El galimatias del ‘Químico’ sobre la Feliart

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El pasado 13 de mayo circuló una carta aclaración en las redes sociales del alcalde de Mazatlán para hacer un desmentido sobre lo que ha quedado como marca en el imaginario cultural por la cancelación de la Feliart (Feria del Libro y las Artes).

Lea: La decepcionante panga vacía del ‘Químico’ Benítez https://bit.ly/2WTHFqz

Es una carta plagada de mentiras y medias verdades que viene a confirmar lo que han escrito con justificada dureza Juan Villoro, Rafael Pérez Gay, Alejandro Páez y el recién galardonado Premio Mazatlán de Literatura Guillermo Fadanelli. Que por ellos ha alcanzado las páginas del Universal, Reforma, La Jornada, Noroeste, Ríodoce, entre otros, como también las secciones culturales de la televisión mexicana, ante el gran silencio de los escritores sinaloenses “consagrados” que siempre están calculando para no quedar fuera de la nómina oficial.

Miente Luis Guillermo Benítez Torres cuándo dice “que no se puede cancelar, si fuera el caso, un evento que no existe”, vamos, efectivamente la feria dejó de realizarse hace nueve años por culpa de políticos del PAS, PAN y hora de Morena, sin embargo, estaba por resurgir gracias al apoyo que le brindaría la nueva administración. El alcalde ofreció palabras más, palabras menos, que buscaría que fuera la segunda feria del libro más importante del país después de la “FIL de Guadalajara”. O sea, estaba en ciernes su reaparición y es eso lo que el alcalde canceló, negó su palabra, su promesa.

Igualmente, miente cuando señala que “debido a la falta de acuerdo se decidió posponerla”, la marca Feliart en esta administración no podrá utilizarse porque pertenece, como bien lo dice Juan Villoro, a un “grupo de bohemios,” con más ganas que dinero y está debidamente registrada ante notario público por lo que su utilización requiere permiso expreso.

Sería otra feria, si es que se concreta, tan efímera como el trienio, ningún otro alcalde medianamente razonable querrá cargar con la marca que hoy le ha impregnado este alcalde que pasará a la historia del puerto por su desprecio expreso por los libros. Y aquí me preguntó, con ese estigma maloliente, ¿vendrá un escritor que se precie de serlo? Al menos me permito la duda.

Ciertamente había el compromiso de que además de la alcaldía aportaría dinero la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado y, miente nuevamente el alcalde cuando señala al Fondo de Cultura Económica. El Fondo, recordemos, aportaría en especie experiencia, autores y libros a bajo precio, además, Paco Ignacio Taibo asistiría como lo hacía cada año desde su fundación para presentar su obra literaria.

Es decir, la parte económica era responsabilidad de la entidad estatal y municipal, y especialmente por razones obvias, el principal beneficiario, el gobierno municipal. Así que cuando se reduce la aportación de Turismo, la obligación era del alcalde y dos millones eran más que suficiente. No se necesitaba más, la Feliart se hacia con menos de medio millón de pesos y el salario de Pepe Franco en la UAS.

También se miente cuando se dice que los organizadores pretendían manejar el dinero en forma “discrecional”, el dinero es dinero fiscal, y éste debería utilizarse para los traslados, hospedaje y alimentos de los invitados, o sea a cada pago hay una factura y quien tiene la chequera es la tesorería municipal a través del Instituto de Cultura.

Era inimaginable que se entregaran dos millones de pesos en mano sin tener control del destino del gasto. La diferencia de fondo es que los organizadores no querían que la feria quedara en manos de la burocracia del Instituto, como era el fin último, cuando exigieron que se entregaran los contactos para ellos llevar en sus manos el desarrollo de la fiesta de los libros.

A esta comunicación del alcalde en las redes, o sea no oficial como corresponde ante la gravedad por el deterioro de la imagen del alcalde, lo ha secundado el funcionario y hombre de letras Gildardo Izaguirre en un intento de salvar algo en este despropósito y en su estilo marismeño pretende quedar bien con todos, incluso intenta tender puentes, hacia el grupo recién Barrio Corazón, creado ante el descalabro cultural del puerto quienes deben ser cuidadosos de no agarrar esta papa caliente.

El mal está hecho y más con la mezquindad de señalar en privado a los organizadores y simpatizantes como corruptos, las opiniones vertidas por los escritores invitados están registradas en las redes sociales y en el imaginario colectivo, la marca que adoptó el alcalde Benítez Torres no tiene remedio, lo perseguirá por siempre en su carrera política.

Innecesaria esta carta, lo que se necesitaba era un contundente mea culpa, pero la soberbia es grande y la humildad es una fruta perdida.

Al tiempo.

Artículo publicado el 19 de mayo de 2019 en la edición 851 del semanario Ríodoce.

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