Nobleza obliga

claudia ochoa

Una vez impuesto el título no logró sacudirse de él. Más que título —nobiliario o de poder— fue un titular, cabeza llamativa de una noticia falsa, de esas que ni son noticias ni son periodismo, aunque circulan como tales. Se inventan, se copian, se repiten y luego las llaman, qué paradoja, virales. A Claudia Ochoa Félix le explotó en las manos una difusión sin precedente de un texto y fotos donde le otorgaron el “título” de Emperatriz de los Ántrax o del virus, según la traducción. Cinco años después, al morir, el mote de Emperatriz le acompañaba.

Lea: ¿Quién entronizó a Claudia Ochoa? https://bit.ly/2mSbQBD

Es 2014. A finales del mes de mayo, casi de la nada, una “noticia” se va repitiendo en uno y otro portal de noticias en distintas partes del mundo. Parece como si ningún editor se resistiera a tenerla entre sus contenidos. Con muy ligeras variantes el titular es el mismo: “Conozca a La Emperatriz de un grupo de sicarios del Cártel de Sinaloa” (en RT, un canal de noticias ruso, quizás el primero en retomarla de un blog) o “La Emperatriz, supuesta nueva jefa de Los Ántrax” (en Proceso, la revista de México, de un prestigio internacional) o La Kim Kardashian mexicana se hace cargo del escuadrón de un cártel de la droga y usa un AK-47 rosa”(en Daily Mail de Inglaterra). Y así se repitieron con unos días de diferencia en periódicos de Estados Unidos —como La Opinión, o The Huffington Post— o de Italia, y en América Latina. Sin contar centenares de sitios de internet que la compartieron y la hicieron suya.

En el contenido, la nota tampoco tiene grandes variantes en todos los sitios que la retomaron. Pequeños matices, y en algunos aprovecharon para exagerarla aun más. El principal punto era explotar las fotografías, la extravagancia en su máximo esplendor: La Emperatriz desnuda y cubierta de gruesos fajos de billetes de 500, 200 y 100. La Emperatriz con distintas armas o resguardada por hombres armados. Lanzando un beso a la cámara, disparando, en bikini… etcétera. Cumpliendo el cliché del binomio mujeres y drogas.

México seguía, y sigue, en una espiral de violencia que tenía al país como un imán atractivo a las noticias de la barbarie que lo ahogaba. En los últimos diez años, no hay medio de comunicación del mundo que no haya enviado a sus reporteros estrella a cubrir la nueva guerra del siglo XXI, la que libraba un gobierno contra las organizaciones del crimen que amenazan con apoderarse de todo. En paralelo, se han producido documentales, series de ficción —basadas en hechos “reales”— y trabajos periodísticos que explotan la parte frívola del negocio del narcotráfico: el lujo, las mujeres buchonas, la extravagancia y la violencia extrema.

En cuanto a la historia de Claudia Ochoa, cualquier periodista notaba fácilmente la engañifa y la burla en el texto. Era insostenible. Llamativo pero sin fuentes de donde sostenerse, o testimonios, o descubrimientos. Aun así, seguía engrandeciéndose con las horas y los días.

Claudia Ochoa y su “historia” sirvió a mediados de 2014 para colgarse de la necesidad de tráfico en los portales de noticias. La pelea diaria es, y sigue siendo, por el hambre voraz de los navegantes en internet de nuevas y llamativas historias. Entre más espectaculares, mejor. Hoy, por ejemplo, el platillo se llama Verónica Castro y Yolanda Andrade. Una reconocida actriz de la época de oro de las telenovelas y una ya no tan joven presentadora de programas. Pocas notas jalan tantos navegantes como esas.

Margen de error
(Plebeya) La efímera fama que da el meme del día o la mentira que será borrada del mundo virtual asustó a Claudia Ochoa Félix y alguien la convenció de salir a dar la cara. En la segunda semana de junio de 2014, unos 20 días después de que la historia estaba repetida en medio mundo, ella dio su versión.

Entró al hotel donde citó a conferencia de prensa como una celebridad, rodeada de fotógrafos y camarógrafos. Hizo el largo camino con flashazos y grabándose cada instante. Se sentó a leer durante 5 minutos y 7 segundos y se fue como llegó, en el asedio de cámaras y luces.

Dijo que no era ninguna Emperatriz, en todo caso una plebeya, madre de tres hijos que vivía en casa de sus padres. Que nunca había usado armas ni se había hecho acompañar de quienes las usaban. La divulgación de esa historia, dijo, la ponía en riesgo a ella y a su familia.

Mirilla
(Pedir perdón) Después de la conferencia que convocó Claudia Ochoa Félix no tuvo más atención durante algunos años, aunque no la dejaron en paz completamente. La fama es efímera pero como las brasas vivas, de repente vuelve el fuego. En 2017 a algunos medios se les ocurrió que aun era posible explotar el tema y volvieron a publicarse las mismas fotos. La historia se rearmó preguntándose dónde se encontraba actualmente la Emperatriz. Y peor aún, decía:”no existen pruebas que la liberen de la culpa”.
Uno de los muchos grandes errores de la humanidad está en confundir el todo conociendo solo una parte. Y de eso mismo cojea el periodismo.

Deatrasalante
(El fin) Claudia Ochoa Félix cerró sus perfiles de redes sociales en aquel entonces. Pero abrió otros. Seguía, como antes, con una vida activa en ellos. Apenas un mes antes de que muriera, el 16 de agosto de 2019, el periódico Vanguardia volvió con la historia de la Emperatriz. Esta vez era suficiente con una sola foto que habían conseguido. Claudia Ochoa Félix en la torre Eiffel(PUNTO)

Columna publicada el 22 de septiembre de 2019 en la edición 869 del semanario Ríodoce.

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