La estadounidense Kristin Balbano (Toni Collette), empleada de una empresa que no la valora, madre de un principiante universitario (Tommy Rodger) y responsable de llevar el dinero a casa, porque su esposo (Tim Daish), además de serle infiel, no trabaja, recibe una llamada de Bianca (Monica Bellucci), desde Italia, quien le comunica que su abuelo (Alessandro Bressanello) acaba de morir y debe asistir al funeral. Muy pronto, en aquel país, Kristin se topa con la posibilidad de vivir una nueva historia de amor y asumir un importante puesto en el negocio familiar, pero justo cuando considera que todo marcha perfectamente y que, incluso, puede hacer su propia versión de Comer, rezar, amar (2010), descubre que nada es como lo creía.
La heredera de la mafia (Mafia Mamma/EU/2023), dirigida por Catherine Hardwicke, pretende imitar las historias italianas de mafiosos, con tramas que involucran a la familia dedicada a los malos negocios, heredados sí o sí para dar continuidad a las interminables venganzas, por lo que son recurrentes los enfrentamientos a balazos todos contra todos, los asesinatos a conciencia o por error y los envíos de alguna parte del cuerpo como prueba de que se ganó una batalla –por cierto, Kristin no sabe cómo comportarse en ese contexto, porque, además de no haber tenido contacto con él, nunca vio El Padrino (“leí un resumen en Wikipedia”), “el patrimonio de Italia”, saga que más inspira la disfuncional parodia que nos ocupa.
La película hace su lucha para atrapar la atención del espectador con una historia de amor a primera vista, que medio funciona más por la urgencia del personaje de Collette por salir de su abstinencia sexual de tres años, que por un afecto genuino. Este aspecto se relaciona con el discurso feminista de la película, el cual hace que, por fin, se escuche la voz de Kristin, que ella ejerza su autonomía y derechos como mujer, y se aleje de una vida en la que debe esforzarse demasiado para ser vista, respetada, reconocida y valorada.
Es de reconocerse que La heredera de la mafia, con un guion de J. Michael Feldman y Debbie Jhoon, basados en una idea original de Amanda Sthers, cuenta con un excelente elenco, pero lo desaprovecha irremediablemente. Salvo Collette, que posee un carisma impresionante, logra la soltura necesaria para desarrollar su personaje sin inconvenientes y es capaz de llevar a su Kristin a una evolución creíble, de una mujer ordinaria, apagada y sin muchas emociones a una relajada, emprendedora e independiente. El resto solo cumple con la tarea: Bellucci se percibe contenida y sin posibilidades de mostrar su indiscutible talento, por ejemplo.
Con una basta cantidad de referencias a cintas que sí tuvieron algo qué decir, el filme disponible en Netflix se queda corto en su intento de hacer reír, exponer un discurso de empoderamiento femenino más sólido y de estructurar una historia fluida. Por lo contrario, prefiere centrarse en situaciones inconexas, absurdas; en una narrativa lineal, sencilla, estereotipada, cargada de lugares comunes, personajes típicos; y apelar a un elenco reconocido que sirve como imán con el público. Está de más decir que es demasiado predecible. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 16 de julio de 2023 en la edición 1068 del semanario Ríodoce.
