Cine: ‘Cassandro’

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Como luchador amateur los fines de semana, con el nombre de El Topo, Saúl Armendáriz no pasa de peleas en las que no figura, pero una vez que incursiona como luchador exótico y se hace llamar Cassandro, la situación cambia. A partir de ahí, llega el éxito y la posibilidad de pensar en comprar una casa para su madre (Perla de la Rosa). No obstante, la batalla más fuerte para él está fuera del cuadrilátero, en la relación con su padre (Robert Salas) y en aceptar las condiciones de una pareja (Raúl Castillo) a escondidas.

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Saúl Armendáriz es un personaje por sí solo. El texano de padres mexicanos, que creció entre El Paso y Ciudad Juárez, puede ser todo, menos convencional. Más bien se trata de alguien inclinado a lo auténtico, excéntrico, singular, sensacional, llamativo y sin (o con menos) prejuicios. Desde muy pequeño supo quién era y qué le gustaba y, a pesar de que eso le costó discriminación, rechazo y agresión, también le sirvió para impulsarlo a convertirse en uno de los mejores luchadores a nivel mundial, carrera que comenzó en 1988.

Todas esas cualidades las supo ver el director Roger Ross Williams para dirigir Cassandro (EU/2023) y escribir el guion de la película junto a David Teague, aunque sus recursos para contar parte de la vida este integrante del Salón de la Fama de AAA, campeón Mundial de Peso Welter de la NWA y de Peso Ligero de la UWA, no fueron los adecuados para construir una historia a la altura de la creatividad del luchador.

La cinta tiene a su favor que expone a un personaje divertido, resiliente y perseverante; una estupenda producción; una fotografía excelente, que retrata cada contexto con lo necesario para conocer la vida del protagonista; una disfrutable música que acompaña y adorna la historia de manera precisa y sin estorbar; y una trama interesante referente a cómo Cassandro logró el éxito, supo sortear sus traumas por la ausencia y el rechazo de su padre, pero con el amor y todo el apoyo de su madre.

Como el luchador en cuestión, García Bernal hace una interpretación muy aceptable, sobre todo fuera del ring, en el que no está mal: va de un lado a otro del cuadro, sube, brinca, golpea y tira al suelo a sus contrincantes, los somete, viste llamativo, se mueve con soltura, pero no extraordinariamente. En donde sí está mejor es como ese hijo entregado a su mamá, a la que quiere complacer, ayudar y honrar en cada momento, con la que platica, se divierte y se abre sin tapujos; y como esa persona que busca sobresalir en la vida, sin importarle lo qué es y qué piensen los demás al respecto.

La película disponible en Prime Video falla por su ritmo lento, en perderse en subtramas que no desarrolla lo suficiente (la relación con el novio), y en no darle el tiempo coherente al proceso que requiere cada situación: pareciera que de la nada o muy rápido, el luchador exótico recibe el reconocimiento del público, la solicitud del promotor (Joaquín Cosio) para llevarlo a pelear, o de la “entrenadora” (Roberta Colindrez) para creer en él y hacerse, además, su cómplice. De repente, Cassandro avanza, se supera, pero no se explica bien a bien cómo lo hace. El enfrentamiento con El Hijo del Santo, es lo mejor. Vélala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 15 de octubre de 2023 en la edición 1081 del semanario Ríodoce.

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