Corrupción y simulación

AMLO ANTE LA CORRUPCIÓN. Los trapos al sol.

Desde su campaña y aún ahora, Andrés Manuel López Obrador, sostiene que el mayor mal del gobierno y de México es la corrupción, lo cual es muy cierto y está “casada” indisolublemente con la simulación. En congruencia con la palabra empeñada el presidente y el propio gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, han abierto una “ventanita”, tal vez no fácil de pasar, pero acceso al fin; las conferencias “Mañaneras y Semaneras”, dónde se presentan todo tipo de denuncias y, por regla general, se les canaliza y da seguimiento.

El caso más sonado de corrupción en el gobierno federal, el de Segalmex, fue el propio gobierno federal quien hizo la denuncia, ya hay detenidos y recuperación de recursos enhorabuena. ¿Será el único caso de corrupción y desvío de recursos? No es creíble; pero, al menos, en el primer círculo del presidente, el cuidado es extremo, como nunca. En los gobiernos estatales y municipales la situación es más complicada y, cómo no, si las estructuras están atiborradas de funcionarios que provienen de los gobiernos del PRI, del PAN y del PRD. Claro no todos, tal vez ni la mayoría son corruptos, pero sí, muchos de ellos están acostumbrados a llevar agua a su molino y como no es gripa, ese mal no se cura; los casos abundan.

El asunto es que muchos funcionarios de todos los niveles, creen que la lucha contra la corrupción y la simulación es únicamente una moda, una “ocurrencia” sexenal de López Obrador, que ya se les pasará y las aguas llegarán a su nivel. Y actúan como si lo aceptaran y compartieran, pero sólo en la forma y no en el fondo. Deseamos que no sea así, que los estilos y principios de los gobiernos de la Cuarta Transformación, hayan llegado para quedarse y permear hasta los huesos a todos los gobiernos y a todos los servidores públicos de los próximos cincuenta años.

Los que entienden o comparten poco la política del presidente, como era práctica común en los gobiernos panistas y neoliberales, han enfocado su “campaña” contra la corrupción, la simulación y a favor de la transparencia en las formas y no en el fondo:

Escudriñan las nóminas para ver si encuentran algún empleado del más bajo nivel que no cumpla con su horario, que no cheque sus entradas y salidas, que no haya entregado toda la documentación cuando ingresó a laborar, casi ponen un vigilante detrás de cada empleado de base para que no se lleve una hoja, un lápiz, una pluma, les regatean sus prestaciones legítimas, se “esfuerzan”, como nunca, para fincar “responsabilidad” administrativa a la más mínima falla en su expediente o en su cumplimiento laboral. Pero siempre o principalmente abajo. Abundan las auditorías, checan y re checan los expedientes, los documentos, los pagos; para encontrar fallas, hacer observaciones, aumentar la estadística. Y entre tanto, arriba los intentos de robo fraudes y la simulación, se mantienen o crecen cada vez más; las compras se hacen con quién y como quieren los altos funcionarios y los grandes proveedores; los puestos disponibles se llenan de amigos y familiares, las cortes de incondicionales crecen sin cesar.

La corrupción y la simulación tienen mil caras, como la humedad, penetra y se instala por todos lados. Abundan las estructuras de transparencia, pero como la carabina, sirven para nada. Para aumentar las nóminas.

Como dijo y repite López Obrador, la “mugre” —corrupción— se barre de arriba para abajo y, ciertamente, no tolera ni acepta ningún caso evidente de corrupción a su lado, como dicen que sucedió en el caso de Julio Scherer Ibarra, su consejero jurídico. El combate se hace, se empieza, se generaliza desde arriba y de ahí para abajo hasta el último de los servidores públicos, nunca a la inversa, porque esa es la peor de las simulaciones.

Sin embargo, López Obrador ha decidido y, qué bueno, no ser un inquisidor buscando y persiguiendo ladrones y simuladores en su gobierno y, sí, muy cierto, protege y cuida a sus amigos y compañeros más leales y fieles, de alguna manera incondicionales; pero si hay pruebas de fallas y son ciertas y contundentes, no ha dudado en tomar distancia y medidas. Lo ha hecho y lo seguirá haciendo.

Seguramente hay muchos funcionarios de nivel medio, bajo y superior honestos y muy eficientes en su trabajo; pero también hay otros advenedizos, arribistas, oportunistas, aparte de ineficientes, que, para cubrir su escasa experiencia, capacidad y buenas maneras de ser jefes, envilecen el servicio público, dan la peor cara de la Cuarta Transformación, su trabajo, su responsabilidad, sus acciones van contra los trabajadores de abajo, de base, se solazan perjudicándolos, persiguiéndolos, afectándolos; asediándolos con oficios, observaciones y restricciones con la cuales quieren demostrar quién manda, y cómo se debe ejercer el “poder”; perjudican, y se exhiben como contrarios a lo que deberían ser los nuevos servidores públicos. No comparten la visión y el modelo del gobierno de AMLO.

Podrían ser capacitados, educados en esos postulados, enseñanzas y principios porque, no los conocen, y, tal vez, ni les interesan.

Artículo publicado el 16 de julio de 2023 en la edición 1068 del semanario Ríodoce.

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