Las enfermedades bucales no solamente están influidas por el consumo de alimentos que tiene una persona, sino que sus antecedentes comienzan desde que está en el vientre de la madre
La mala alimentación es el punto de partida para muchas enfermedades, las más conocidas son el sobrepeso y la obesidad, que por sí solas tienen otra ramificación de consecuencias para nuestro cuerpo.
Cuando se difunde información sobre las enfermedades que provocan el sobrepeso y la obesidad, es más sencillo encontrar información sobre diabetes, enfermedades gastrointestinales y sus tratamientos, sin embargo, tiene menor difusión la importancia que tienen otros aspectos.
Los problemas generados por la mala alimentación van, desde problemas estomacales hasta los cardiovasculares, pero hay un ámbito que también es afectado por nuestra alimentación y es por donde pasan primero los alimentos: la salud bucal.
La boca es el primer punto de contacto de los alimentos con el sistema digestivo, por lo que si se tienen problemas bucales, hay una gran probabilidad de que también se sufran de un modo u otro en los siguientes pasos del proceso digestivo.
La higiene bucal es un tema que se imparte desde pequeños, pues hay visitas de odontólogos en los preescolares y primarias, donde a los niños se les hace una revisión y se les obsequia un cepillo dental, junto con las indicaciones de cómo deben cepillarse los dientes adecuadamente.
En algunas escuelas, desde secundaria hasta universidad, se imparten este tipo de campañas, pero ya adecuadas a la edad de los pacientes a tratar, sin embargo, ésto a veces no es suficiente.
También existen en el mercado productos especializados para niños, como cremas dentales de personajes de caricatura o cepillos de dientes con diseños llamativos, para fomentar el hábito desde pequeños.
El hábito de la salud bucal no está tan arraigado en la población como otros aspectos de la salud, ya que en muchas ocasiones es visto por las personas sólo desde el ámbito estético, por tratamientos como la ortodoncia, sin embargo, la posición de los dientes, el posicionamiento y desarrollo de la mandíbula o el estado de desgaste de los dientes y su salud influye en cosas tan cotidianas como la sensibilidad dental en el consumo de alimentos calientes o fríos.
La salud bucal no sólo se ve influida por qué tan seguido te cepillas los dientes o si usas hilo dental o no, sino que comienza desde la gestación.
La formación de los dientes del feto comienza en la sexta semana de gestación, por lo que es un factor determinante la alimentación que tiene la madre. Si la alimentación de la mamá carece de nutrientes y es rica en comida chatarra y azúcares, aumentan las probabilidades de que el bebé desarrolle caries, porque no tiene la calcificación adecuada o tiene una desmineralización a raíz de la carencia de nutrientes.
Además de la alimentación de la madre, es importante dejar de dar pecho al bebé o que deje el biberón en el momento adecuado, ya que ése también es un factor decisivo en la salud bucal del infante.
“Los dientes, desde el primero que sale, los tienen que lavar, entonces ahí empezamos mal, con un mal hábito. Los jugos azucarados que les damos a los bebés, que le damos leche en biberones y no le lavamos los dientes y empieza lo que le llamamos la caries rampante. Una carie rampante tiene una consecuencia, si no se atiende a tiempo empieza a perder piezas (dentales) y empiezan las maloclusiones”, explicó la odontóloga con especialidad en ortodoncia y ortopedia, Lucía Verdugo Mendoza.
El síndrome del biberón es causado por la infección dental del infante a raíz de la prolongación de uso del biberón o lactancia, lo que aporta el sustrato por medio de la leche y su azúcar, llamada lactosa, lo que causa caries en los dientes del infante.
La alimentación mala o no adecuada, provoca que la mandíbula no se desarrolle como debe, y esto lleva a las maloclusiones, es decir, que los dientes se coloquen en posiciones inadecuadas porque no caben en la mandíbula, lo que en un futuro lleva a la alineación por medio de la ortodoncia.
Otro factor cotidiano para la mala salud bucal es la ingesta de comida chatarra y bebidas azucaradas como los refrescos o los tés.
Consumir bebidas carbonatadas, azucaradas y comida chatarra impacta directamente en el esmalte de los dientes, que es la primera capa protectora que éstos tienen, lo que provoca que las bacterias infecciosas tengan paso a alojarse en los dientes y provoquen caries.
Además de las caries, las enfermedades periodontales son otro padecimiento bucal provocado por la mala alimentación.
Los problemas periodontales son enfermedades en las encías, es decir, se forma el sarro en ellas y causan que el hueso vaya destruyéndose.
La alimentación debe estar compuesta como en el plato del buen comer para poder prevenir problemas dentales, sin embargo, también debe ingerirse mucha agua para ayudar en el proceso del cuidado de los dientes por medio de la salivación.
“La saliva es muy importante. Si tú tienes buena salivación, nos ayuda a la acidez, el pH que tenemos nos ayuda a proteger. Si tú eres una persona que casi no hace saliva, que casi no tomas agua, se forma más rápido lo que es el sarro porque está deshidratada (la boca) entonces todo se pega a los dientes, se adhiere”, explicó la odontóloga.
La variación de la ingesta de alimentos también contribuye en las enfermedades bucales, si se salta alguna comida, el pH de la saliva cambia, lo que puede provocar caries, o si dejamos de consumir algún alimento, también influye en la debilitación de los dientes.
“A veces porque dejan de comer algunas cosas como los carbohidratos, o que comen una sola cosa como las dietas de puras frutas y dejas de comer otra cosa, o que dicen ‘no como tortilla’, tienes que comer una dieta balanceada, todo lo que es el plato del buen comer”, agregó Verdugo Mendoza.
Una mala salud bucal, ya sea por caries, dientes sueltos o ausencias dentales, provoca una serie de alteraciones en la vida del paciente, tales como alimentación inadecuada, es decir, al no poder masticar normalmente, su alimentación debe cambiar y adaptarse para poder consumirlos con comodidad en la calidad que se encuentre su dentadura.
También tiene consecuencias en la fonética. La pronunciación de palabras no es correcta, apareciendo silbidos y otras incorreciones al hablar. Además de provocar aislamiento social y disminución de autoestima del paciente, agregó la odontóloga.
Todas las enfermedades bucales tienen un tratamiento, y dependiendo de qué tan pronta sea la atención es el tipo de tratamiento al que puede someterse el paciente, es decir, una carie puede ser tratada con resina, sin embargo si se tiene problemas como ausencia de piezas dentales, ya deben recurrirse a otro tipo de tratamientos, depende de la complejidad del padecimiento es el tratamiento que se le va a dar.
Las recomendaciones para tener una buena salud bucal empiezan con la alimentación. Deben ingerirse todos los nutrientes diarios, 3 comidas y 2 colaciones, evitando comida chatarra, y bebidas como jugos, refrescos y tés. Además consumir alimentos ricos en flúor, como carnes, mariscos, pescados o vegetales verdes; y alimentos ricos en calcio, como los lácteos.
Además los dientes deben cepillarse al menos dos veces al día, con crema dental adecuada para tus dientes, ya sea dientes sensibles, crema dental blanqueadora, o normal. También utilizar hilo dental, para remover los restos de alimentos que se alojan entre los dientes, y acudir con regularidad con un odontólogo para revisiones y diagnósticos tempranos en caso de alguna patología.
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