Sobre los dos hombres desaparecidos la mañana del sábado 13 de abril y liberados el martes siguiente, uno de ellos secretario de organización y candidato a regidor del Partido Sinaloense, hay más dudas que certezas; de nuevo la desinformación es la que campea, pues ni de parte del gobierno hay una explicación de qué pasó, ni de la parte afectada. Se sabe que los liberaron sin un rasguño, pero no se dice dónde, cómo, bajo qué condiciones, si fueron portadores de algún mensaje para alguien… nada.
La airada reacción de Héctor Melesio Cuen Ojeda ante el hecho, que llegó a acusar al gobierno estatal de estar detrás del presunto levantón, provocó la respuesta del gobernador, Rubén Rocha Moya, diciendo que, si Cuen afirmaba eso, él le pediría a la fiscalía estatal incorporar a su investigación la línea de que pudo tratarse de un autosecuestro… lo cual motivó otra respuesta airada. Declaraciones, marchas, conferencias, plantones, gritos, arengas, todo en los tres días que los dos hombres estuvieron “ausentes de sus hogares”. A partir del martes, silencio. De los “levantados” y del propio Cuen. De los afectados directos se entiende ¿pero de Cuen?
¿Tuvo el hecho qué ver con el proceso electoral? Solo es posible, no seguro. ¿Con el conflicto del gobierno estatal con los funcionarios de la UAS? También es posible sin que haya ninguna certeza.
Hay una versión que circula desde el primer día, y es que los habrían levantado para enviar un mensaje a estos últimos para que le bajaran decibeles a las protestas, desenfocaran al gobernador de las mismas y se sentaran a negociar en la secretaría de Gobernación una salida al conflicto. Es una versión coja pues, de ser cierta, implicaría al propio gobernador como autor intelectual, algo que es difícil de digerir. También porque los interesados en una negociación han sido siempre los funcionarios acusados y la renuencia a sentarse proviene precisamente del gobernador, pues dice que las pesquisas de la Fiscalía deben continuar su curso, que eso no es negociable.
Hay versiones de que los habrían levantado por asuntos propios, que nada tiene que ver con la política, pero explorar esta posibilidad significaría revictimizarlos y no hay que atreverse a tanto después de lo ocurrido. Por ello la urgencia de que el tema se aclare y se aclare por la autoridad, por el gobierno, sobre todo por los antecedentes que tenemos, justamente en contextos electorales —los levantones de funcionarios y operadores del PRI en 2021 y los de Sinaloa y Guasave de Morena, en ese mismo proceso electoral—.
Si en el trasfondo estuviera el tema electoral, hechos como este, vengan de donde vengan, en nada abonan a un proceso democrático donde los candidatos deben hacer campaña en libertad y los ciudadanos reflexionan y salen a votar ejerciendo su derecho, libre y sin presiones.
Las elecciones son una fiesta democrática, así están concebidas en principio, pero desde hace años, no solo en Sinaloa sino en el país, se han convertido en contexto de agresiones, amenazas y funerales, debido a los enraizados intereses de los grupos delictivos en la administración pública y a la impunidad con que se cometen las agresiones y los crímenes.
Es la incidencia de los grupos criminales en la esfera pública comprada con apoyos en las campañas, con dinero, presiones y amenazas hasta de muerte, pero también la abyección con que personeros de la política, de todos los partidos, buscan apoyos en los líderes de los cárteles de la droga para lograr sus propósitos.
Esta simbiosis entre narcos y políticos parece estarse normalizando, al grado de que operadores, “estrategas” y promotores de candidatos —más de alguno de corte “mocho” conservador, puritano y persignado—, respiran satisfechos cuando saben que tal o cual líder del narco va a apoyar a su candidato. Ningún prurito de vergüenza ni moral. Todo se vale.
Bola y cadena
LA VERDAD SALDRÁ A FLOTE, DE ESO no hay duda; hasta por la forma en que caminarán de hoy en adelante las campañas del Partido Sinaloense y las protestas rosalinas contra el gobierno estatal, podrán sacarse algunas conclusiones. Lo deseable es que esto sea solo un episodio pasajero y aislado, que las campañas transcurran en la normalidad democrática que todos deseamos; es mucho pedir, pero es lo menos que debiéramos desear: por el bien de Sinaloa y de los sinaloenses.
Sentido contrario
SOBRE LAS POSIBILIDAD DE QUE SE inicien negociaciones en la secretaría de Gobernación para distender el conflicto entre el gobierno estatal-congreso del estado y los directivos de la UAS, no hay que descartarlas. Está el tema de las carpetas ya avanzadas y en proceso, pero siempre hay resquicios por donde pueden salvarse conflictos de mayor envergadura. Algo tendrían que ceder las partes. Una reforma educativa consensuada, por ejemplo, transparencia en el manejo de los recursos, procesos internos menos controlados por cacicazgos, la separación del PAS-UAS, algo que parece imposible… Lo cierto es que a nadie conviene ya un pleito en el que pasan las semanas y los meses y entre más te asomas al túnel, más oscuro ves.
Humo negro
SON MUY EXIGENTES LOS HOTELEROS de Mazatlán, se quejan de todo, lloriquean, pero cuando se trata de que deben pagar el agua, el predial, la luz —aquí hasta se cuelgan de narcocaimancitos—, mejor se amparan. Solo por lo que corresponde a la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat), deben 649 millones de pesos al municipio, entre 315 empresarios, algunos de ellos acusados de narcotráfico en otros países. Nota de nuestra reportera Nelda Ortega que no hay que dejar de “ler”.
Artículo publicado el 21 de abril de 2024 en la edición 1108 del semanario Ríodoce.
