Los golpes de la 4T al Cártel de Sinaloa

LABORATORIO CLANDESTINO. Se refuerza el combate contra el Cártel de Sinaloa.

Este año, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha asegurado en el estado el 89% de todos los laboratorios clandestinos del país, la mayoría en Culiacán

En los primeros tres años de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, los esfuerzos en materia de seguridad se centraron principalmente en el combate al robo de hidrocarburos y en tratar de reducir los índices delictivos, pero en 2022 la estrategia se ha intensificado en el abatimiento de la fabricación de drogas sintéticas ilegales, y donde Sinaloa es el foco rojo.

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La información disponible de la Secretaría de la Defensa Nacional y Guardia Nacional, así lo demuestra. Del 1 de diciembre de 2018 a diciembre de 2021, en el país se aseguraron 258 laboratorios clandestinos, y de enero al 30 de julio de 2022, 257. Es decir que en los primeros siete meses de este año se ha asegurado una cantidad similar de “narcolaboratorios” que en los primeros tres años del gobierno de AMLO.

Del total de laboratorios clandestinos asegurados del 1 de enero al 30 julio de este año, 230 se ubicaron en Sinaloa, es decir el 89.49 por ciento de todos los sitios de fabricación de drogas sintéticas localizados en el país están en territorio del Cártel de Sinaloa, el resto se ubican en Michoacán, Durango, Jalisco, Baja California y Guerrero.

Culiacán y Cosalá: los mayores fabricantes de drogas sintéticas

En Sinaloa, el Cártel de Sinaloa ha elegido como centro de operaciones para la fabricación de drogas sintéticas principalmente a los municipios de Culiacán y Cosalá, donde se han registrado los mayores golpes por parte de la Sedena y la Guardia Nacional en lo que va del año.

Aún cuando no se tienen los datos precisos sobre el número exacto de laboratorios asegurados por municipio, por lo menos 56 se ubicaron en la capital del estado y alrededor de 50 en Cosalá, otros más en Badiraguato y Elota.

La mayoría de los sitios de fabricación de drogas sintéticas se ubican en zonas rurales y serranas, en localidades como Tachinolpa, Los Becos, Corral Viejo, Los Naranjos, Alcoyonqui, El Tecomate, Carboneras, El Espinal, Palo Verde, Los Cedros y Arroyo Grande, en el caso de Culiacán.

La mayoríade estas fábricas son construcciones rústicas de lámina y palma, escondidas entre el monte, y habilitadas con utensilios y precursores químicos, algunas incluso tienen plantas eléctricas.

En dicha zona serrana de la capital del estado, cuatro años antes, el 12 de septiembre de 2019, llegó una delegación de agentes de la DEA, fiscales y funcionarios federales de Estados Unidos a visitar un laboratorio clandestino que había sido asegurado. Ahí constataron la incursión del Cártel de Sinaloa en la fabricación de drogas sintéticas.

Esa visita, de acuerdo a algunos medios nacionales, encendió los focos rojos de la Casa Blanca, ya que los funcionarios estadounidenses constataron de primera mano la capacidad del Cártel de Sinaloa para elaborar cocaína, metanfetaminas y más recientemente fentanilo. Drogas que tienen como destino final Estados Unidos.

Entonces, el Departamento de Justicia de EU ya tenía en la mira a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín el Chapo Guzmán, como el responsable de coordinar los laboratorios clandestinos en Sinaloa, y específicamente en Culiacán. De ahí que la presión que habría ejercido el gobierno de EU para que México actuara, llevó al fallido operativo para capturar a Ovidio dos meses después, el 17 de octubre de 2019.

A diferencia de la premura para capturar a Ovidio, no ocurrió lo mismo en el caso de la estrategia para abatir la existencia de los “narcolaboratorios”, ya que durante los primeros tres años del sexenio de AMLO, los operativos fueron a la baja, incluso se realizaron menos que en los últimos tres años (2016-2018) de la administración de Enrique Peña Nieto, cuando se aseguraron 287, según datos de la Sedena.

Fue hasta este año, el cuarto de la administración de AMLO, cuando la estrategia para desmantelar los laboratorios clandestinos se intensificó, especialmente en los meses de junio y julio.

Antes de ello, la Sedena y la Guardia Nacional realizaron importantes decomisos de drogas en diferentes estados, como Baja California y Sonora, y que tenían como característica común que las sustancias ilegales provenían de Sinaloa.

De forma paralela, las fuerzas castrenses han detectado que además de operar laboratorios en localidades aledañas a la ciudad, el Cártel de Sinaloa ha habilitado en la zona urbana de Culiacángrandes bodegas para almacenar droga. El pasado 5 de junio fue asegurada una en la calle Rafael Buelna, entre Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria, a unos metros de la preparatoria Central de la UAS.En el lugar había 54 mil litros y 38 toneladas de precursores químicos para elaborar metanfetamina.

Posteriormente, el 2 de julio se ubicó una segunda bodega en el fraccionamiento Las Palmas, donde las autoridades aseguran que dieron un “golpe” histórico al Cártel de Sinaloa, al incautarle 510 mil tabletas de fentanilo, mil kilos de metanfetamina, 83 kilos de fentanilo, 31 kilos de cocaína y8kilos de heroína. Las autoridades detuvieron además a 10 personas que estaban en el lugar.

Artículo publicado el 07 de agosto de 2022 en la edición 1019 del semanario Ríodoce.

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