Jesús Estrada: la humillación

JESÚS ESTRADA FERREIRO. Palo dado.

Hay unanimidades que pueden presumirse, bondadosas y justas. Pero hay unanimidades que descubren los tufos de la política palaciega. A estas últimas corresponde la votación unánime que se dio el viernes en el Congreso del Estado para desaforar a Jesús Estrada Ferreiro. Que nadie haya votado en contra o se haya abstenido no habla del vigor de la democracia, sino, por el contrario, de cómo puede manipularse un sistema representativo a tal grado que solo representa la voluntad de unos cuantos. Y que, encima de eso, se presuma.

El viernes 10 junio de 2022 pasará a la historia por el quiebre que significa el desafuero de Jesús Estrada Ferreiro en medio de un pleito público que –ahora estoy más seguro que nunca—debió evitarse. Su viaje a California puede tener muchas interpretaciones. Que se fue a esconder, que anda huyendo… pero también que está preparando una embestida contra sus enemigos –porque en eso se convirtieron todos los que lo están llevando a juicio—desde un territorio y con armas que apenas hasta el viernes pudimos imaginar.

Cuando Estrada pidió licencia para enfrentar como cualquier ciudadano a la justicia –así lo dijo—muchos pensamos que ya había negociado una salida menos traumática a las denuncias que la fiscalía estatal estaba dando curso ministerial. Pero nos equivocamos. Todavía el martes 7, el gobernador Rubén Rocha posaba con Melesio Cuen en el Casa María y al día siguiente, durante el primer informe del rector de la UAS, Jesús Madueña, hablaba de su amigo y de la posibilidad de hacer política juntos en un futuro. En realidad, al gobernador le importaba el presente, pues estaba amarrando los votos de los diputados pasistas para la sesión del viernes. Y lo mismo hizo unos días antes con los priistas. Desayunó con Ricardo Madrid y con Sergio Mario Arredondo en el restaurante Club Náutico, de la Primavera, y allí les pidió el voto del grupo parlamentario a favor del desafuero. Ya tenía una alianza con los priistas, eso ha sido obvio desde que arrancó la legislatura, pero ocupaba sellar el compromiso para la sesión secreta. Su amistad con el ex gobernador Jesús Aguilar Padilla –suegro de Sergio Mario–, del cual fue coordinador de asesores, y sus compromisos con Quirino Ordaz, a quien se debe Ricardo, hicieron el resto.

No ocupaban la unanimidad para votar el desafuero y creo que fue un cálculo erróneo negociar a esos niveles un acuerdo porque, al contrario de lo que se pueda presumir, le resta legitimidad. Cuando los priistas se robaban las elecciones y las protestas eran inútiles, llenaban las urnas con el cien por ciento de los votos que correspondían a la casilla. Se les llamó casillas “zapato” y nadie creía que hubiera asistido el cien por ciento de la lista a votar, pero de todas maneras los votos se contaban. Pasó lo mismo en la sesión secreta. Fue una sesión “zapato” de una legislatura que llegó diversa, representativa de posiciones políticas distintas –eso se supone, al menos– y que en este caso se adulteró abyectamente.

Morena está en lo suyo, Feliciano Castro desde el Congreso y Rubén Rocha desde el tercer piso, también. Y si se han equivocado se sabrá pronto. Pero los cinco diputados del Partido Sinaloense tendrán que explicar sus razones para votar el desafuero si antes su líder, Héctor Melesio Cuen, había dicho que se fajaría con Estrada.

Pero este es solo un episodio. Faltan muchos todavía y si Jesús Estrada no tuvo pelos en la lengua para decir lo que pensaba, menos los tendrá ahora que vivirá en la clandestinidad hasta que decida salir o lo saquen de donde está. El problema del ex alcalde será demostrar sus dichos.

Por lo pronto Morena, el gobernador, el Congreso del Estado, la Auditoría Superior de Sinaloa y la Fiscalía General de Sinaloa, tienen la obligación de vigilar con lupa a todos los alcaldes y, en general, la administración de los recursos públicos en todas las entidades de gobierno en Sinaloa. Y castigar con el mismo rigor donde haya causas. No hacerlo confirmará que lo hecho a Estrada no fue más que un manotazo originado en el estómago de una izquierda descompuesta y ruin.

Bola y cadena
LA JUGADA DE JESÚS ESTRADA fue sorpresiva para todos y podría decirse que hasta hábil. No creo que ande huyendo, que esté tratando de evadir la justicia. Es un buen jurista y sabría defenderse de cualquier cargo en una lid justa. Pero claro, sabe que la lid no sería justa y que lo que se pretende ahora, luego de no llegar a un acuerdo, es meterlo a la cárcel. Sin embargo, irse a los Estados Unidos puede ser parte de una estrategia ya definida. Si es así, se sabrá pronto. De compras no fue.

Sentido contrario
UNO DE LOS PROPÓSITOS DEL GOBERNADOR Rocha era rescatar a la UAS del cacicazgo que la ha sometido durante 17 años. Era: a menos que Melesio Cuen esté dispuesto a soltar las riendas a cambio de algo más importante para él. Si el gobernador sigue pensando lo mismo, los cambios tendrían que verse ya. No barnizadas: cambios de fondo.

Humo negro
OTRO DESTINO QUE SE ESTÁ escribiendo es el de Eustaquio de Nicolás, preso en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México. Un penal de mierda, según me han dicho algunos que han pasado por ahí. El Tato teme por su vida, trae seis guaruras que le pusieron los que controlan el reclusorio; sinaloenses, por cierto, uno de El Salado y el otro de Cosalá. Le paga 50 pesos diarios a cada uno para que no se le despeguen. Luce flaco y enfermo. Teme que lo extraditen a los Estados Unidos y hasta ahora no tiene claro porqué le echaron el carro encima. A tanta gente le jodió la vida, que se le complica saberlo.

Artículo publicado el 12 de junio de 2022 en la edición 1011 del semanario Ríodoce.

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