Ella se definió desde su primer film. Él, también. Ella se llama en realidad Sofía Villani Scicolone y nació el 20 de septiembre de 1934. Él, Alain Fabien Maurice Marcel Delon, nacido el 8 de noviembre de 1935.
Ellos son, en resumidas cuentas, Sofía Loren y Alain Delon, los grandes figurones del cine europeo, encargados de inaugurar la Séptima Edición del Festival Internacional de Cine de Acapulco y destinatarios del galardón Recuérdame Acapulco, por trayectoria, instaurado este mismo año.
Por supuesto que los reflectores fueron para ellos y los acompañaron en cada paso que dieron durante su estancia en Acapulco, que veía asombrado cómo la belleza puede tener carácter perpetuo, pero no a la manera de El retrato de Dorian Gray, sino con los tintes de distinción que solo concede la experiencia. Ver la entrevista de Adela Micha con Sofía Loren es constatar lo referido: la entrevistadora quiere saber qué le significan la belleza y el glamour; la entrevistada habla en términos generales de eso que llaman belleza y al llegar al otro tema confiesa, con toda naturalidad, desconocer qué es eso. Instantes después, ya por finalizar la entrevista, Sofía Loren le dice a la Micha que cómo puede usar esos tacones tan altos, la otra es acosada por la risa nerviosa, trata de esquivar el golpe, con poca fortuna:
—Parecen rascacielos —la remata “en son de broma”.
Eso se llama desconocer el glamour.
Mujer de intachable vida pública, que no se cansa en remarcar que ella ha sido de un solo amor (Carlo Ponti), abuela ejemplar, Sofía Loren capoteó la entrevista como si de enfrentar a una deslumbrada becerrita se tratara. No soy diva, no soy sex symbol, no soy política, no soy complicada.
Texto editado del libro Mira esa gente sola, capítulo “Sofía Loren y Alain Delon en Acapulco”.
