Qué come usted: Galletas Oreo

Gula-galletas oreo

En 1929, el astrónomo norteamericano, Edwin Hubble, publicó una teoría con una afirmación sólida: el universo se expande. Dicho esto, otra teoría, la del Big Bang, tomó fuerza y en la actualidad sigue siendo parte de nuestra cultura general, afirmando que el universo que conocemos se formó tras un estallido en un punto en el espacio-tiempo definido, hace unos 13 mil 800 millones de años.

Ambas teorías fueron resultado de más de un siglo de investigación y una sed incansable por encontrar los porqués de nuestra existencia. Mentes inquietas condicionadas por las herramientas y el conocimiento de su época.

Es posible adecuar este par de teorías al plano alimentario. El Big Bang podría ser ese punto de inflexión en el que todo el mundo empezó a subir de peso, y enfermedades cardiacas y diabetes se popularizaron. Pero ¿cuándo pudo ser?

Hay quienes afirman que este punto se dio a finales de la década de los 70. En ese momento ya habían madurado algunas teorías sobre el origen de la creciente tasa de mortalidad por enfermedad cardiaca. Estas teorías fueron un chivo expiatorio de un grupo de científicos que más que buscar los qué y porqué, fabricaron un culpable: las grasas saturadas. Esto le habría abierto la puerta a una nueva corriente alimentaria: la dieta light.

A la par del nuevo impulso light vino la expansión del universo chatarra. El mercado se llenó de basura alta en azúcar, en harinas, en jarabes. Hoy, ese universo, al igual que el cosmos, se sigue expandiendo a un ritmo cada vez más acelerado. La oferta actual, además de variada, es también más grande. Presentaciones que alguna vez fueron de cuatro o seis galletas hoy son de 10. Lo mismo con las frituras y los refrescos, con el tiempo, todos se han ido ampliando.

Estos eventos habrían sido la base de lo que hoy vivimos a nivel global: la salud menguada por los estragos de lo recomendado décadas atrás y la omnipresente oferta de comida chatarra.

 

Empaque

El empaque de galletas Oreo es azul metálico, una variante del clásico en mate que se ha venido usando. El nombre de la marca ocupa la mitad izquierda de la cara frontal. Bajo este, el contenido total en gramos y la descripción del producto. En la mitad derecha se encuentra una figura de la galleta, en cuya base se observa la leyenda “la galleta favorita de la leche”. Por último, muestran el contenido en galletas y por debajo el aporte nutrimental con seis apartados: grasa saturada, otras grasas, azúcares totales, sodio, energía y energía por envase.

He aquí un truco común de la industria al presentar los aportes. Los cinco primeros muestran porcentajes en función de 30 gramos de consumo, algo así como si alguien consumiera poco más de dos galletas y media de las 10 que contiene el empaque y dejara el resto para otro día o para alguien más. Racionar el empaque hace que el aporte mostrado sea visualmente menos dañino y a su vez más complicado de leer. Este producto al final aporta 540 calorías, una cuarta parte de lo recomendado para un adulto sano.

 

Ingredientes

La receta está compuesta por doce ingredientes. Los más altos en contenido son azúcar, harina de trigo, grasa vegetal, aceite vegetal, cocoa y jarabe de maíz de alta fructosa. El resto son leudantes químicos, estabilizantes, saborizante artificial de vainilla y sal.

Cinco de los seis mencionados son altamente condenables en el contexto de salud en el que vivimos. Azúcar, el ingrediente más abundante en esta galleta, es también el líder en cuanto a ingredientes que atentan contra nuestra salud se refiere. Su consumo promueve el aumento de peso y, por consiguiente, la obesidad, diabetes tipo dos, enfermedad cardiaca, enfermedad cerebrovascular e hígado graso, entre otras enfermedades.

Un problema que también se relaciona al azúcar es el desequilibrio en el balance de la homeostasis. Este balance regula los niveles de acidez y alcalinidad del organismo. El azúcar es uno de los alimentos cuya descomposición promueve la acidez, que es un medio benéfico para el desarrollo de enfermedades degenerativas e infecciosas. Otro alimento con características de descomposición ácidas es la harina de trigo, el segundo ingrediente más abundante de este producto.

 

El universo Oreo

Cuando Hubble expuso su teoría de la expansión del universo, Oreo tenía 17 años en el mercado. La parte de la avenida en la que se creó en el barrio de Chelsea, Manhattan, se conoce popularmente como el “Camino Oreo”.

Su universo, expandido durante 108 años desde su creación, ha permeado el mercado de la chatarra. Un gran número de subversiones del mismo producto y de colaboraciones con otras marcas como Nestlé, McDonald’s o Dairy Queen, que fabrican helado sabor Oreo, son prueba de que la industrialización y la chatarra parecen no tener fin. No por el momento.

Artículo publicado el 14 de junio de 2020 en la edición 907 del semanario Ríodoce.

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