Ataque al colectivo ‘Las Rastreadoras’; secuestran, golpean y liberan a integrante

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LEOBARDO PADILLA. Vivir para contarla.

Por primera vez, policías se movilizan en una desaparición forzada de integrante de Las Rastreadoras de El Fuerte

Leobardo Padilla, miembro del colectivo de búsqueda de personas desaparecidas “Las Rastreadoras de El Fuerte” vivió para contarla.

Y es que un grupo de asesinos a sueldo lo privaron de la libertad allanando la vivienda, en presencia de la familia, en el fraccionamiento Nuevo Horizonte, el martes 11 de septiembre en Los Mochis.

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Una vez en el interior de la casa, lo golpearon y por la fuerza lo subieron a un auto Nissan, línea Áltima, color gris y de modelo reciente que ya los esperaba, a la vista de transeúntes y de automovilistas.

Los criminales robaron una camioneta Nissan, modelo 1998, color blanco, en la que Leobardo trabajaba como abarrotero.

Tras la privación ilegal de la libertad, la familia llamó a su colectivo y de éste partieron los telefonazos hacia los grupos policiales asignados a la protección de víctimas del delito. En minutos, la zona poniente de la ciudad se llenó de policías preventivos, de tránsitos, ministeriales y de agentes federales que implementaron la búsqueda y rescate de la víctima, y la captura de los secuestradores.

Horas después y en plena labor de localización, Leobardo fue abandonado por sus captores. Estaba golpeado, pero vivo. Los asesinos a sueldo lograron escapar al cerco policial.

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El asunto de Leobardo fue un garbanzo de libra. El único caso documentado en un semestre de privaciones de la libertad imparables, en donde las corporaciones policiales locales resultan un chiste mal contado.

Mirna Nereyda Medina  Quiñónez, lideresa de “Las Rastreadoras de El Fuerte”, afirmó que el protocolo funcionó, por primera vez en cuatro años de su aplicación. Ello demuestra que cuando la policía quiere, y no hay complicidad ni omisión, se mueven y dan los resultados que las familias de las víctimas esperan. “La familia avisó rápido, la comunicación con los grupos de protección a víctimas se movilizaron, y el civil fue localizado en chinga”, dijo.

El ataque, más que doblarlas o amedrentarlas, fortaleció la unidad del colectivo.

Claudia Rosas Pacheco, fundadora del grupo “Rastreadoras por la Paz”, aseguró que las amenazas y hostigamiento a las familias que buscan a sus desaparecidos es constante pero desechadas porque las mueve el dolor y la incertidumbre del paradero de la persona amada.

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En la víspera, el párroco Luis Leyva López, de la iglesia de San José, oró porque Dios haga el milagro y siembre amor en los autores de las desapariciones.

A los feligreses pidió una cadena de oración para ablandar los corazones de las personas que hacen mal a otras y dejen de obrar desapariciones en perjuicio de las personas. “Sana Dios los corazones lastimados, sana esas almas perdidas para que dejen de hacer esas acciones”.

Pidió porque “Las Rastreadoras” fortalezcan en la fe la esperanza de encontrar al que se llevaron. “Padre Bueno si tú los has llamado a tu reino, dales la señal de dónde se encuentran sus seres desaparecidos. Dáles señor alivio, consuelo y paz a todas las personas que sufren una desaparición”.

En la vigilia, y de acuerdo con información de la familia, Rigoberto Gastélum padre localizó en Hermosillo Sonora a su hijo Rigoberto Gastélum Fierro, estudiante de derecho, dos semanas después de que éste desapareciera del centro de la ciudad.

Cindy Jazmín, una madre soltera, fue abandonada en Topolobampo, golpeada y drogada por un hombre que la retuvo durante una semana. Ella había desaparecido en el mercado Zona 30, en donde testigos vieron que un sujeto la sacó de los servicios sanitarios a la fuerza, pero nada hicieron para impedir el ataque.

La policía preventiva de Ahome tuvo la oportunidad de capturar al retenedor de la joven señora, pero ignoró el llamado de auxilio de la familia.

La estudiante de derecho en la Universidad Autónoma de Sinaloa, Yesenia Lizeth fue abandonada en Culiacán tras ser raptada por desconocidos camino a la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa. La familia recurrió a las redes sociales para denunciar la desaparición.

Y finalmente, Ángel, un ranchero residente de Cohuiabampo, en Ahome, apareció hospitalizado luego que durante 25 días estuvo siendo torturado por desconocidos.

No obstante los reencuentros, las desapariciones forzadas continúan imparables. Hasta ahora, no se conoce un caso en donde alguna persona haya sido vinculada a proceso durante el 2018.

De acuerdo a la Asociación Civil Desaparecidos de El Fuerte, en lo que va del año han sido desaparecidas 715 personas en el Estado.

Artículo publicado el 16 de septiembre de 2018 en la edición 816 del semanario Ríodoce.

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