Desde 1962 el establecimiento se ha convertido en una tradición gastronómica en Culiacán
Fueron 23 tacos los que un cliente logró comer; eran con doble tortilla, verdura y salsas las que aderezaban la lengua, maciza, ojo, sesos, cachete, oreja, molleja, paladar y cabeza.
El rico sabor lo hizo comer sin parar, no le cobraron ni un peso. Esa es la tradición establecida en los Tacos de la Juárez, ahí en la esquina frente al Panteón San Juan, en esta ciudad de Culiacán. No tiene pierde, desde las 5:00 de la tarde, los clientes ya esperan.
Y así desfilarán unos tras otros hasta la media noche, ante la humeante carne que despliega un olor inconfundible.
Este lugar, fundado desde 1962 se ha convertido en un establecimiento tradicional de Culiacán, que apuesta al sabor casero. Hacer sentir a los comensales como si estuvieran en la mesa de su casa.
Ernesto Sánchez Lizárraga, uno de los nueve hijos del fundador, dice que al ser una empresa familiar, siempre han buscado que no se pierda la convivencia a la hora de compartir los alimentos.
La tradición
Fue primero en la equina de la Juárez pero por la calle Aquiles Serdán que se instaló una taquería modesta. Fueron su padre y un tío que buscaron un sustento sin pensar que crecería tanto.
Corría el año de 1962 y gracias al carisma y sabor se fue corriendo la voz y tuvieron que agrandar el establecimiento. Ahí sus hermanos crecieron, combinaron la escuela y la venta de tacos.
“Lo que buscaba mi papá era tener un sustento, no tenían idea de nada de lo que podía crecer. Era una carreta chiquita y poco a poco se fue aclientando”, recuerda Ernesto Sánchez.
“Mis primos, tíos, hermanos empezamos a trabajar. Yo desde los 20 años estoy aquí, todos le entramos para que esto creciera”.
El sabor de la cabeza
El buen sabor de la lengua, maciza, ojo, sesos, cachete, oreja, molleja y cabeza, explica que ha sido la clave para que sigan siendo una de las taquerías preferidas.
“Nuestros tacos tienen un sabor único, pasa el tiempo y seguimos trabajando, dando lo mejor del sabor, somos varios hermanos los que trabajamos aquí, y algunos de ellos han podido abrir otras sucursales”, detalla.
“Nos dividimos las actividades; yo cobro, otro hace la carne, preparan, sirven de todo”.
A los tacos de la Juárez señala que acuden familias enteras y una que otra celebridad; artistas y políticos.
Han sido incluídos en la Ruta de la Garnacha y con frecuencia establecen los recórds de quien es capaz de comer más tacos en pocos minutos; en los hombres están en 23 y en mujeres en 13.
Un rico taco
Acompañados de salsas, cilantro, cebolla y un refresco bien helado, Ernesto Sánchez explica que ahí todo es de calidad, incluso el guacamole sabe a guacamole y no a agua.
“Aquí la gente viene y se come de tres a cuatro tacos por lo general, pero consomé y las salsas, los invitan a pedir más. La verdad se comen un rico taco”, indica.
“Esto es algo que hemos cuidado mucho, seguimos el negocio como tradición familiar, y claro cuidamos mucho a nuestros clientes. Mi padre nos contaba que él era muy alegre y bromeaba con la gente”.
En la esquina de la Juárez las tablas donde se pica la carne, no dejan de sonar. Las mesas están llenas y el corazón así está contento.
“Claro que sí, aquí estamos a pesar de la pandemia que al principio sí afectó, nos animamos a mover las redes sociales, pero aquí todo está libre, hay mucho espacio”, aclara.
“Sí pensamos que somos un lugar muy tradicional y pues eso nos agrada, nuestro trabajo es para eso para que la gente disfrute y regrese”.
Junto a Ernesto, sus hermanos Tomás, Ismael, Jorge y Óscar, en los Tacos de la Juárez, indica que lo más importante es que la gente no se quede con el antojo. Ahí estarán ellos para prepararles un rico taco.
Artículo publicado el 06 de febrero de 2022 en la edición 993 del semanario Ríodoce.
