El Nini había decidido quedarse en la ciudad. Fue un objetivo secundario de la Sedena cuando atrapó a Ovidio Guzmán el 5 de enero de este año, pero no lo lograron. En un intento de atraparlo en la colonia Hidalgo de Culiacán, murió un anciano, pero él escapó. A mediados de este año el gobierno norteamericano anunció una recompensa de 3 millones de dólares por información que llevara a su captura, y eso incrementó la presión sobre él y sobre Los Chapitos, sus jefes. Por eso, entregarlo tenía que haber sido un cálculo normal en ellos. Vivo o muerto. Y todo indica que eso ocurrió. No se necesita ser muy listo para deducir que Néstor Isidro Pérez Salas fue “puesto” para que el gobierno llegara por él. El Ejército y la Guardia Nacional. No quisieron matarlo. El temible jefe de seguridad de Los Chapitos salió huyendo en calzones por la azotea de la casa donde estaba y se puso a modo de los francotiradores apostados en los alrededores de la vivienda, lo cuales hicieron solo dos disparos de advertencia. Fin de la historia.
Decía que estaba más seguro en la ciudad, pues veía a la gente como una especie de escudo. Pero solo no podía hacer nada, no tenía escoltas cuando lo aprehendieron ni había punteros que le advirtieran la presencia de los militares. De hecho, la captura fue casi a la misma hora del operativo frustrado de octubre de 2019, cuando aprehendieron a Ovidio y tuvieron que soltarlo. Era tal la importancia del Nini en la estructura de seguridad de Los Chapitos, que si no hubieran decidido entregarlo ahora estaríamos hablando del tercer culiacanazo. Mienten los “prestigiados” periodistas que aseguran que el Nini tenía tres anillos de seguridad y que estos fueron vulnerados a fuerza de balas por el ejército y la Guardia. Al jefe sicario lo dejaron solo por órdenes de sus jefes, de quién más. Les convenía entregarlo, se quitan presión por el momento, ganan tiempo, el suficiente para reorganizar su estructura… y abren una ventana de negociación con el gobierno mexicano y con el norteamericano, lo cual no es nuevo en este negocio. Lo hizo Joaquín Guzmán en su momento y lo ha hecho el Mayo Zambada toda la vida. En esa parte los hijos traen la misma escuela que “los viejones”, aunque más violentos.
Los Chapitos ganan tiempo, pero la guadaña gringa sigue sobre sus cabezas. No la mexicana porque el gobierno de nuestro país está ocupado en otras cosas y si no es bajo la presión del gobierno norteamericano, no se mueve. Y ha mostrado poca dignidad cuando las fuerzas federales han sido criminalmente humilladas como aquella emboscada donde murieron cinco militares que traían a un jefe de sicarios que había sido herido en un enfrentamiento en Badiraguato para que lo atendieran en Culiacán. El ejército supo y así lo declararon los mandos castrenses, quiénes habían ordenado el ataque, pero nunca hicieron nada para desmantelar las células que habían perpetrado la infamia, algunas de ellas al mando del propio Néstor Isidro (Una omisión doblemente criminal del propio ejército, pues el Nini fue uno de los que comandaron las acciones para obligar al gobierno federal a que dejara libre a Ovidio Guzmán aquel octubre de 2019, que significó otra humillación para nuestras “gloriosas” fuerzas armadas.
El gobierno norteamericano no bajará la presión y menos ahora que inicia un proceso electoral donde Joe Biden buscará la reelección. El tema del fentanilo gravitará en el ánimo de los electores y el presidente tendrá que dar respuestas. Ya se llevaron a Ovidio, pero los quieren a todos. No a unos más y a otros menos: a todos. La narrativa del gobierno norteamericano es que ellos son los principales proveedores de las redes de distribución en la Unión Americana. Es seguro que otros cárteles estén haciendo lo mismo, como el CJNG, pero la atención ha sido dirigida a Sinaloa y deben esperarse nuevas embestidas del gobierno mexicano avituallado de información que le proporcionan, como siempre, las agencias norteamericanas. Y no se dude que también de agentes y armas de aquel país.
Bola y cadena
¿POR QUÉ SABIENDO de la peligrosidad y la capacidad del Nini para responder un ataque el gobierno decide hacer la operación de captura al medio día? ¿Por qué si ya se tenía la experiencia del primer culiacanazo, cuando se puso en riesgo a miles de culichis? El sector y la colonia donde lo atraparon, están densamente poblados. La única razón es que la entrega fue pactada ¿a qué nivel? Al más alto, por supuesto.
Sentido contrario
LA FOTOGRAFÍA ES UNA JOYA. Muy parecida en su sentido a aquellas que surgieron del evento de Claudia Sheinbaum en Culiacán, donde varios dirigentes priistas se incorporaron a Morena y ante las rechiflas de la militancia, la aspirante presidencial dijo “no importa de dónde vienen, sino hacia dónde vamos”. Cuando ves a Héctor Melesio Cuen junto a Alejandro Moreno, dirigente del PRI, Marko Cortés, líder nacional del PAN y a Jesús Zambrano, del PRD, tienes que preguntarte si estos son los personajes que están proponiendo “rescatar” al país y a Sinaloa. ¿Rescatarlo de quién, para llevarlo hacia dónde?
Humo negro
EL GOBERNADOR RUBÉN ROCHA informó hace algunos días que el SAT le está cobrando alrededor de 1 mil 600 millones de pesos que debió recibir en su caja, pero gracias a una machincuepa perpetrada en las auditorías a Coppel y al Grupo Arhe, vino a parar a las finanzas del gobierno estatal a través de SATES. Coppel pagó lo que le correspondía, incluso con una multa, pero Arhe declaró pérdidas y no dio ni un cinco. El SAT dice que no existieron tales pérdidas y quiere su dinero. Pero lo más importante del caso es que, si el dinero entró al tesoro estatal ¿qué se hizo con él? ¿Puede documentarse su destino? Son 1 mil 025 millones de pesos y la gente tiene derecho a saber qué pasó con ese dinero.
Artículo publicado el 26 de noviembre de 2023 en la edición 1087 del semanario Ríodoce.
