El círculo policiaco de Chuytoño

El círculo policiaco de Chuytoño

 
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Fueron el Gobernador Malova y su equipo compacto de seguridad —Aguilar Íñiguez, el general Melo, García Castro y Vargas Landeros— quienes decidieron relevar a Héctor Raúl Benítez como encargado de la seguridad en Culiacán. Al alcalde Sergio Torres, el jefe directo, le avisaron por cortesía política, al fin que habían aceptado su nombramiento desde 2014 y ya tenía dos años y cuatro meses al frente.
Por eso en el anuncio oficial —el lunes 16 de la conferencia de prensa— estaba el gabinete de seguridad estatal en pleno, sin Sergio Torres, un día después del asesinato del policía municipal Bernardino Aispuro Angulo. La forma en que se dio el cese y relevo de Benítez, más lo ocurrido en una sola semana en Culiacán cuando fueron asesinados tres elementos de las fuerzas a su mando, marcan la gravedad de lo que sabían desde hace mucho en el gabinete de seguridad malovista, y por eso urgía removerlo del cargo.
Es cierto que con Héctor Ochoa Polanco, como director de la Policía Municipal, es suficiente para controlar a la corporación, al fin es el encargado de la fuerza pública operativamente, pero no dejaba de ser el segundo al mando. Ahora con Abelardo Rubio Olivas en la Secretaría de Seguridad Pública de Culiacán cierra la pinza completa Chuytoño para el invento sinaloense del mando unificado —no confundir con mando único—.
Héctor Raúl Benítez, un abogado de la Escuela Libre de Derecho, llegó en el inicio de 2014 a la Secretaría de Seguridad de Culiacán, luego de 14 años trabajando en la Procuraduría de Justicia estatal donde fue Ministerio Público —llegó a estar encargado de la Agencia Especializada en Homicidios Dolosos—. Aprobó las evaluaciones de control y confianza obligatorias, y cuando se anunció su nombramiento, el propio Sergio Torres explicó: “Ahorita nos fueron entregados los exámenes de control y confianza… los pasó, llegamos a un acuerdo con el Secretario General de Gobierno, tomamos la decisión de manera coordinada, y él será el nuevo secretario de seguridad pública y tránsito municipal.”
Por aquel 2014 Benítez Verdugo apenas si era conocido en la fuente de seguridad y por eso causó sorpresa. Más aun cuando la estrategia estatal de López Valdez y Chuytoño iba encaminada al mando unificado, con Secretarios de Seguridad municipales del círculo de ministeriales. Aun así, Benítez cruzó esa aduana y Torres Félix fue el único de los Presidentes recién electos que no aceptó la imposición de su encargado de la seguridad pública. Al mismo tiempo, Arturo Duarte ratificaba a Gerardo Amarillas, luego de que lo mandaron a apagar el fuego y cerrar las heridas que dejó Jesús Carrasco; y en Mazatlán meses después sería enviado Jesús Antonio Murillo. Ellos dos, y otros policías de carrera del círculo de Chuytoño asumían las áreas de seguridad municipales. La coordinación entre niveles de gobierno quedó así supeditada a la línea de mando, asumida desde antes de llegar como Secretarios y ser primero subordinados del Director de la Ministerial.
Benítez Verdugo no alcanzó los resultados extraordinarios que prometió Sergio Torres al llegar a la Alcaldía. Peor aún, se aleja de la corporación y regresa al Ministerio Público donde le otorgaron el permiso, en una nueva crisis interna de la corporación por el descontento que causa los tres elementos asesinados en menos de ocho días.
 
Margen de error
(De chile y de manteca) Lo que menos abunda en la historia de la policía de Culiacán son los policías de carrera, sea cual sea sus antecedentes. Al mando de la fuerza pública en la capital de Sinaloa en los últimos 20 años sobresalen los abogados: Héctor Raúl Benítez —el más reciente— y antes Alfonso Carlos Ontiveros Salas —en varios periodos, el último con Héctor Melesio Cuen—, Felipe Renaut —con Jesús Vizcarra—, Hermann Leuffer —también en más de una ocasión—.
Después de los abogados, los militares: el general Antelmo Jiménez fue el más reciente, asumió en 2008 en medio de la filtración de audios de las narco-nóminas que involucraban al Secretario de Seguridad Renaut.
Pero policías de carrera, muy pocos; el más reciente Jesús Antonio Murillo, en la parte final del trienio anterior. Y ahora el nuevo Secretario de Seguridad, César Abelardo Rubio Olivas, enviado de la ministerial a la municipal.
 
DEATRASALANTE
(Hace 20 años) No es la primera vez que el gobernador asume sus facultades para decidir sobre el encargado de la fuerza pública en la capital. Muchas veces negociada la titularidad del mando, pero otras veces impuesta, se trata del cuerpo policiaco más numeroso de Sinaloa, superando los mil elementos. En 1996, cuando por primera vez el PRI no tenía el poder municipal en las principales ciudades de Sinaloa —el año anterior el PAN había ganado las elecciones en Mazatlán, Culiacán, Ahome y Navolato—, el Gobernador Renato Vega Alvarado militarizó todas las corporaciones policiacas. En Culiacán le dio el mando de la Policía Municipal al Mayor José Luis Esteban Martínez, e igualmente militares que ni siquiera conocían Sinaloa asumieron la Ministerial y la Estatal Preventiva.
Vega Alvarado imponía los mandos a los Alcaldes, pero a su vez a él se los había impuesto el gobierno de Ernesto Zedillo, en esa política de militarización que, como sabes, fracasó completamente(punto).
 

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