“Vamos saliendo de la audiencia, dice Carlos Loret de Mola, por la demanda que puso en mi contra el hermano del presidente AMLO por presentar los vídeos donde recibe dinero en sobres amarillos. Pío López Obrador quiso hacer su mañanera: ocho horas en las que no pudo desacreditar ni desmentir nada. Terminó aceptando que los videos son verdaderos y que sí recibió dinero” para el movimiento.
Bien, lo dice, el periodista, que el juicio que se ha iniciado contra él en un juzgado de la Ciudad de México ha pedido de los abogados de Pio López Obrador, es el mundo al revés.
Y es que, lo demanda a él y a la empresa Latinus, por 400 millones de pesos por daño moral al haberlo exhibido recibiendo sobres amarillos con dinero de David López Romero, en ese entonces funcionario del gobierno chiapaneco Manuel Velasco Coello, y quien habría sido citado a la audiencia como parte del juicio y, a decir por Loret de Mola, habría sido amenazado en el acto por el hermano del presidente López Obrador.
Y, aunque, el asunto judicial lo habrá de dirimir un juez estamos ante un tema del mayor interés público cuanto es un acto de corrupción política y un atentado contra la libertad de expresión.
El asunto es público por tres razones: primero, está directamente involucrado un hermano del presidente de la República, segundo, fue grabado en dos ocasiones recibiendo dinero del gobierno de Chiapas y, tercero, ese dinero presuntamente era para el “movimiento” que encabezaba el hoy presidente de la República, es decir, sería financiamiento ilegal para la operación política de un candidato y unos partidos lo que constituye a todos luces un delito que el tribunal electoral debería investigar.
Y es un atentado contra la libertad de expresión porque justamente la labor del periodismo es exhibir, entre otras cosas, el comportamiento de los políticos en los procesos electorales.
Pio López hace uso de las leyes para limpiar su honor, pero también del poder de ser hermano del presidente para defenderse de la exhibida pública, aunque resulte una balandronada seguramente tiene la anuencia del propio presidente para tener entretenido al comunicador en estos meses del proceso electoral. Si la audiencia, por ejemplo, hubiera ido mucho más allá de las ocho horas simplemente no hubiera aparecido en escena Loret en el programa nocturno del pasado lunes.
Y, justo ahí, en esa edición de Latinus, Loret de Mola vuelve a ejercer la libertad de expresión cuando, por si hubiera dudas, exhibe los videos y audios que muestran a Pío López y a David León conversando displicentemente y, aquel, recibiendo los sobres amarillos para disgusto no sólo del demandante, sino también de su hermano y millones de seguidores del programa nocturno de noticias, investigaciones y análisis de la oferta televisiva.
¿Qué pueden argumentar en contra los abogados de Pío López cuando el mismo acepta que los videos y los audios son reales y que, además, si recibió el dinero de León Romero en un descuido el acusador termina siendo el acusado?
A la vista nada.
Entonces, lo que queda a flote es el poder llano, mostrar que con la familia del presidente nadie se mete sin que eso tiene costos y por eso, Loret lo dice una y otra vez, “no me van a doblar” y que seguirá ejerciendo este tipo de periodismo que tantos dolores de cabeza produce en Palacio Nacional.
Sé que en el medio del periodismo Loret de Mola tiene afectos y detractores. Ya vemos que se están manifestando, por un lado, quienes tienen en alto la libertad de expresión sin ningún tipo de regateo, pero, también, quienes quieren la libertad de expresión, pero, no, la que ejerce este periodista por “amarillista” como lo califica, por ejemplo, Julio Hernández “Astillero”, quien dice que lo del dinero de Pío hay que investigarlo. Señor Hernández: a declaración de parte, relevo de pruebas, dice una máxima de primer semestre de la carrera de Derecho.
En definitiva, el juicio contra Loret de Mola es un juicio contra el periodismo crítico, es una batalla por la libertad de expresión y aquellos periodistas que buscan darle la vuelta, para no ser calificados de “loretistas”, deberían revisar sus convicciones en este mundo al revés.
Artículo publicado el 03 de marzo de 2024 en la edición 1101 del semanario Ríodoce.