Cine: ‘Perdidos en la noche’

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A tres años de la desaparición de su madre Paloma (Vicky Araico), Emiliano (Juan Daniel García Treviño), acompañado de su novia Jazmín (Mafer Osio), comienza a trabajar para los extravagantes artistas Rigoberto (Fernando Bonilla) y su esposa Carmen (Bárbara Mori), porque sospecha que en su casa de descanso hay pistas para dar con su mamá. A poco de su llegada, el joven comprueba que la amabilidad y buen trato de sus patrones y la cercanía con Mónica (Ester Expósito), una de las hijas, no tienen la intención que pensaba, aunque para entonces la familia en cuestión sabe, también, lo que él realmente quiere de ellos, y que no es, precisamente, un empleo.

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Desde Sangre (2005), su primer largometraje, incluso desde Amarrados (2002), su inicio en los cortos, Amat Escalante dejó claro qué tipo de director es, que sus historias no son para todos, no por complejas, sino porque las situaciones y temas que plantea en ellas incomodarían y cuestionarían a muchos. Aunque el director y guionista ha sido constante con eso en gran parte de su filmografía (Los bastardos, 2008; Heli, 2013; La región salvaje, 2016), Perdidos en la noche (México/2023), su reciente trabajo, pudiera considerarse su filme más “comercial”, por cómo aborda la trama y por una parte de quienes integran el elenco.

La cinta disponible en Netflix es una crítica a esa curiosa convivencia entre la opulencia y la precariedad, en un pueblo en el que, a luz y sombra, impera la impunidad y la injusticia, con aquellos que gozan de ciertos privilegios y hacen lo que quieren con la ayuda y protección de las autoridades; se cuestiona el modo en el que algunos artistas realizan sus incomprendidas, ofensivas e irreverentes obras, aprovechándose de las relaciones que tienen con los poderosos; y expone la necesidad de reunir los más “me gusta” y seguidores posibles de algunas celebridades de internet, por las vacías y superficiales publicaciones que hacen.

En lo general, las actuaciones están muy bien logradas. Sin embargo, García Treviño es quien mejor se desempeña: su necesidad de justicia, su astucia para acercarse a la familia que lo emplea, su perspicacia al abrirse con su jefe y cuestionarlo, son muy coherentes y creíbles. Osio hace un destacable debut en el cine como la novia leal/determinante de Emiliano, pero el resto del elenco, que no actúa mal, tampoco está excelente: por momentos, Bonilla se percibe exagerado y falso; y pareciera que Mori y Expósito no hacen el esfuerzo suficiente para brillar como las “famosas” que son dentro y fuera de la pantalla.

La película, que mayormente se desarrolla como un drama, con toques de comedia y suspenso, transcurre fluidamente y, desde un inicio, provoca un interés que, lejos de perderse va en crecimiento. Se le podría cuestionar el incluir demasiadas subtramas, algunas de ellas innecesarias (la secta religiosa) y que ciertas situaciones son absurdas (el arrepentimiento y amabilidad de Rigoberto), aunque lo realmente “malo” es el “riesgo” al que se enfrenta Escalante al pisar un terreno que, si bien lo llevaría a ampliar y diversificar su público, podría reducir la crudeza, sordidez, indecencia, irreverencia y atrevimiento al que tiene acostumbrado a su “selecto” grupo de espectadores. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 25 de febrero de 2024 en la edición 1100 del semanario Ríodoce.

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