Jesús Abel Cázares Elenes, asesinado a balazos en Culiacán, era miembro del cártel Elenes, según el gobierno de Estados Unidos.
Desde febrero de 2017 el Departamento de Justicia estadounidense presentó una acusación en la corte del Distrito Central de California, en la que identifica a 22 personas como miembros del cártel Elenes.
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Jesús Abel era originario de El Guayabito, en Mocorito; y sobrino de Víctor Emilio Cázares Salazar, detenido en abril de 2012 en Jalisco y extraditado a Estados Unidos donde se declaró culpable y fue sentenciado a 15 años de prisión; y de Blanca Margarita Cázares Salazar, la Emperatriz, señalado por Estados Unidos de lavar dinero para el Cártel de Sinaloa mediante casas de cambio.
Jesús Abel fue asesinado a balazos la madrugada del domingo 3 de septiembre en la calle Rafael Macedo, en el sector Tres Ríos, en Culiacán, cuando circulaba en una camioneta Ram TRX.
El gobierno estadounidense lo ubica como miembro del cártel Elenes, del que también formaría parte Jeuri Limón Elenes, quien el 12 de julio pasado fue incluido en la lista de la Oficina de Control de Activos Extranjeros por haber realizado o intentado realizar actividades o transacciones que han contribuido sustancialmente, o representan un riesgo considerable de contribuir a la proliferación internacional de drogas ilícitas o de sus medios de producción.
Jesús Abel y los otros miembros del cártel, según la acusación presentada en 2017, adquirían drogas en México para revenderlas a los clientes en California y otros lugares dentro de Estados Unidos.
Jeuri, conocido como Prude, Fox y Royal Nuevo, es identificado como el líder y el responsable de orquestar depósitos de dinero derivados de las ventas de drogas en Memphis, Tennessee; San Francisco; Omaha, Nebraska; Phoenix y Baldwin Park, entre otras áreas.
Mediante celulares BlackBerry enviaban mensajes electrónicos para comunicarse sobre el tráfico de drogas y para intentar evadir a las autoridades y organizaban el transporte de drogas para su distribución en los Estados Unidos a través de intermediarios, y el transporte de las ganancias de las drogas a través de intermediarios desde los Estados Unidos a México.
La acusación detalla la intervención de comunicaciones entre integrantes del cártel y la forma en que comunicaban para coordinar los “cruces” de droga por la frontera de Tijuana y San Ysidro, en automóviles y camionetas y luego la distribución.
Señala, por ejemplo, que el 28 de agosto de 2015, entre las 18:20 y las 18:25 horas, usando lenguaje codificado, Cázares Elenes le envió Jeuri una serie de mensajes preguntándole sobre el estado de un envío de drogas.
Jeuri preguntó a otro acusado identificado como JKF sobre la droga de Cázares y éste respondió que sería transportada ese día a través de la frontera.
El mismo día, a las 22:04 horas, JFK envió un mensaje a Jeuri en el que le dice que la transportadora de la carga de Cázares estaba a punto de hacer fila para cruzar la frontera hacia Estados Unidos en una camioneta GMC 2002.
A las 22:10 horas, la conductora de la camioneta GMC, Audrey Rose Urrea, intentó cruzar la frontera con 23.13 kilos de metanfetamina, pero la camioneta fue enviada a inspección secundaria.
La mujer fue detenida y después de ella arrestaron a Julián Rocha, Froilán Villarreal, Óscar Arredondo, María Ernestina Limón Elenes, Antonio Orozco y Martín Ruiz Saldaña, Edgar Limón y Fernando Madueño Sánchez.
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Otros 12 involucrados en la acusación, entre ellos Jesús Abel, están considerados fugitivos.
La acusación fue resultado de una investigación realizada por Los Ángeles Strike Force a miembros de una organización de narcotráfico vinculada al Cártel de Sinaloa.
Los acusados supuestamente fueron responsables de la importación de cientos de libras de metanfetamina, cocaína y heroína desde México a los Estados Unido y distribuyeron la droga por todo el país a través de una red de asociados.
Durante la investigación de intervenciones telefónicas que duró dos años, miembros de Strike Force incautaron narcóticos con un valor aproximado en la calle en Los Ángeles de más de 6 millones de dólares, incluyendo aproximadamente 290 libras de metanfetamina, 280 libras de cocaína, 30 libras de heroína y 81 libras de mariguana; 33 armas de fuego, tres vehículos con compartimientos ocultos y 1.3 millones de dólares en efectivo.
La acusación señala 14 incautaciones de droga importantes, una de las cuales involucró más de 15 kilogramos de cocaína y metanfetamina, así como más de 28 armas de fuego.
De acuerdo con el gobierno estadunidense, era una sofisticada red internacional de tráfico de drogas que almacenaban en escondites en todo el Valle de San Gabriel.
La acusación formal tiene 19 cargos en los que señalan a los acusados de ser miembros de una conspiración para distribuir sustancias controladas y 14 cargos por posesión con la intención de distribuir narcóticos.
Artículo publicado el 10 de septiembre en la edición 1076 del semanario Ríodoce.