Utilizar racionalmente el agua, el suelo y los recursos naturales, garantizando la protección del medio ambiente.
Eso deben lograr las políticas públicas.
Los sinaloenses necesitamos prioritariamente afrontar el cambio climático; usar los recursos naturales con base en información seria y, evitar ser víctimas de huracanes y sequías.
El cambio climático ya afecta al mundo y, por elemental obviedad, al estado y los municipios donde vivimos. Es necesario trabajar ordenadamente para reducir los impactos, así como adaptarnos a las transformaciones de la naturaleza, con el objetivo de construir municipios resilientes y con una visión sostenible.
La resiliencia es la capacidad de una sociedad para afrontar con éxito una situación desfavorable o de riesgo, y para recuperarse, adaptarse a la nueva situación y desarrollarse positivamente ante las circunstancias adversas.
Es necesario trabajar localmente ante el cambio climático mundial.
Debemos trabajar organizada y eficientemente, conformar un documento con estrategias y acciones de mitigación. Un Plan de Cambio Climático a nivel municipal es necesario para generar municipios capaces de adaptarse al cambio climático.
Esa es la tarea del gobierno local, estructurar la acción para resolver los problemas de la sociedad.
La muestra de que las autoridades municipales y estatales entienden la importancia del cambio climático se evidenciará en la cantidad de recursos técnicos y económicos que destinen los ayuntamientos al tema y el apoyo financiero y técnico por parte del gobierno estatal.
La risible idea de que los temas globales no nos afectan y, por lo tanto, no son de interés de los gobiernos locales se hará evidente si no se dedica inversión suficiente para la elaboración de los planes para la adaptación al cambio climático.
En el mismo sentido, es prioritario que el gobierno estatal establezca un sistema de información ambiental estatal.
Es vital que los sinaloenses contemos con datos duros derivados de un mecanismo confiable que monitorice la calidad del agua, el aire y el suelo, así como las fuentes de contaminación.
Si no sabemos qué pasa con el medio ambiente estaremos viviendo con los ojos vendados.
Solo con este conocimiento se puede controlar el impacto de la actividad humana sobre el medio ambiente, los recursos naturales y la propia salud pública.
Esta información debe ser pública y accesible, datos abiertos, para liberar el conocimiento entre la población sobre la evolución de los indicadores ambientales.
No es imposible desarrollar la plataforma de datos que debe integrar el sistema ni es complicado planificar un desarrollo gradual y escalable.
Muchos académicos y activistas ambientales pueden colaborar para la localización de los puntos de monitoreo en el territorio de donde se pueden obtener los datos de base.
Ya los organismos internacionales han asentado que involucrar a las instituciones de educación superior es muy útil para aumentar la eficacia del sistema.
Contar con Atlas de Riesgos es, literalmente, de vida o muerte. Es la tercera prioridad.
Para vivir y producir es imprescindible saber el comportamiento del medio ambiente y las debilidades de la forma como usamos el suelo y gestionamos los recursos naturales.
Tener Atlas de riesgos desactualizados equivale, casi, a no tenerlos.
Es necesario que el gobierno estatal y los ayuntamientos actualicen y mejoren los Atlas de Riesgos, con base en una metodología similar para que los resultados puedan dialogar. Los Atlas de Riesgos actualizados son vía para promover la resiliencia frente a los riesgos naturales y antropogénicos.
El Estado y los Municipios deben tomar acciones para que no nos dañen huracanes y sequías con base en un documento científico que mide su capacidad de resiliencia, y propone estrategias y medidas.
La resiliencia es elemental para que comunidades y municipios sean capaces de resistir los embates de los fenómenos naturales, por lo que es primordial contar con estudios que señalen los peligros y las formas de prevenirlos.
Ya se puede empezar por instalar una comisión incluyente y multidisciplinaria encargada de su elaboración, vinculada al Consejo Estatal de Protección Civil.
Es recomendable el funcionamiento a partir de talleres de participación ciudadana donde las autoridades escuchen necesidades e intereses.
Crucial es que las acciones y estrategias planeadas para ser resilientes se programen y se ejecuten. Parece ser una obviedad, pero vemos que suele ser difícil concretar lo que se dice en los discursos.
Los presidentes municipales y el gobernador deben organizar la respuesta sinaloense ante el cambio climático. Una respuesta fundamentada en el conocimiento científico y que beneficie a todos. Una respuesta seria y clara que pueda leerse y evaluarse.
Los presidentes municipales y el gobernador deben darse y darnos información confiable sobre el agua, el aire, el suelo y los recursos naturales. Actuar sin saber es muy peligroso.
Los presidentes municipales y el gobierno estatal deben hacer los estudios y tomar las acciones para que nadie muera ni empobrezca por un mal uso del medio ambiente.
Ojalá.
Artículo publicado el 28 de noviembre de 2021 en la edición 983 del semanario Ríodoce.