El trato de los hermanos Romeo (Benny Emmanuel) y Preciado (Harold Azuara) no es el mejor, su relación está más que nada basada en la envidia y el querer sobresalir cada uno en el talento que creen tener. Sin embargo, se ven obligados por su abuela (Nora Velázquez) a participar en un rally automovilístico, para honrar la memoria de su padre (Guillermo Quintanilla), en el que tienen que competir con Marén (Ana Celeste), la hija del cacique del pueblo (Dagoberto Gama), quien quiere despojarlos de su única posesión.
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Con locaciones en Mazatlán, La Isla de la Piedra y Mármol de Salcido Los (casi) ídolos de Bahía Colorada (México/2023), dirigida por Ricardo Castro, es una comedia de situación que intenta resaltar y homenajear la cultura sinaloense, al incluir en su historia, principalmente, la música de banda y el gusto e idolatría por los carros, con algunos elementos interesantes y dignos de apreciarse.
En la película disponible en Netflix, escrita por el propio Castro junto a María Torres y Enrique Vázquez, basados en el guion original de Beto Gómez, destacan dos aspectos: el visual, por el uso de colores chillantes, intensos, el exceso de iluminación y uno que otro encuadre creativo; y por la calidad de su elenco, ya que la mayoría de los intérpretes son realmente muy capaces y convincentes, aun con que algunos tienen muy poca presencia en pantalla, como Karen Momo, Silverio Palacios y Guillermo Quintanilla.
En relación a lo anterior, hay quienes hacen un trabajo en verdad sobresaliente y muy disfrutable, sobre todo por esa apropiación del característico y peculiar acento sinaloense: además de muy divertida, Nora Velázquez logra dar vida a una abuela entrona, luchona, solidaria, clara y directa, que antepone a la familia y busca en todo momento que quienes la integran sean unidos y estén en armonía; Ana Celeste registra fielmente a una chica sinaloense, quien tampoco se anda con rodeos, no pierde el tiempo, es hábil para cualquier tarea, maneja autos con una destreza de competencia y no duda ni se limita en mostrar sus sentimientos a la persona que le gusta.
Lo mismo sucede con Benny Emmanuel y Harold Azuara, quienes representan muy acertadamente a dos muchachos de esta región del país, hacen suyo el acento, la manera de hablar y el vocabulario que identifica a los sinaloenses, además de que su comportamiento, gustos e intereses (la banda, las trocas), también exponen lo que identifica a muchos varones de su edad de este contexto.
A pesar de todo lo anterior y de que funciona mayormente y divierte (ocasionalmente), que aborda temáticas como el respaldo familiar, la resiliencia, el perdón, dedicarse a la vocación y no a lo que otros quieren, solo por intentar agradarlos, Los (casi) ídolos de Bahía Colorada se mueve por terrenos sencillos y seguros: una narrativa que no necesita ni el mínimo esfuerzo para descifrarla, temas abordados por encima, situaciones a las que se les dedica innecesariamente mucho tiempo y otras que requirieron de esto mismo para su adecuado desarrollo, como esa competencia del final, muy cacaraqueada, que se queda muy corta, cuando era la oportunidad para derrochar la creatividad en una buena secuencia de acción. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 23 de julio de 2023 en la edición 1069 del semanario Ríodoce.
