El músico y activista César López dijo que tal vez faltó más explicar el significado del instrumento
Solo en España con los etarras le pasó algo similar. El músico y activista César López se dijo tranquilo después de la situación mediática suscitada a partir de la “escopetarra”, un instrumento de paz con el que ha recorrido distintas partes del mundo.
La fotografía del director del Instituto de Cultura Municipal de Culiacán, Alonso Ramírez, portando el instrumento como si fuese una arma, sesgó el anuncio del concierto que dará este domingo, en el Teatro Griego.
No fue nada nuevo para él; hace algunos años, en España, se le cuestionó por tener similitud de nombre entre escopetarra y etarras.
“Nunca había sucedido algo como esto, tal vez faltó hacer más pedagogía, explicar más a fondo, preparar a la gente para ver este objeto”.
Esta polémica, aseguró que le ha gustado mucho. Le ha parecido único, interesante, útil.
“Si yo tuviera que opinar sobre esta situación diría: ¿cuál es el precio que Culiacán está dispuesto a pagar por su paz”.
“Me parece bien que se abra un debate sobre el sentido del papel de las artes, que no están para agradar, sino para interpelar, incomodar, ser crítico de la realidad, que genere debate social me parece bien”.
Rechazo por las armas
Esta situación apuntó que deja claro que, a Culiacán y Colombia, los une algo profundo: el rechazo por las armas.
“La escopetarra, es como un memorial itinerante. Cuando entras al Museo del Holocausto en Berlín, te preguntas porqué era importante conservarlos, en ese caso nos permite recordar por qué tenemos las armas y por qué nos han hecho tanto daño”, señaló.
Desde los orígenes de las civilizaciones recordó que el arte tenía un poder sanador, hoy ha quedado como entretenimiento.
Es de la idea de recuperar ese papel sagrado de las artes. No es tocar por tocar, es la responsabilidad que se tiene como sujeto social con suépoca.
“Se trata de dar un mensaje de paz, es necesario escuchar a los jóvenes que están rescatando a otros de la muerte. El arte conserva memorias. En términos de futuro, el arte ha pintado lo que sigue también, ese futuro posible”, detalló.
“No es un simple concierto, es estar cerca de los colectivos, que suban al escenario y más allá de dar un testimonio, es que quienes escuchen se lleven algo”.
La hermandad como vínculo
Para el artista colombiano ha habido un descubrimiento reciente; a Colombia y Culiacán, los hermanan no solo las buenas emociones, sino el dolor, la tragedia y ciertas coas que vienen de los dispositivos culturales.
“He viajado a muchos lugares en conflicto y tengo la teoría de que los muchachos hoy inmersos en la violencia son distintos a los de 30 años atrás. Son más conscientes del valor de la vida y eso es esperanzador”, señaló.
Artículo publicado el 16 de octubre de 2022 en la edición 1029 del semanario Ríodoce.