El golpe económico que dejó en México la paralización de los cruceros turísticos fue de por lo menos 900 millones de dólares anuales, cifra registrada en 2019, aunque en 2020 se vislumbraba con mayores ganancias.
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En un hecho inédito, a mediados de marzo se anunció que los puertos mexicanos no recibirían más a los cruceros. Por lo que las líneas como Regent Seven Seas, Carnival, Celebrity, Amadeo, Disney, Princess, Norwegian, Holland America, dijeron adiós.
Este año ya está perdido, ya no hay forma de salvarlo, consideró el presidente de la Asociación Mexicana de Cruceros, y para alcanzar los mismos niveles, deberán esperar hasta el 2022.
José Arturo Musi hizo una estimación de pérdidas conservadora, pues, dijo, todavía habría que tomar en cuenta los ingresos que dejaron de percibir todos los prestadores de servicios que forman parte de la cadena productiva de la industria turística.
El tour operador, las joyerías, artesanías, restaurantes, los bares, lancheros, taxistas, todos los que vivían de esto, detalló.
Arturo Musi lo admitió: la actividad de los cruceros está en la lona.
Algunos están atracados, otros dando vueltas con un número de tripulación indefinida, porque depende de las dimensiones de cada uno.
Es más difícil que un turista tome la decisión de abordar un crucero por días, que viajar y hospedarse en un hotel.
-¿La reactivación de esta actividad turística no está a la par que la del resto, le resultará más difícil?
-Es más difícil, el turismo de volumen es el que va a sufrir más por esta circunstancia; los parques de diversiones, los cruceros, los conciertos…ahorita a la gente le dan miedo los eventos masivos, y el crucero pues es un evento masivo, es igual el miedo que le da, cuando antes nuestro peor enemigo del turismo era la seguridad, que decías ‘no voy a viajar a un lugar donde puedo perder la vida.
En México pasó mucho esto, añadió: “nos afectó lo de la seguridad con lo del turismo y ahora con la salud, la gente dice ‘no voy a lugares donde pueda tener problemas de salud o a meter a actividades donde pueda yo tener el riesgo… entonces sí va a tardar más tiempo”.
Por lo pronto no hay una fecha definida para que los cruceros regresen al país, expuso, porque depende de muchos factores, como el departamento de Salud de Estados Unidos, que es el que autoriza los embarques y desembarques. Y hasta ahora no ha dado luz verde.
“Y en los otros países, nadie ha abierto sus puertos para recibir y poder bajar turistas, todo está un poco confuso, y como todo en turismo, están esperando que haya vacuna o medicina para que la gente pueda viajar segura y abrirse las fronteras y poder reactivar otra vez al turismo”, indicó.
Comentó que si bien existen casos de turistas que han cancelado sus reservaciones, hay otros que no lo han hecho, y solo esperan a que las condiciones sean las idóneas para embarcarse.
“Uno de los principales ingresos en la mayoría de las Islas del Caribe, son los cruceros, viven del turismo, y si no se reactiva también su economía, muy aparte de la enfermedad, se les caería toda la economía y sus ingresos y ya no sé qué sería peor”, agregó.
-Comparado con otras actividades económicas, ¿cuántos años estima que tardarán los cruceros en recuperarse y tener ese estatus de crecimiento?
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-Este año se nos va a ir, ya no hay forma de salvarlo, el año que entra va a ser apenas la recuperación y depende mucho de la solución que haya a esta pandemia (…) habiendo la seguridad, en el momento que digan ‘ya está la vacuna disponible’ estoy seguro que la actividad se reactiva. Calculo que aproximadamente a mediados del año que entra, va a empezar la reactivación
-Pero no con el mismo porcentaje…
-No, hasta el 2022 creo que vamos a volver a tener un ‘boom’ muy grande
-¿Por lo pronto están en la lona los cruceristas?
-Sí. Y depende de la rapidez de la cura, de ahí empieza inmediatamente la recuperación
