Los 4 factores sociales que promueven la obesidad infantil

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En 2020, al menos 158 millones de niños y adolescentes sufrían obesidad en el mundo. Se prevé que para 2030 la incidencia aumente a 254 millones, según el Atlas de la Obesidad Infantil, esto la convierte en una de las enfermedades crónicas pediátricas más comunes y de mayor proyección en el futuro.

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Identificada durante mucho tiempo como una consecuencia de las malas elecciones de alimentación, la obesidad tiene también causas genéticas, fisiológicas, socioeconómicas y ambientales complejas, que diluyen una causa simple, como se tenía pensado durante años, en una serie de causas complejas que dificultan su tratamiento.

A medida que el entorno se ha vuelto cada vez más obesogénico, el acceso al tratamiento basado en la evidencia se ha vuelto aún más crucial.

El 4 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Obesidad. Esta fecha, que no ha de celebrarse, sirve para informar, buscar soluciones y tratar de contrarrestar el mal, creando conciencia y orientando a la sociedad.

En este contexto, uno de los enfoques que contribuyen de manera importante al desarrollo de obesidad es el social.

La salud y lo social

La Guía de Práctica Clínica para la Evaluación y Tratamiento de Niños y Adolescentes con Obesidad publicada por la Academia Americana de Pediatría, entiende el concepto de ‘Determinantes Sociales de la Salud’como uno de los principales en el análisis de causas de la obesidad infantil.

El entorno de políticas y factores sistémicos (acuerdos políticos en la comunidad, zona geográfica); institucional u organizacional (escuela, lugar de trabajo), barrio y comunidad; y factores familiares, socioeconómicos, ambientales, ecológicos, genéticos y biológicos, con frecuencia se superponen y trabajan al mismo tiempo durante muchos años antes de ser identificados como causas.

Factores políticos

Al entorno político se le atribuyen “las actitudes y creencias sociales, las políticas gubernamentales, las prácticas de la industria alimentaria y los sistemas educativos y de atención médica, puede influir en el riesgo de obesidad”, cita la publicación.

Es difícil realizar prácticas saludables en un ambiente adverso, que promueva la ingesta de comida chatarra y que promueva el consumo de alimentos poco saludables y el comportamiento sedentario.

Por otra parte,la comercialización de alimentos y bebidas poco saludables dirigidas a niños afecta negativamente en las elecciones de consumo, incluso, si la exposición a la comercialización de este tipo de productos es corta.

La guía incluye estudios que demuestran que el nivel socioeconómico bajo afecta en la salud de los niños y adolescentes.

Un análisis longitudinal de niños no hispanos en los Estados Unidos encontró que el estatus socioeconómico bajo antes de los dos años de edad se asoció con un mayor riesgo de obesidad en la adolescencia tanto en niños como en niñas. Este análisis también indicó que el efecto de la pobreza temprana en la salud perdura más tarde en la vida.

Entorno escolar y comunidad

Los niños pasan la mitad de su tiempo útil en la escuela. Es por lo que la escuela es un espacio de suma importancia tanto en la elección de alimentos como en la activación física, factores que influyen directamente en el peso y la salud de los infantes.

Un entorno escolar en el que no falte la presencia de máquinas expendedoras (generalmente de comida chatarra o bebidas azucaradas) o comida rápida de poco valor nutricional impactará directamentesu salud.

Esto también se puede replicar en el vecindario. Si en la zona donde se habita hay fácil acceso a comida rápida y alimentos nocivos, la tendencia a padecer obesidad es mayor, sobre todo en los barrios de menor nivel socioeconómico.

Entorno familiar

Los hábitos de alimentación de cada familia influyen de manera importante en el peso corporal de cada niño. Estudios confirman que las prácticas alimentarias, las cantidades y el tipo de alimentos de los padres son influencias importantes en el comportamiento alimentario de los hijos.

Otro factor que influye en el peso corporal de los niños es la organización familiar. Un hogar con rutinas establecidas y límites claros se asoció con índices menores de obesidad.

El individuo

La publicación señala que entre un 40 y un 70 por ciento de la obesidad se debe a causas hereditarias. En estos estudios se asocia un genoma con la predisposición al desarrollo de obesidad.

En cuanto a la obesidad de los padres, este es fuerte predictor de la obesidad infantil. Si por lo menos uno de los padres es obeso, el niño es más propenso a ser obeso que en los casos en que ambos padres mantienen control sobre su peso.

Otro factor de importancia es el control de peso durante el embarazo. “La adiposidad previa al embarazo y el aumento de peso durante el embarazo se asocian con la adiposidad neonatal, infantil e infantil”, menciona la guía.

Se dice que el exceso de grasa en la etapa de gestación afecta la programación metabólica fetal y predispone al bebé a tener mayor vulnerabilidad en ambientes obesogénicos, lo que aumenta el riesgo de obesidad.

Artículo publicado el 19 de febrero de 2023 en la edición 1047 del semanario Ríodoce.

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