Son las pistas naturales de un conflicto, y mientras se mantenga en estas, la sangre no llegará al río. Héctor Melesio Cuen dice –en entrevista con Ríodoce– que desde el tercer piso tienen la intención de rematarlo porque lo sienten herido, pero sabe que hay ventanas abiertas al diálogo. Si no fuera así, no se hubiera reunido con el gobernador dos o tres días antes de la visita presidencial cuando, mientras AMLO daba su conferencia mañanera, sus huestes –aunque diga y jure que no se mete en la UAS—, sus huestes inundaban las calles de universitarios, maestros, trabajadores y estudiantes.
En las dos pistas los ánimos se están caldeando. La acción de los dirigentes rosalinos al tomar el Congreso del Estado impidió que el gobernador Rubén Rocha presentara su segundo informe de gobierno, una obligación constitucional. Y tiene de plazo hasta que termine el periodo ordinario de sesiones para hacerlo, el 31 de enero.
Dentro de los márgenes de un conflicto como el que se vive desde que el congreso estatal aprobó la ley estatal de educación pública –que significa desmantelar el cacicazgo que hoy impera en la UAS—la acción de los universitarios fue correcta. Es presión con la cual pretenden modificar el rumbo de los juicios que les siguen a una decena de directivos por diversos delitos que podrían llevarlos a la cárcel. Pero igualmente acertada fue la decisión del congreso de suspender el evento ante el riesgo de que se desatara la violencia y, entonces sí, llevar el conflicto a otro nivel, un punto, quizá, de no retorno que, por supuesto, le convendría más a los acusados que al gobierno.
Pero si el congreso del estado hizo lo correcto al suspender el informe para evitar un encontronazo, el gobernador también al improvisar un acto popular para informar al pueblo de lo que considera sus avances. Invitados especiales, música, danza, pero, sobre todo, masa, gente, miles, acarreados, como se quiera ver –muy al estilo de AMLO–, pero como demostración de fuerza y apoyo a su proyecto y al proyecto de la llamada cuarta transformación.
El problema es que, en la otra pista, que debiera debatirse con otras armas, las de la ley, también están apareciendo los instrumentos de la calle, la violencia, el arrebato, los ánimos encendidos. En la más reciente audiencia realizada en el Centro de Justicia, el juez Carlos Alberto Herrera se apanicó y tuvo que salir corriendo de la sala y dejó hablando sola a la defensa. En la audiencia se discutía sobre la causa penal por el delito de abuso de autoridad contra el rector –separado del cargo– Jesús Madueña, y contra el encargado del despacho, Robespierre Lizárraga. El presunto delito, negarse a las auditorías que ha pretendido realizar la Auditoría Superior de Sinaloa. Encabronados, los seguidores de los acusados, bloquearon la sala y por minutos retuvieron a agentes del Ministerio Público y periodistas. No pasó a mayores, pero fue algo que, hasta ese jueves, no había ocurrido. En un conflicto así y con rivales de la naturaleza de Héctor Melesio Cuen y Rubén Rocha, si la violencia escala, el resultado será lamentable para todos.
Y en este contexto de crispación ascendente, la pregunta es qué debemos esperar si llega el momento de las sentencias condenatorias, y si las condenas son cárcel. Porque mientras son peras o manzanas, si los pleitos se van a instancias federales y hasta la Suprema Corte, varios de los acusados podrían dormir en chirona mucho tiempo. Como Rosario Robles, como Juan Collado… Y después, tal vez muchos años después, si llegaran a ganar en esas instancias un pleito que van a perder aquí, intentarán vestirse de héroes y de heroínas y hasta de mártires. La pregunta es si los acusados tienen vocación de mártires. Me parece que no.
Bola y cadena
LO DIJE DE PASO, PERO LOS ACUSADOS debieran verse en el espejo de Rosario Robles y de Juan Collado. Salieron de la cárcel y pueden decir que son inocentes y que fueron víctimas de la venganza del presidente AMLO. No dudo que haya sido así, aunque no les creo que sean inocentes. El problema es que AMLO tiene muchas varas y mide con ellas según sea el caso. A Emilio Lozoya, por ejemplo, lo trató distinto. Se supone que ya tienen claro con qué vara los está midiendo el gobernador.
Sentido contrario
Y A VER SI ESTO NO ES EL PRINCIPIO de una serie de cancelaciones, también como AMLO, que no fue a ver a los acapulqueños por temor a las rechiflas “de los conservadores”, según se justificó. Hace días canceló un evento del Teletón –la inauguración del Centro de Rehabilitación e Inclusión Teletón– en ese mismo estado, por temor a una protesta de maestros que se había anunciado. Pero sí vino este domingo a Mazatlán. Con todo, todavía puede andar acá sin poner en riesgo “la investidura presidencial”.
Humo negro
AL QUE LE SALIÓ TODO AL REVÉS fue al gobernador de Nuevo León, Samuel García, que quiso ser candidato presidencial y no solo no lo logró, sino que casi pierde también la gubernatura. Malo para él, para Movimiento Ciudadano –que ahora a ver qué inventa—y para los neoloneses, que tan chingones que se creen y tienen lustros comiendo camotes como poblanos.
Artículo publicado el 03 de diciembre de 2023 en la edición 1088 del semanario Ríodoce.