“Se nos vino de una el agua”, relatan los vecinos de la sindicatura de Aguaverde, en El Rosario, ubicada en la margen del río Baluarte, y una de las comunidades más afectadas por el desbordamiento del afluente.

Alrededor de las 9:30 horas de ayer miércoles, un día después del azote del huracán “Willa”, empezó a subir el nivel del agua del caudaloso afluente. Bastó una hora y media para que el agua llegara a las calles, viviendas y tierras.

Unas personas optaron por subirse al techo con algunas pertenencias y otras a refugiarse con familiares en la parte alta de Aguaverde.

Permanecieron guarecidos casi todo ese día. Fue hasta cerca de las 11:00 de la noche cuando comenzó a bajar el agua. Eso permitió que algunas familias pudieran regresar a ver qué se había salvado de sus pertenencias, otras definitivamente decidieron regresar hasta hoy jueves.

Un día después, el lodo cubre las calles y más de un metro y en ocasiones metro y medio las paredes de las viviendas. En muchos hogares la pérdida de sus bienes fue total, otros sacaron al sol lo que aún servía.

Este día las labores de limpieza se realizan sin agua, pues el suministro se interrumpió, por lo que quitar el lodo es una tarea titánica.

Los habitantes requieren a las autoridades apoyo en la limpieza, así como colchones.