Pasta dental infantil: un golpe de dulzor a edades tempranas

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‘En las pastas dentales se utiliza este sabor dulce, así como saborizantes de chicle y menta para hacerlas atractivas a los niños’

Los primeros años de vida vienen acompañados de un gusto natural por lo dulce. El paladar se inclina por estos sabores y poco a poco va dando entrada a otros gustos adquiridos, como la acidez o la amargura.

La pasta dental infantil es un artículo catalogado como de perfumería y belleza y forma parte de la base higiénica en muchos hogares. Su uso se ha ido incrementando en las últimas décadas gracias a que las formulaciones muy dulces y los empaques regularmente incluyen a personajes de dibujos animados, dos factores que son debilidad para los infantes.

El problema dental en México

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) las enfermedades bucales de mayor prevalencia son la caries dental y la enfermedad periodontal, las cuales afectan a más del 90 por ciento de la población mexicana.
Las enfermedades bucales se encuentran entre las cinco de mayor demanda de atención en los servicios de salud del país, situación que condiciona el incremento en el ausentismo escolar.

De acuerdo con la encuesta del 2011-2014 del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), en 20 estados los menores de seis años tienen un promedio superior a dos dientes afectados por caries dental.

De manera general, se observa un número reducido de empastes en dientes temporales en los niños de entre 6 y 9 años.

Durante la última década, hubo una reducción en el número de dientes permanentes afectados por caries dental en niñas y niños de 12 años.

¿De dónde obtienen el sabor dulce?

Las pastas y geles dentales contienen edulcorantes no calóricos. Este tipo de aditivos pueden tener mayor efecto en el dulzor que el azúcar regular, pero aportan menos energía. Al no ser metabolizados por las bacterias, estos edulcorantes no promueven la aparición de caries como sí lo hacen los azúcares naturales.

Además de edulcorantes, están elaboradas con lauril sulfato de sodio, colorantes, espesantes, fluoruro, saborizantes y conservadores.

La Revista del Consumidor publicó un estudio donde analizaron 33 presentaciones de pastas y geles dentales para niños.En 31 de las 3

3 presentaciones se encontró una mezcla de sorbitol y sacarina como edulcorantes. De las dos restantes, una presentó una mezcla de xilitol y esteviósidos y la otra mezcló sorbitol con estevia para dar dulzor al producto.

Pero Marion Nestlé, profesora de nutrición, estudios alimentarios y salud pública en la Universidad de Nueva York, dice que la seguridad del edulcorante aún está en debate.

“La ciencia (sobre la sacarina) siempre ha sido complicada, como es típico de las sustancias que se usan en dosis bajas”, dice.

La sacarina estuvo prohibida para su uso en Estados Unidos por décadas, pero en el 2000 fue sacada de la lista de sustancias químicas peligrosas de la FDA.

En pastas y geles dentales, su riesgo, en caso de haberlo, es mucho menor, pues se trata de un insumo de limpieza dental, no de un comestible y este no debe ser ingerido por ningún motivo.

“En las pastas dentales se utiliza este sabor dulce, así como saborizantes de chicle y menta para hacerlas atractivas a los niños. Es por ello que es de suma importancia que los pequeños, especialmente los menores de 6 años, sean supervisados por un adulto para evitar que las ingieran”, cita la publicación de Profeco.

Solo una presentación no incluyó personajes de dibujos animados en sus diseños.

Educando paladares dulces

Saborear este tipo de edulcorantes, como los encontrados en las pastas y geles dentales para niños, podría predisponer a los menores al gusto por ellos. Para el adulto ha sido difícil adaptarlos a su dieta, pues tienen un gusto muy distinto al del azúcar regular con el que crecimos.

Un estudio realizado en Chile, país pionero en el etiquetado de alimentos, encontró que el potente sabor dulce de los edulcorantes no calóricos podría favorecer un mayor apetito e ingesta energética.

Un reciente artículo plantea tres hipótesis sobre los edulcorantes: que interrumpen el control de la ingesta de energía; aumentan el deseo de un individuo por la dulzura; o conducen a una compensación excesiva consciente por calorías ahorradas.

En definitiva, se postula que los edulcorantes no calóricos no son inocuos y el consumo crónico podría aumentar el consumo de alimentos dulces en etapas posteriores.

Artículo publicado el 15 de mayo de 2022 en la edición 1007 del semanario Ríodoce.

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