Los pobres de Culiacán

POBREZA. En Culiacán 23% de la población la padece. Foto: Rashide Frías-Cuartoscuro.com

Doscientos cuarenta y cuatro mil.

Todas esas personas viven con ingresos menores a 3 mil 898 pesos mensuales en la zona urbana o 2 mil 761 en la zona rural.

Además, tienen, por lo menos una carencia en cuanto a vivienda, educación, acceso a los servicios de salud, alimentación, servicios básicos o seguridad social.

Dieciocho mil veintiocho personas viven en pobreza extrema.

Sus ingresos son menores a 1 mil 879 pesos mensuales en la zona rural y a 1 mil 471 en la zona rural y sus carencias sociales son tres o más.

El 23 por ciento de la población de Culiacán vive en pobreza, por lo que el municipio ocupa el lugar 95 en la escala nacional

El menor porcentaje de pobreza en el país, el número uno, es San Pedro Garza García, Nuevo León, con 5.5 por ciento.

El 1.7 por ciento de los pobladores de Culiacán vive en pobreza extrema, por lo que ocupa el lugar 131 de la escala nacional.

El municipio con menor porcentaje de pobreza extrema en México es Huépac, Sonora, donde nadie tiene ese problema.

Chihuahua es un municipio con una cantidad de población similar a Culiacán y tiene solo 0.9 de porcentaje de gente en pobreza extrema, 5 mil 901 personas.

Los ayuntamientos pueden incidir directamente en la reducción de la carencia de servicios básicos y de la calidad y espacios de la vivienda.

En 2015 había 64 mil culichis que no contaban con electricidad, drenaje, agua entubada o salida para el humo si cocinan con leña y, había, también, 56 mil, cuya vivienda carecía o de pisos, o de techos o de muros firmes o era tan pequeña que sus ocupantes vivían en hacinamiento.

Entre 2015 y 2020 el ayuntamiento de Culiacán recibió 565 millones de pesos del Fondo de Infraestructura Social Municipal (FISM), con el que puede construir servicios básicos y mejorar las viviendas pobres.

En 2020, los que no tenían servicios ya no fueron 64 mil; como en 2015, antes de la llegada del FISM; sino 54 mil. A ese ritmo en 30 años podría cubrirse totalmente ese problema.

En otros lugares del país han resuelto esta carencia. Existen 20 municipios donde la falta de servicios ya solo afecta a menos del 1 por ciento de sus habitantes, entre ellos está Tampico, donde viven 312 mil personas, no solo son territorios pequeños.

En 2020, en Culiacán, los que vivían en una vivienda precaria ya no fueron 56 mil, como en 2015, sino 54 mil. A ese ritmo en 135 años podría solucionarse ese problema.

En otros lugares han resuelto esta carencia. Existen 30 municipios en el país donde la falta de una vivienda de calidad ya solo afecta a menos del 2 por ciento de sus habitantes, entre ellos está Apodaca, donde viven 615 mil personas.

Culiacán está en el lugar 368 por su proporción de habitantes en vivienda precaria y en el lugar 302 de personas sin servicios básicos.

Por otro lado, entre 2015 y 2020 aumentaron en 70 mil los que no tienen acceso a los servicios de salud. Subieron de 167 mil a 237 mil. La sustitución del Seguro Popular por el INSABI fue la causa, según reportaron las propias personas al INEGI.

La carencia que afecta a más pobladores de Culiacán es la falta de seguridad social, en específico el no contar con una pensión ante situaciones que les impidan trabajar, como accidentes, invalidez o embarazo. 344 mil culichis tienen ese problema.

La política de seguridad social que los gobiernos federales han tomado deja desprotegido al 34 por ciento de la población. No ha habido transformación en la atención a esta necesidad social, ni planes.

La pobreza se reduce si la inversión pública establece condiciones suficientes para el desarrollo y, la inversión privada genera riqueza que se distribuye equitativamente entre todos los participantes.

La política social, en Culiacán, reducirá la pobreza, como forma efectiva de redistribución de la riqueza, si se dedica a mejorar las condiciones de vida con mejor vivienda, servicios básicos, clínicas, médicos y medicinas.

Eso dice la evidencia recabada casa por casa, en este municipio, por el INEGI.

La entrega de cheques en forma individual en lugar de invertir en las prioridades y los bienes públicos que nos señala la evidencia es una forma de perpetuar la pobreza por varias décadas.

La bonita foto del funcionario entregando billetes a un pobre beneficia más al funcionario que al pobre.

Esos billetes no le cambian la vida al pobre. No les mejora la vivienda, no les construye el drenaje, no les alcanza para medicinas caras, no les garantiza una alimentación nutritiva, no les da educación, ni seguridad social.

Los pobres de Culiacán requieren que el presupuesto del gobierno se invierta en las soluciones de fondo.

Ojalá.

Artículo publicado el 09 de enero de 2022 en la edición 989 del semanario Ríodoce.

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