Expo ‘Apoteosis del ciberespacio’, entre el arte visual y la música electrónica

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Arte visual y arte sonoro al mismo tiempo. Ojo y oído en el Museo de Arte de Sinaloa, MASIN. Es la tercera edición de 12X12 Arte Emergente, desde su inicio en 2010, es el noveno proyecto: Apoteosis del ciberespacio de la escultora y artista visual Mariana Paredes.

La presentación de la exposición se realizó el viernes 24 de mayo, en conjunto con la presentación de Bleds & Morty, trio local de música electrónica, por parte de Ecos Sesiones Simultaneas, alianza que, en palabras de la coordinadora de 12×12 Alejandra Larrondio, busca desde 2018 aprovechar esta sinergia existente entre la música electrónica y el arte contemporáneo, para presentar al mismo tiempo que un trabajo de un artista nacional emergente, las propuestas locales en música electrónica.

Apoteosis del ciberespacio es la antepenúltima exposición a realizar en la presente edición de esta convocatoria que empezó a finales de 2017, siguió todo 2018, y concluirá en diciembre de este año. La exposición cuenta con el trabajo inédito de la artista Mariana Paredes, y estará en la segunda planta del MASIN en la sala 12×12 los meses de mayo, junio y julio. En agosto, se realizara la rotación al siguiente proyecto en la convocatoria.

Plataforma emergente

El proyecto 12×12 nació como una convocatoria a nivel nacional con el objetivo de convertirse en una plataforma para los artistas emergentes de las diferentes latitudes del país. La convocatoria dirigida a artistas, en su mayoría “desconocidos” en los círculos de mayor proyección, también tiene como propósito la apertura del museo a nuevos públicos, buscar que más jóvenes se interesen por el arte y se involucren en estos espacios de confluencia de discursos, de discusión y de creación de conocimiento, mas si son parte de los espacios públicos.

Además de presentar un trabajo inédito, el artista que expone en 12×12 tiene la oportunidad de realizar el trabajo de curaduría de su propia exposición, seleccionando las piezas, y haciéndose cargo del mensaje y de la idea de transmitir, es decir, además del trabajo artístico tiene la oportunidad de crear un trabajo conceptual y un discurso, a partir de su obra. Esta manera de presentar la propuesta, es uno de los atractivos que ofrece la convocatoria a los artistas.

El teórico de la arquitectura y filósofo Lewis Mumford dice en su libro Arte y Ciencia: “¿Por qué nuestra vida interior se ha vuelto tan pobre y tan vacía a la vez que nuestra vida exterior se ha vuelto tan exagerada, y más vacía aun en materia de satisfacciones subjetivas? ¿Por qué nos hemos convertido en dioses tecnológicos y en demonios morales, en superhombres científicos e idiotas estéticos (idiotas, claro está, ante todo en el sentido griego de individuos completamente privados, incapaces de comunicarse o comprenderse entre sí)?”

Mumford, puso en entredicho nuestra relación con la tecnología, y la idea del progreso científico como un único camino para el desarrollo de las sociedades. Propuso un modelo tecnológico menos intrusivo tanto en la naturaleza como en la biología humana, así como más democrático. Mumford, que murió en los años 90, no vio el florecimiento tecnológico del internet y el impacto que ha tenido en los últimos 30 años no sólo en nuestra manera de comunicarnos, sino en todas las áreas de producción y en nuestra identidad.

Estas relación entre arte y ciencia es lo que la artista Mariana Paredes explora en su exposición Apoteosis del ciberespacio; identidad y territorio son los temas que convergen en el internet entablando una conversación entre las prácticas ligadas al internet y la figura humana en esta era antropocena, el impacto que el desarrollo de estas prácticas han tenido en lo real, su relación con lo digital, y como ha ido marcando las pautas y nuevas maneras de gestionar el cuerpo, serlo y representarlo.

Triple W

Mariana Paredes nos va llevando a través de la escultura, el video, el sonido, y las imágenes generadas por computadora, por un recorrido que empieza históricamente con la llegada del hombre a la luna, epítome de la carrera espacial, y relaciona  directamente este hecho con la aparición de los primeros prototipos de red que fueron dando lugar a lo que 30 años después sería la World Wide Web (red informática mundial).

“A través de la fabricación de un instrumento considerado de tipo ‘evolutivo’’, inherente a la capacidad creativa del ser humano, es que hemos podido acceder a un gran oráculo de información, el cual hemos convertido en nuestro lugar de encuentro […]”, dice el texto introductorio a la exposición, haciendo referencia a los dispositivos que se han vuelto nuestra ventana al mundo, nuestro centro de recibimiento y producción de conocimiento. Continúa: “[…] su distribución, afecto de una manera súbita a las regiones donde se tiene acceso y cambio radicalmente nuestra experiencia en el mundo físico.”

De este cambio de perspectivas sobre uno mismo, y sobre el mundo físico, de esta nueva manera de experimentar y asimilar la realidad, parte la exploración que la artista realiza a través de su exposición, donde confluyen las identidades miles de millones, las ficciones que sus distintas interacciones van creando el ciberespacio tratando de ser un reflejo del mundo real.

Artículo publicado el 26 de mayo de 2019 en la edición 852 del semanario Ríodoce.

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