El imparable tráfico de armas a México

armas vendedor

Estados Unidos se comprometió con el gobierno mexicano para reducir el tráfico de armas a cambio de que México tuviera más control en sus aduanas para reducir el tráfico de fentanilo. Pero no ha cumplido.

El tráfico de armas de Estados Unidos a México es imparable, de acuerdo a una investigación de campo realizada por Ríodoce, en donde pudo observarse cómo grupos asociados a pandillas estadunidenses ocultan armas en vehículos con placas de aquel país para luego moverlas al lado mexicano.

Las operaciones pasan por encima del anuncio hecho por el Departamento de Justicia (USDOJ), que tiene meses prometiendo detener el tráfico de armas a territorio mexicano.

Son decenas de pandillas con influencia en los estados que colindan prácticamente con todas las entidades fronterizas de México, principalmente Baja California, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas.

Hablamos con pandilleros de la “Mexican Mafia”, con influencia en todo California y parte de Arizona. Los traficantes de armas solicitaron que no se revelaran sus nombres.

“Usted debe entender que, a como está el gobierno, es peligroso para todos”, observó un pandillero, entrevistado en una ciudad fronteriza, dentro de los Estados Unidos.

No obstante, aclaró, las armas siguen llegando a los cárteles de las drogas en México, miles cada mes, aunque aclara que hoy en día tratan de tener más cuidado, y por eso han empezado a mover armas en compartimientos secretos bajo los asientos, entre la carrocería de las puertas de cada vehículo, incluso dentro de los tanques de la gasolina.

“Antes las poníamos en la cajuela, debajo de los neumáticos de repuesto, pero luego de los anuncios hechos por el Departamento de Justicia, tratamos de ser más cuidadosos, aunque la verdad es que ni el ATF, ni Aduanas, ni nadie ha hecho nada. Todo sigue igual que antes”, abundó el pandillero, un hombre de aproximadamente 35 años y marcado con todo tipo de tatuajes en brazos, cuello, rostro y cráneo.

Apenas el pasado abril, Estados Unidos se comprometió con el gobierno mexicano para reducir el tráfico de armas del vecino país del norte hacia territorio mexicano, a cambio de que México tuviera más control en sus aduanas para reducir el tráfico de fentanilo.

Tres meses después, sin embargo, tanto las armas como el fentanilo siguen llegando a sus destinos finales, aunque mientras México ha empezado a desmantelar laboratorios de esa droga en la zona de Culiacán —al parecer en un acuerdo con el propio Cártel de Sinaloa—, Estados Unidos sigue sin una acción contundente para detener el tráfico de armas a México, según pudo observarse al cruzar aduanas por Nogales, Mexicali y Tijuana, pues cruzar de Estados Unidos a México por auto, sigue siendo tan fácil como siempre.

Inclusive, la aduana mexicana se muestra normal cuando un auto entra, pues sólo detienen a los conductores que les toca luz roja en el semáforo de cruce, y quienes enfrentan la luz roja, sólo son inspeccionados de manera visual, cuidando que no traigan mercancía de más sin pagar impuestos, mientras que Estados Unidos tiene rayos gama para detectar armas o droga.

Una vez que las armas llegan a territorio mexicano, son extraídas de los vehículos donde se transportaban, y no tienen tiempo ni siquiera de ser almacenadas, pues los compradores llegan y ahí mismo pagan por ellas y entonces se las llevan, según pudo observar Ríodoce.

“Yo ni sabía lo que traía, porque a mí me pagan 5 mil dólares por traer este carro, que puede traer dinero o armas; en este caso traía cuatro armas largas y cinco pistolas, pero hay veces que meten más”, dijo el chofer de un auto tipo sedan, de la marca Nissan, donde venían las armas.

Sinaloa: destino final

Según datos de la Dirección General de Análisis Legislativo del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, se estima que de forma anual ingresan ilegalmente al país entre 213 mil y 230 mil armas de fuego; y que en la última década se calcula que llegaron a México alrededor de 2.5 millones de armas.

Contrario a la creencia de muchos, los cárteles de la droga no controlan el tráfico de armas de México a Estados Unidos, sino que ellos solamente las compran, se aseguran que lleguen a alguna ciudad fronteriza de lado mexicano, y ahí las obtienen.

“Se venden a quienes las compran, no importa si es Cártel de Sinaloa, o de Jalisco, o de Tijuana; si tienen con qué pagar, el patrón las vende”, dijo el traficante de armas, un joven chicano de 26 años.

Según se explicó, el tráfico de armas no se logra a través de una sola persona, sino que es una cadena en donde participan desde ciudadanos estadunidenses, pandillas, y mulas que constantemente se mueven entre los dos países, y lo único que los mueve es el afán por ganar más dinero, pues un AK47, que en una tienda de armas en Amarillo, Arizona, tiene un costo de mil 200 dólares, —20 mil pesos al tipo de cambio actual—, en México lo venden en 80 mil pesos, es decir, genera una ganancia del 400 por ciento que se reparten entre todos.

Agregó el joven traficante de armas: cuando hay un pedido grande, el patrón o quien se dedica a la compra venta de armas, contacta a pandillas de Los Ángeles, El Paso, Phoenix, Tucson, San Diego, y a otros individuos que se encargan de comprar y conseguir las armas.

Estos grupos, a su vez, contactan a los compradores de armas, la mayoría de ellos ciudadanos estadunidenses, comunes y corrientes, que no cuentan con antecedentes criminales, quienes poco a poco van adquiriendo lo que se solicitó, que pueden ser AR-15, AK-47, Mini Guns, Barret calibre .50, Five Seven (mata policías), así como municiones de todo tipo.

Una vez con el pedido en su poder, las armas son llevadas a la frontera, y de ahí se mueven a su destino final, en este caso particular, Sinaloa, según explicaron las personas entrevistadas.

En Sinaloa, las armas son entregadas, para posteriormente hacerse la modificación de convertirlas de semi automáticas a automáticas, es decir, que los rifles puedan tirar en ráfaga.

Un armero que trabaja para el Cártel de Sinaloa, dijo a este semanario que las armas que llegan de la frontera norte a Sinaloa, son generalmente transportadas en tráileres que mueven el armamento oculto entre otras mercancías, aunque hay situaciones en que también las mueven en avionetas que anteriormente habían trasportado droga.

“Ha bajado últimamente las armas que llegan, por la prohibición que existe, pero siguen llegando”, dijo el armero, quien confirmó que surte a todas las facciones del Cártel de Sinaloa.

Según el académico Samuel Storr, de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, Culiacán es uno de los tres municipios donde más armas de fuego hay, junto con Tijuana y Acapulco.

El tráfico de armas ha llegado a un punto en donde el gobierno de México presentó una demanda en contra de los principales fabricantes de armas en Estados Unidos, a la cual se habrían unido los gobernadores de California, Texas, Nueva York, Illinois y Pensilvania.

“Nuestras oficinas han visto de primera mano el efecto catastrófico que la ocupación de estos fabricantes de armas ha tenido en nuestras comunidades, con una escalada de la violencia y guerras por el territorio peleadas con estas armas”, se lee en el documento el Amicus curiae, firmado por los gobernadores de los estados que apoyaron a México en su demanda.

*Con información del periódico Milenio

Artículo publicado el 23 de julio de 2023 en la edición 1069 del semanario Ríodoce.

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