El Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad de las mortíferas explosiones del miércoles en las inmediaciones de la tumba del comandante militar Qasem Soleimani al sur de Irán, que dejó según las cifras oficiales 84 personas muertas.
El ala de medios de ISIS, Al-Furqan, emitió un comunicado este jueves, afirmando que dos atacantes suicidas habían detonado sus chalecos explosivos mientras los chiítas se reunían para el cuarto aniversario del asesinato de Soleimani en Kerman.
La declaración, titulada “Y mátalos dondequiera que los encuentres”, nombra a los dos atacantes y dice que apuntaban a una reunión de “politeístas” cerca de la tumba de su “líder muerto” Soleimani.
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El grupo no ofreció más pruebas y su versión de las explosiones difiere de la dada por los medios iraníes.
El ministro del Interior de Irán dijo que las dos explosiones ocurrieron en corta sucesión, y la segunda, más letal, se produjo mientras otros se apresuraban a ayudar a los heridos.
Otro medio de comunicación estatal, IRINN, dijo que la primera explosión fue causada por una bomba colocada en una maleta dentro de un automóvil y que parecía haber sido detonada de forma remota en lugar de haber sido causada por un atacante suicida.
Irán declaró el jueves día de luto y el presidente Ebhrahim Raisi canceló un viaje previsto a Turquía.
Las acusaciones surgieron en el tiempo transcurrido entre las explosiones y la declaración de ISIS. El presidente de Irán, Ebhrahim Raisi, culpó a Israel por las explosiones y advirtió que pagaría un “alto precio”. El Ejército israelí dijo a CNN que “no tenía comentarios” sobre el asunto.