La controvertida dieta carnívora

mujer botero

Quizás una de las preguntas que mejor responden a la duda de si una base de alimentación carnívora es adaptable a la vida humana es: ¿qué comían nuestros ancestros?

Intentando responder esa pregunta se puede encontrar evidencia suficiente para afirmar que estamos hechos para devorar animales y alguno que otro tipo de alimentos también.

Sin promover abiertamente que cambie su régimen actual, es interesante ahondar en el tema. Hay conceptos básicos muy razonables y otros no tanto. Lo cierto es que la dieta carnívora está allí, y tiene detrás de sí un gran debate, aun abierto, principalmente en Estados Unidos (donde todo sucede primero), sobre los beneficios/males de basar nuestra alimentación en productos cárnicos pueda traer.

 

Dieta ancestral

La dieta carnívora es sencillamente un método de eliminación: se come solo proteína animal, evitando al máximo el uso de vegetales y cualquier tipo de alimento procesado.

Los promotores de la Dieta Carnívora afirman que la base principal de alimentación humana durante la mayor parte de nuestra existencia ha sido la proteína animal. El rastro más antiguo de la existencia del hombre data de hace alrededor de 315 mil años, pero la agricultura como actividad productora y base de la alimentación actual tiene menos de 10 mil años.

Las investigaciones afirman que el hombre, antes de establecerse en civilizaciones sedentarias fue cazador-recolector, con una base de alimentación animal y algunos vegetales estacionales.

Esto refuerza el argumento de que el humano es “carne-adaptado”, ya que por no menos de 300 mil años se mantuvo activo, cazando y recolectando para alimentarse, algo que difícilmente ocurre en la actualidad.

Paul Saladino, autor de El Código Carnívoro (The Carnivore Code), expone una interesante teoría sobre el desarrollo del cerebro humano como lo conocemos.

Esta teoría afirma que es en el momento que la evolución llega al Homo habillis cuando todo cambia. Es a esta especie prehumana a la que se le atribuyen las primeras herramientas de cacería y es a partir de esa etapa en donde el cerebro dispara su crecimiento de alrededor de 500 a mil 400 centímetros cúbicos, básicamente, gracias a la habilidad incrementada de cazar y consumir animales.

 

Los beneficios y males que ataca

Según afirma María Emmerich, autora de El Recetario Carnívoro (The Carnivore Cookbook), algunos de los beneficios de seguir este régimen son los siguientes:

Suprime los azúcares y otros edulcorantes causantes de inflamación.

El azúcar, ya sea que venga en forma natural dentro de frutas o de manera refinada, es una de las mayores causas de inflamación en el cuerpo. Esta dieta elimina casi todos los azúcares, lo que reduce la inflamación.

El alto consumo de azúcares promueve la glicación. La acumulación de productos de glicación avanzada (PGA) promueve el envejecimiento, cataratas y está también asociada a la diabetes. La dieta, al ser muy baja en azúcares, reduce el riesgo asociado con la glicación.

Evitar los endulzantes, incluso los cero calorías, ayuda a disminuir e incluso a eliminar la ansiedad por consumir productos dulces. También ayuda a que el paladar se adapte a un gusto más sabroso.

Suprime el consumo de granos. Los granos son una de las principales causas de sensibilidad o alergia, lo que puede provocar permeabilidad en la flora intestinal e inflamación. Abandonar los granos ayuda a revertir estos problemas.
Quita los aceites Omega 6 y de semillas.

Las grasas Omega 6 se oxidan fácilmente y deberían estar limitadas en cualquier dieta. Cuando se oxidan causan inflamación y daño en el cuerpo al promover la formación de radicales libres.

Revierte la resistencia a la insulina. Esta dieta ayuda a perder grasa corporal, una de las mejores formas de estabilizar la insulina. También promueve la formación de masa muscular magra, lo que ayuda a la reducción dando al cuerpo más lugares donde almacenar la glucosa.

Incrementa la densidad nutricional. La proteína animal cuenta con elevada densidad de nutrientes, además estos son de alta biodisponibilidad, dando al cuerpo los nutrientes necesarios para sanarse a sí mismo.

Sin duda, esta dieta tiene bases promocionales que apelan al sentido común, pero también es de sentido común tomar riesgos calculados. Si su salud no da para experimentos, es mejor mantenerse alejado de esta y otras dietas radicales y consultar primero a un profesional de la alimentación y salud física.

Artículo publicado el 1 de marzo de 2020 en la edición 892 del semanario Ríodoce. 

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