Como no hay duda de que Claudia Sheinbaum Pardo ganará las elecciones presidenciales, la pregunta es cómo va a gobernar. Decir que va a construir el segundo piso de la cuarta transformación es muy general y, más bien, retórica de campaña. No hay sustancia en ello. No hay una propuesta clara y el gran riesgo aquí es que no tenga claridad sobre algunos problemas que enfrentará una vez que llegue al poder.
Sobre el tema de seguridad, que sigue siendo de los más importantes a debatir en este tipo de contiendas, por lo menos desde 2006 a la fecha, solo ha dicho que ella es la única que puede presumir resultados. Y es cierto, los tuvo y muy buenos mientras gobernó la Ciudad de México. Pero la estructura criminal de la capital nada tiene que ver con la que tenemos en el país. Son muy distintas y de diferente magnitud. Nada comparable la Unión Tepito con el CJNG o el Cártel de Sinaloa, o la Familia Michoacana, ni en cuanto a cantidad de integrantes ni en cuanto a la cantidad y calidad de armas que poseen, ni en cuanto al dinero que manejan y menos a las relaciones internacionales que tienen y mercados de las drogas que controlan en el mundo. Y algo que no debe dejarse de lado: con una capacidad enorme para corromper.
Solo en la parte bélica estamos hablando de organizaciones capaces de incendiar una ciudad si se trata de proteger a un líder, que no se ponen límites para lograr su objetivo (y la verdad es que los culichis, que hemos vivido dos momentos así, no conocemos aún esos límites). Y es esta capacidad que ostenta el crimen organizado en México la que ha inhibido la acción gubernamental. No le demos muchas vueltas.
El gobierno mexicano no ha atrapado a los principales líderes de las organizaciones criminales porque no sabe dónde encontrarlos, sino porque teme siempre reacciones que pongan en peligro la paz que necesitan para seguir vendiendo un “México seguro”. Y porque siempre ha dejado franjas de negociación con ellos. No sé si en otros lados, pero lo hemos visto en Sinaloa. Por estrategia del propio gobierno mexicano, pero también acicateados por el gobierno gringo, experto en ello.
No digo que atrapar a un líder de la mafia acaba con la mafia; de hecho, cuando bajo el gobierno de Felipe Calderón mataron a Arturo Beltrán Leyva, su organización se dividió, surgiendo grupos altamente violentos como los Rojos y los Ardillos en Guerrero. En Sinaloa Isidro Meza se quedó solo al menos por un tiempo y no puede decirse que la detención del Chapo Guzmán haya resuelto el problema ni para el gobierno mexicano ni para los gringos, por el contrario, llegaron Los Menores al poder y en menos de tres años les retacaron las calles de fentanilo.
Cuando Claudia Sheinbaum trata de aterrizar su “propuesta” en materia de seguridad dice que combatirá al crimen organizado “con inteligencia”. Incluso que creará una área de inteligencia a cargo de la Marina y del Ejército. El tema es que estas dos dependencias han hecho inteligencia toda su vida, pero sus pesquisas se archivan, no se traducen en acciones contra las organizaciones y mucho menos se judicializan. Y esto lo hemos estado viendo ahora que el colectivo Guacamaya torpedeó los archivos de la Secretaría de la Defensa y donde encontramos —gracias a los permisos que obtuvimos de su parte— miles de archivos que desnudan la complicidad de personajes de gobiernos municipales y estatales, incluso federales, con las organizaciones criminales. ¿Qué hizo el presidente AMLO luego de la publicación de un informe “secreto” de la SEDENA donde se afirma que tres de los principales jefes de seguridad de Adán Augusto López Hernández, cuando fue gobernador de Tabasco, eran miembros colaboradores del CJNG? Ya era secretario de Gobernación y lo hizo precandidato a la presidencia.
Bola y cadena
“¿QUÉ OFRECEMOS NOSOTROS? Atención a las causas y lo vamos a seguir haciendo”, dijo Sheinbaum en Monterrey un día después de que en Pesquería aparecieron diez cuerpos calcinados, y Xóchitl Gálvez le dijo que al llegar a ese estado se encontraría con la realidad del segundo piso que ofrece. Claudia dijo que no entraría en discusión con ella y que es doloso decir que AMLO ofrece abrazos a los criminales. Pues es que AMLO lo dijo y ahora, después de decenas de miles de desaparecidos en su sexenio y decenas de miles de muertos, las peores cifras que hayamos tenido, se lo restriegan. Y también a ella.
Sentido contrario
EL PROBLEMA ES QUE “ATENCIÓN A LAS CAUSAS” es igual de retórico que decir que va por el segundo piso de la 4T, no dice nada en sí mismo. ¿Qué plantea Xóchitl Gálvez? “No más abrazos para los criminales”. Pero igual no va más allá. Y, en todo caso, que lo diga importa como parte del debate necesario, no porque estemos preocupados sobre qué hará de llegar a la presidencia. Porque es evidente que se quedará muy lejos de lograrlo.
Humo negro
Y COMO LLEGAMOS YA A LOS DÍAS de descansar, léase esos cuentos que les regalamos en esta misma edición mientras se echa unas ambarinas bien heladas en la playa, en el bosque o en su casa, sin tanto ruido en las calles. Se lo merece.
Artículo publicado el 24 de marzo de 2024 en la edición 1104 del semanario Ríodoce.