El tricolor va por la estructura partidista; azules, por indecisos; el resto, perdidos
La presidencia municipal de Ahome recaerá en el candidato oficial del tricolor, Álvaro Ruelas Echave o en el blanquiazul, Miguel Ángel Camacho Sánchez, “Mi líder”; la izquierda local no tiene posibilidades de ser gobierno, pues están perdidos; lo mismo que el partido de los profesores, o el naciente local; los independientes no levantan.
El candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Álvaro Ruelas Echave, que resulta el delfín del alcalde, Arturo Duarte García y el continuista del malovismo en Ahome, le apuesta a ganar la elección local con el respaldo de la estructura operativa de su partido, después de que limó incisiones de los grupos, acomodando como regidores a representantes de estos. En las regidurías de ese partido no hay ninguno que represente a la población civil.
El joven político no logró calmar todos los resabios, y otros grupos metropolizados pusieron distancia de por medio. No obstante, su confianza en tener el suficiente respaldo institucional lo anima.
El discurso central de su propuesta de gobierno es mantener lo que funciona, desechar lo que lastima e innovar para tener mayor eficiencia. Plazo y objetivo para avanzar; suscribir compromiso social, resume como alfil para ganar confianza en la calle.
La respuesta popular a su propuesta se divide entre aceptación e incredulidad.
La actitud de los brigadistas y activistas para promoverlo en las calles es pasiva. Desaliñada.
En tanto, el candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Miguel Ángel Camacho Sánchez. “Mi líder”, logró sumar al grupo de panistas detractores, y ya todos avanzan en su promoción.
Le apuesta al trabajo duro, de calle, de contacto directo, para ganar la elección. Se autodefine como un antimalovista, y un hombre de pueblo, de clase obrera y producto del esfuerzo cotidiano.
Oferta breve, concreta, para rápida respuesta es su estrategia. Y lo consigue. Cancelar privilegios a “pirruris”, auditar contratos y concesiones y transparentar el resultado, aumentar el gasto social y mejorar la seguridad pública castigando excesos y reduciendo abusos, es la oferta. Esta encuentra la aceptación popular inmediata.
La campaña es alegre, pegajosa, ordenada. Limpia.
Las campañas negras en contra de ambos políticos que encabezan las preferencias electorales de calle están en todo su apogeo. Facebooks es la plataforma más utilizada por los detractores de Camacho Sánchez y de Ruelas Echave, aunque ya apareció el volanteo. Ambos políticos han identificado a los grupos y personas que operan los perfiles falsos o bien los micrófonos de noticieros para denostarlos. Ninguno de ellos ha actuado de manera legal en contra de los maldicientes.
Por su parte, Rubén Benjamín Félix Hays, candidato a la presidencia municipal por el Partido Nueva Alianza (Panal) reserva su campaña, y sus actos no son públicos. Difunde sólo lo que le parece bien.
Cada vez que aparece ante sus rivales, sobresalen las imputaciones al enriquecimiento irregular mediante truculentas operaciones de bienes y raíces. Ejidatarios, casi analfabetas son sus víctimas predilectas.
Su fortaleza de campaña la centra en el haberle quitado al PRI operadores políticos.
Su campaña terrestre es apenas visible, desparpajada.
Patricia López, del Partido Sinaloense, arenga con su origen humilde, y su única propuesta es “ya basta de los mismos”. Poca respuesta produce en los que aborda.
Campaña ruidosa, pero sin efecto.
Las campañas de los partidos de izquierda: Partido Movimiento de Regeneración Nacional, Partido de la Revolución Democrática y Partido del Trabajo son invisibles. Sus candidatos prácticamente han desaparecido de las calles. Las campañas son desordenadas. En este mismo tenor se encuentra el Partido Movimiento Social.
Los independientes no repuntan, ni en las calles. Sus movimientos son totalmente desconocidos e insignificantes.
Las conclusiones se obtuvieron después de una semana de seguimiento de los actos de calle de los aspirantes y no de las reuniones programadas con simpatizantes o militantes, los electores reconocieron la enjundia en el joven tricolor y en el maduro blanquiazul, y establecieron que para alguno de ellos será su voto. La preferencia de calle se encamina hacia el PAN.