El anuncio del acuerdo político entre Morena y el Partido Sinaloense era uno de los temores de la coalición Va por Sinaloa entre PRI-PAN-PRD. Muchos la consideraban tan imposible como hace un par de años la posibilidad de que se unieran el tricolor y el albiazul, o le apostaban a que así fuera. El espectro en Sinaloa se va aclarando, aunque no del todo todavía.

Rubén Rocha y Héctor Melesio Cuen se conocen desde hace muchos años, casi una carrera a la par en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Ambos fueron rectores, pero sus antecedentes e inicios son completamente distintos. Sus caminos, alguna vez cercanos sin ser del mismo equipo, terminaron por separarse por completo. Llegaron a tratarse como adversarios.

Ahora de nuevo están en un plan conjunto. Nada menor. Estarán en candidaturas comunes en alcaldías, diputaciones, y sobre todo en la gubernatura por Sinaloa. Dicen que todavía no están definidas las letras chiquitas, y no se olvide que hay un grupo al interior que se opone a ese acuerdo. Por eso tuvo que llegar el mismo Mario Delgado, el dirigente nacional de Morena, a avalar la alianza de facto (por ahora) con Héctor Cuen y el PAS en general.

Es curioso, pero tanto PRI como PAN en algún momento hicieron alianza con Héctor Cuen. El PRI hace once años, en la elección de 2010, lo llevó a la Alcaldía de Culiacán, en una propuesta extraña donde le cedían la candidatura de la capital a un ciudadano no militante. Y unos años después, en 2018, Cuen fue el aspirante a la Senaduría por Sinaloa con las siglas del PAN –y Movimiento Ciudadano.

Ambos entonces lo conocen por dentro y por fuera. PRI y PAN han coqueteado con Cuen, le han ofrecido alianzas, y lo mismo se han encargado de atacarlo y confrontarlo.

Rubén Rocha, como cabeza de Morena en Sinaloa porque así lo han hecho en cada estado al nombrar al aspirante a la gubernatura, sabía que se jugaba mucho el proyecto en la posibilidad de la alianza con Héctor Cuen y el PAS. Morena carece de una estructura como partido, por ser una organización joven y porque nunca les preocupó, y además es un extraño híbrido de personalidades y liderazgos que no siempre llegan a acuerdos sobre estrategias políticas o incluso un proyecto consensuado. Para Morena todo se trata de lo que cada quien considera es la ideología del Presidente López Obrador como sinónimo de la cuarta transformación.

Rubén Rocha requiere no solo de Cuen y el PAS para ir afianzando el proyecto de la gubernatura y de Morena en general en alcaldías, el Congreso y las diputaciones federales. Se trata de una red de alianzas con otros actores que van tejiendo un triunfo.
Las elecciones, como mucho en la vida, no se ganan únicamente el día D cuando se acude a las casillas y se mete la papeleta a la urna. Algo parecido a una pelea de box o una olimpiada de matemáticas, se ganan o se pierden desde mucho antes, en los entrenamientos de preparación y mientras se estudia y practican ejercicios. Con la diferencia que en pocas circunstancias hay tantos elementos en juego al mismo tiempo, donde no solo basta un buen o mal candidato, una propaganda exitosa o de fracaso, un equipo fuerte o débil, la coyuntura, el dinero, la violencia, y un larguísimo etcétera.

Margen de error

(Manuales) En esta elección de 2021 los manuales de campaña tradicionales no tienen respuesta para el comportamiento de los actores políticos o de los ciudadanos. Es toda una incógnita. Los resultados de hace tres años modificaron muchas de las certidumbres anteriores, tampoco es un escenario inédito, los cambios se vienen dando desde que México fue convirtiendo el juego democrático en una verdadera competencia y no una farsa donde con anterioridad se conocían los triunfadores.

Aun así hay reglas que no cambian, son las mismas desde que dos optaron por disputarse la cima del poder. Y la clase política en México desconocerá muchas cosas, por ejemplo conectarse con los ciudadanos o hablar su lenguaje, pero tratándose de obtener el poder no hay ingenuidades.

Mirilla

(Suma) En la lucha por el poder se sabe que ningún pacto electoral o participación conjunta en una elección garantiza por sí solo un triunfo anticipado, también saben que las operaciones aritméticas están en una lógica distinta: las sumas a veces son restas o viceversa. Las divisiones a menudo se convierten en multiplicaciones.

Rocha y Cuen con el destape, anunciado desde hace semanas, quedarán desprotegidos y ahora tendrán que someterse a críticas y ataques.

Partimos de la base que en México, desacostumbrados a alianzas abiertas y transparentes (que aun no existen completamente) se satanizan los acuerdos y pactos políticos, no se explican a cabalidad a los ciudadanos y menos se soportan en temas concretos y asimilables para cualquiera.

A las alianzas debe ponérsele nombre y apellido, específicamente qué cede una parte y otra, qué aceptan y ganan o pierden.

Primera cita

(Fotografía) Con las encuestas que mantienen en la cabeza de las preferencias a Morena, la fotografía del momento tiene pocas variaciones entre las empresas pero por sí solo el partido le saca ventaja a la alianza PRI y PAN. Pero las preferencias se mueven cada día, se adaptan a estos acuerdos.

Además entran otros elementos en el juego, como las capacidades reales de movilización de cada actor político, o incluso las famosas estructuras y el voto duro que cada quien mantenga.

Deatrasalante

(Hubiera) El hubiera nunca existe, pero en 2016 Héctor Cuen tenía amarrada una alianza con el PAN que muy seguramente le significaría el gran paso a la gubernatura en aquella elección. El PRI hizo todo lo posible por derribar el acuerdo hasta que la orden llegó del Comité Nacional.

Después pasó lo que ya conocemos. El PAS, que fue solo en la contienda, se quedó muy cerca del triunfo, y Quirino Ordaz aprovechó lo atomizado del voto (PUNTO)