¿Por qué el bajo crecimiento nos ocupa y preocupa tanto como la alta inflación? El próximo miércoles, el gobierno mexicano dará a conocer un plan anti inflación para responder a una crisis que empezó hace un año. La urgencia se justifica por la zozobra y el riesgo social que producen las alzas de precios en los productos básicos. Nada que criticar porque hagan algo contra la inflación. Esta iniciativa, sin embargo, contrasta con la pasividad de cara al problema de no crecimiento económico.
Pasamos de las tasas de crecimiento mediocres a la cárcel del crecimiento negativo. Nuestra economía es 4 por ciento más pequeña de lo que era en 2018. El PIB valía 18.52 billones de pesos a fines de 2018 y ahora vale alrededor de 17.78 billones, en términos reales. El balance es negativo porque en 2019 el crecimiento fue cero; en 2020, caímos 8.5 por ciento y en 2021 crecimos 4.8 por ciento. Para el 2022, el consenso a fines de abril es que el PIB crecerá máximo 1.8 por ciento. Eso quiere decir que estaremos 2.2 por ciento debajo del nivel que teníamos al comenzar el sexenio. Al final del cuarto año de la administración de López Obrador el saldo de crecimiento económico per cápita será negativo en más de seis puntos porcentuales.
Casi todos los reflectores están puestos en el combate a la inflación, ¿por qué preocuparse ahora por el crecimiento? Porque hay un nuevo dato en el radar: la economía de Estados Unidos decreció en el primer trimestre del 2022. Fue una caída de 1.4 por ciento, en vez de un crecimiento de 1 por ciento que estaba previsto por el consenso de los expertos. Esto es relevante porque Estados Unidos ha sido el principal motor para la economía mexicana en estos años complicadísimos, a través de las exportaciones y las remesas, principalmente. Los otros tres motores de crecimiento han tenido poca potencia en México: inversión pública, inversión privada y consumo.
La caída del PIB de Estados Unidos en el primer trimestre es un aviso: México no podrá contar con el jalón que la locomotora estadounidense proporcionó en 2020 y 2021. En el primer año de la pandemia, nos encontramos con la positiva sorpresa de que cayó en México una parte del multimillonario plan de rescate de la economía de Estados Unidos. Las migajas de esos cientos de miles de millones de dólares hicieron una gran diferencia.
¿Cómo funcionará la economía mexicana con Estados Unidos creciendo menos de lo esperado? Cuando a Estados Unidos le da gripe a México le da pulmonía. Eso pasaba antes de que tuviéramos el TLC con ellos y quiere decir que una crisis en Estados Unidos repercute en México en forma de versión corregida y aumentada. Un menor crecimiento de Estados Unidos significará menor demanda de productos y servicios mexicanos por parte de nuestro socio comercial. Es muy probable que impacte en el monto de las remesas que los paisanos envíen a México. Last but not least, un menor crecimiento en un año tan cargado políticamente en Estados Unidos puede traer presiones proteccionistas y dar lugar a nuevos o mayores obstáculos en nuestro “libre” comercio con ellos. En este sentido, no hay que perder de vista que una de las primeras explicaciones que se están dando a la sorpresiva caída del PIB es el crecimiento en el déficit en la balanza comercial estadounidense. Hay que aclarar que esa hipótesis no corresponde con lo que dice la teoría económica, pero funciona muy bien para la arena política.
¿Recuerdan la sopa de letras para explicar la trayectoria del PIB? Es probable que en el caso mexicano nuestra caída/recuperación tenga forma de W porque viene una recaída. Para el crecimiento, no tenemos una estrategia. La inversión privada está en horas bajas y las transferencias de dinero a millones de personas no alcanzan para impulsar la economía. En vez de buscar la forma de crecer, hay un afán para encontrar una narrativa desde la mañanera. Primero fue la ocurrencia de que se tendría un indicador alternativo al PIB. Luego fueron los otros datos. El presidente se refiere a la recuperación del salario mínimo y a la fortaleza del dólar como señales de la fortaleza económica y de que la estrategia del crecimiento silvestre funciona. El hecho es que padecemos estanflación. Si los esfuerzos se concentran en la inflación, seguiremos con el estancamiento. We have a problem.
Artículo publicado el 30 de abril de 2022 en la edición 1005 del semanario Ríodoce.