Rosa Esthela Anzures Jacobo está desaparecida desde el 30 de julio por supuestos policías y las investigaciones siguen en blanco. Nada, esa es la respuesta que le han dado las autoridades a sus exigencias públicas, de familia y amigos, de que aceleren las pesquisas y encuentren a la joven.
El esposo de la joven contadora y madre de familia de dos menores manifestó que “tiene que creer” en el gobernador Mario López Valdez, luego de que éste los recibió en su despacho la tarde del jueves 14 de agosto, en Culiacán. Aunque no hay absolutamente ningún avance en las indagatorias y ha sido necesario salir a protestar en dos ocasiones para que las autoridades volteen a ver este caso y el mandatario los atienda.
Pero para Héctor Iván Soto hay muchas dudas y pocas explicaciones sobre el “levantón” que sufrió su cónyuge: la empresa en la que trabajaba, presuntamente ligada con el narcotráfico, un frustrado robo de vehículo que sufrió la familia hace alrededor de cuatro meses, y la supuesta participación de agentes en su desaparición.
“Es tan raro como se oye. Las dudas que tienen ustedes las tengo yo: ¿por qué ella? ¿Por qué?”, expresó.
Este es el segundo caso reciente en el que agentes de las corporaciones policiacas son señalados por su presunta participación de la detención-desaparición de personas. El primer caso fue el pasado 23 de junio, en perjuicio de Clara Virginia Félix Uribe y los esposos Francis Liliana Calderón Huicho y Saúl Valadez Velázquez, quienes fueron aprehendidos por supuestos agentes de la Policía Ministerial cuando circulaban en las inmediaciones de Soriana, ubicada por el bulevar Zapata. Las tres personas siguen desaparecidas.
Aquella mañana
No hubo miedos ni preocupaciones ni actitudes diferentes a las de siempre, de parte de Rosa Esthela, Rosita como le llaman los amigos, aquella mañana del 30 de julio: bañarse, ponerse la ropa, alistar a los niños, hacer un par de llamadas. Ya le había dicho a su esposo que tendría una reunión de trabajo en el motel New York, ubicado por la Costerita, y cerca de las 10:40 horas habló con él por teléfono para avisar que no iría a comer, debido a las actividades laborales pendientes.
Alrededor de las 11:20 recibió una llamada a su celular de trabajadores de la empresa, quienes le pedían que le llamara a Rosa porque no les contestaba el teléfono. Héctor Iván así lo hizo y el teléfono ni siquiera sonó, pues el buzón entró automáticamente. La siguiente llamada que recibió fue para avisarle que su esposa había sido detenida por conducir un automóvil robado.
Las versiones indican que mientras hablaba por teléfono con uno de sus compañeros de trabajo, fue interceptada por los agentes y éstos le decían que se bajara, que iba en un vehículo robado y la llevarían detenida. Ella insistía en que se trataba de un carro de la empresa y preguntaba a los uniformados a dónde la llevaban. Luego se cortó la comunicación.
El vehículo Aveo gris, placas VND-9621, está a nombre de la empresa Mister Fiesta, que al parecer forma parte del corporativo Aratza, dueña del hotel Diamante, motel New York, y las gasolineras ubicadas por la Costerita, al sur de la ciudad, y frente al inmueble abandonado de la Mega (Comercial Mexicana), por el bulevar Enrique Sánchez Alonso, en el Tres Ríos, y un centro comercial contiguo.
Ese mismo día, horas después, fue encontrado el automóvil, cerca de los fraccionamientos San Luis y La Estancia, pero no a ella. Esperanzado en que las huellas dactilares plasmadas en el carro ayudarían a las investigaciones, Héctor Iván preguntó a los ministeriales y éstos le respondieron que la lluvia de ese día las había borrado.
“Yo pregunté por las huellas dactilares encontradas y ellos dijeron que las habían borrado porque ese día había llovido, pero no es cierto, ese día no llovió”, manifestó.
Muchas dudas y sospechas
Versiones extraoficiales señalaron que Rosa Anzures tuvo problemas con los dueños de la empresa donde labora y que debido a que encontraron un faltante de dinero, fue despedida y luego de una semana fue reinstalada, ya que todo se debió “a un error, una confusión, en el que ella salió bien librada pues no tenía ninguna falta, ningún problema”.
Este supuesto diferendo fue durante junio, casi un mes antes de que fuera desaparecida, y aparentemente fue en una de las gasolineras. Su esposo negó esta versión y aseguró que Rosa Esthela es una mujer íntegra, profesional y seria, que nunca tuvo problemas en el trabajo, como lo reconocieron los dueños y administradores de las empresas.
“Es mentira que la hayan despedido o que tuviera problemas con el dinero. La gente no sabe, la misma familia no sabe. Pero si yo supiera o tuviera dudas de que hizo algo turbio, no estuviera haciendo esto, las protestas, al contrario, las pararía, porque tengo cola que le pisen. Por eso estoy luchando, por ella, por nuestros hijos”, sostuvo.
Otras fuentes señalan que las firmas comerciales del corporativo Aratza son propiedad de Emilio Cázares, uno de los jefes del Cártel de Sinaloa, cuya especialidad es el lavado de dinero en México y Estados Unidos.
“Yo he hablado con el jefe de ella, Luis Escobar, que es dueño, y él asegura que es el propietario, nadie más, y que esos negocios están limpios. Lo mismo le pregunté a Ricardo, otro de los dueños, de dónde proviene todo esto de la desaparición de mi esposa, y si tienen algo qué ver, y me respondió ‘desconozco de dónde proviene, pero no tiene nada qué ver con nosotros, ella es una persona recta, muy responsable, y nunca nos ha faltado’”.
Durante la protesta —la segunda realizada por familiares y amigos— del miércoles, Soto pidió la intervención del gobierno federal en estas investigaciones, ante los nulos resultados obtenidos por las autoridades estatales, porque “a diecisiete días no tengo ninguna respuesta. Nada, nada”.
Dijo que lo único que quiere es que le regresen a su esposa y que no le interesa culpar a nadie.
Tengo que creer
Héctor Iván Soto fue entrevistado horas después de haber acudido junto con familiares a una audiencia con el gobernador. El mandatario les ofreció todo su apoyo y se comprometió “a resolverlo, que llegará al fondo del caso”.
—¿Y usted le cree?
—Tengo que. Son las autoridades. Digo que hay que darles un voto de confianza, esperamos que el Gobernador y su gente hagan su trabajo. Sé que mi esposa no es la única victima, pero yo estoy peleando por ella.
Afirmó que el caso “sigue en blanco, complemente en blanco”, pero esperan que haya resultados muy pronto, porque de lo contrario acudirán a la Ciudad de México a protestar, tal como se los están proponiendo organizaciones ciudadanas, familiares de desaparecidos y congregaciones religiosas.
Soto comentó que pensaron que el “levantón” de su esposa pudo tener relación con un frustrado robo de vehículo en abril, por el bulevar Madero, frente al hotel El mayo. Pero el delincuente, con un arma de fuego en la mano, prefirió retirarse cuando vio que iban dos menores dentro del automóvil. Pero esta opción ha sido descartada.
En la sala de su casa —donde un pequeño altar con rosas rojas artificiales, una cruz y cuatro veladoras, esperan el regreso de Rosita—, Héctor Iván toma aire para responder, casi a manera de oración, y pedir por su esposa, sus hijos, a quienes la tengan en su poder: regrésenla, no importa quiénes sean los que la tengan.
“Si me la entregan sana y salva, ese día voy a convocar a una manifestación, la más grande que haya habido en Culiacán, para agradecer primero a Dios, y luego al Gobernador y al Procurador. Si no, si no nos cumplen, vamos a seguir protestando. Vamos a protestar, pero al Zócalo, a México”.
