotráfico y lavado de dinero

Este lunes, Ovidio Guzmán compareció en una corte Federal en Chicago, donde se declaró inocente de narcotráfico y lavado de dinero.

Ante la juez Sharon Johnson Coleman, en la Sala 1241, de la Corte Federal del Distrito Norte de Illinois, el Ratón estuvo representado por Jeffrey Lichtman, abogado que defendió a su papá en el llamado “Juicio del Siglo”.

En Chicago, el hijo del Chapo enfrenta cinco cargos: conspiración para distribuir en Estados Unidos cocaína, metanfetamina, heroína y marihuana; empresa criminal continua; importar, fabricar y distribuir cocaína, metanfetaminas, heroína y marihuana; conspiración de lavado de dinero ilegal y posesión de arma de fuego, los que se suman a otros seis que enfrenta en Nueva York.

Artículo publicado el 17 de septiembre de 2023 en la edición 1077 del semanario Ríodoce.