El cóctel esperado

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Sin duda, los partidos que integraron la coalición Juntos Haremos Historia, han logrado un triunfo rotundo y esperemos que lo sepan aprovechar en las relaciones Ejecutivo-Legislativo, en las iniciativas legislativas, en el buen gobierno municipal.

Se ha invertido la tortilla. De ser unos partidos marginales y en el caso del PES, técnicamente inexistente —pues no cuenta con registro estatal—, ahora sumados resulta que tienen mayoría calificada. Cuentan con 23 diputados, lo que permite modificar la Constitución Política del Estado y tener control sobre la política de ingresos y el presupuesto de egresos.

Es inédita su fuerza. Esperemos la hagan hacer valer. Hay riesgos en la inexperiencia legislativa, las no descartables agendas personales o de grupo que irán perfilando. Por eso el tiempo apremia para construir una agenda progresista común que represente un desafío para las otras fuerzas políticas, incluso para el propio gobernador.

El PRI, ya se vio, buscará empujar una agenda progresista de manera de robar banderas a la mayoría legislativa. Como el pronunciamiento de Sergio Jacobo, su coordinador parlamentario, a favor de poner en el muro del Congreso del Estado las mismas palabras puestas en la Cámara de Diputados en memoria al movimiento estudiantil de 1968.

Más que un gesto auténtico es un acto político donde, como se dice coloquialmente, ganó el jalón a Morena y a sus aliados.

Jacobo sabe que su fracción está en la olla, frito. Sus ocho diputados de los 40 dan poco margen de actuación legislativa y eso seguramente provoca ya desconcierto en las filas del tricolor. Nunca habían tenido solo ocho diputados de los 40 y aunque son la segunda representación, no les alcanza para influir en las decisiones colectivas.

Dependen mucho de la iniciativa para influir en la agenda legislativa y de los errores que puedan cometer la mayoría por su inexperiencia. En el mejor de los casos, de su capacidad para negociar la agenda del gobernador.

Sin embargo, está visto que Morena con los 23 diputados habrá de hacer sentir su peso específico en la negociación de la política de ingresos y el presupuesto de egresos. No hay que darle muchas vueltas para saber el sentido social que se le va a imprimir para estar acorde con su programa electoral.

Igual, a la vuelta del año próximo, en la primavera se irá a fondo en la revisión de las cuentas públicas que seguramente vendrán mochas por ser las del año electoral.

Más todavía, están por delante las reformas constitucionales y reglamentarias pendientes que son de urgente atención: Reforma Electoral, reforma a la Ley Orgánica de la UAS, reforma al Sistema Estatal Anticorrupción e incluso la reforma a la Ley Orgánica del Congreso del Estado.

Morena tiene control de la Junta de Coordinación Política y su aliado el PT, de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, es una pinza terrible para la hoy oposición que en la pasada legislatura era la aplanadora.

Vea si no: el PRI pasa de 21 a ocho diputados, el PAN de seis a dos y el PAS de seis a uno, es decir, de haber tenido 33 diputados ahora solo tendrán 11, un tercio que baja los humos a cualquiera; en contrapartida Morena, de haber tenido dos diputados pasa a 23; el PT y el PES sin representación en la legislatura pasada, ahora tres y uno, respectivamente.

Son altas expectativas que los ciudadanos tienen puestas en esta nueva mayoría y será mucha la presión que se ejercerá sobre ellos. Están obligados todos ellos a aprender rápido y generar consensos internos que permita dar viabilidad a la propuesta morenista y/o con los aliados.

Se dice que la democracia electoral es muy dada a generar desilusión porque los listones que pone la ciudadanía son altos y los márgenes de actuación limitados o peor, los recursos escasos; sin embargo, no es menor la confianza que da cuando los representantes populares, aun no dando el rendimiento esperado, se les reconoce su trabajo.

Espero, pues, que expectativa, rendimiento y trabajo se puedan conjugar para dar a Sinaloa el cóctel que todos estamos esperando.

Artículo de opinión publicado el 7 de octubre de 2018 en la edición 819 del semanario Ríodoce.

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