Malayerba: Muerto
Estás muerto. Así se le dijo en su cara. Y no en cualquier lugar: en el patio de las oficinas de la Policía Federal de
Estás muerto. Así se le dijo en su cara. Y no en cualquier lugar: en el patio de las oficinas de la Policía Federal de
El hombre aquel, joven y guapo, llegó al restaurante y entró al privado, donde ya lo esperaban. Saludó, habló sobre el motivo de su tardanza
En carro nuevo, saliendo rumbo al norte. Jorge escuchó un ruido y le pareció que venía de la llanta derecha delantera. Se orilló y empezó
Vino a matar a un cabrón. Uno pesado. Y si era un pez gordo, gordo debía ser el fajo de billetes. A un jalesón corresponde
No podía dejar pasar a esa camioneta. Iba a 120 kilómetros por hora. A pocos metros después del semáforo. Estaba cerca la central de policía
Me había ido de la casa y ahí empezó todo. Le decía a mi apá que le mandara dinero a mi amá. Por supuesto, ella
Le dijo que la iba a bajar todo: la luna, el sol y las estrellas. O sea un local de lujo, El recodo y Los
Germán tenía una novia en Austria. Y ahí estaba, sentado en ese restaurante de aquella plaza. Había ido a visitarla periódicamente, después de que concluyó
Hacía frillito. Y era su segunda vez. La primera se había ido impune. Y pensó que su contrincante ni cuenta se dio. Diez de la
Ahí estaban, sentados. El sordo con su acordeón y el gangoso abrazando la guitarra. Día de lluvia en la colonia 10 de mayo. Habían sido
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