Lo que pasa en Las Quintas se queda en Las Quintas, o sea que no se publica en los diarios.
Lo tiene claro y procura no espantarse, sino aceptarlo. Pero le cuesta, le cuesta trabajo, sobre todo ahora que no prende el aire acondicionado: desde su recámara acogedora y esas ventanas abiertas lo escucha todo, incluso los suspiros últimos de las madrugadas.
Fragmento de la columna publicada el 21 de enero de 2018 en la edición 782 del semanario Ríodoce.