Cine: ‘Bella de día’

Cine: ‘Bella de día’

Una película de Luis Buñuel siempre es un deleite y la posibilidad de enfrentarse a una historia que sacude, mueve esquemas, obliga a reflexionar, a ver como posible lo que antes se creía inaudito y a empatizar con personajes que en otro momento se hubieran cuestionado, satanizado y juzgado.

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Las tramas de Buñuel solo funcionan en su universo surrealista y no serían verosímiles con nadie más. Solo a él se le permite. Con ningún otro realizador sería creíble la insistente imposibilidad para estar con quien despierta pasiones, como en Ese oscuro objeto del deseo (1977); las, en apariencia, incoherentes secuencias de Un perro andaluz (1929); la religiosidad y el fanatismo en Nazarín (1959); la pobreza extrema y la violencia de Los olvidados (1950); la dificultad para abandonar una fiesta en medio de actos involuntarios y extraños en El ángel exterminador (1962); o la seducción a la sobrina que está a punto de tomar sus votos, en Viridiana (1961).

Bella de día (Belle de jour/Francia/1967) no es la excepción. Solo al director español mexicano, que posee una filmografía única, inigualable y valiosa, desarrollada en España, México y Francia, se le puede conceder exponer a la burguesía a su antojo, en medio de temas que, incluso hoy, resultarían impactantes, escabrosos y controversiales, como el erotismo, el morbo, las perversiones, las fantasías sexuales, el sadomasoquismo, la infidelidad, los problemas (sexuales) de pareja y la prostitución.

En la cinta, escrita por Buñuel junto a Jean-Claude Carrière, basados en la novela homónima de Joseph Kessel, a pesar de su buena posición económica y de estar casada con Pierre (Jean Sorel), un notorio cirujano, Sévérine (Catherine Deneuve) no puede ignorar una desagradable experiencia en su niñez, la cual la lleva, durante el día, a involucrarse en la prostitución, en la casa de citas de Madame Anaïs (Geneviève Page), y a vivir una doble vida, hasta que la relación con Marcel (Pierre Clémenti), uno de sus clientes que se enamora de ella, pone en riesgo su aparente estabilidad.

Disponible en MUBI y YouTube, la película destaca por sus excelentes decorados, por lo general muy iluminados y con un impresionante manejo del color; por una narración que se vale de flashbacks y sueños para explicar las (posibles) razones del proceder de Sévérine; y por su ambivalente final, que no permite concluir si todo lo sucedido es realidad o fantasía. Podría ser que su ritmo no es el más fluido, lo cual sería el único reclamo, pero eso no impide que sea hipnotizante y muy entretenida.

Aunado al extraordinario aporte del director, la cinta sobresale, también, por la presencia de Deneuve, con impecable y elegante vestuario, maquillaje y peinados, quien es muy verosímil y natural como esa mujer a la que no le importan su estado civil, nivel social ni el qué dirán de sus conocidos cuando se atreve a dar rienda suelta a sus deseos, de una manera fría y perversa, y a la que tampoco le incomoda ni le causa remordimiento alguno el hacer una actividad que para alguien más significaría ganar dinero, pero en su caso es mero deseo. Sino el que más, se trata de uno de sus trabajos más significativos. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 01 de octubre de 2023 en la edición 1079 del semanario Ríodoce.

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