Conducta

conducta cubana 2

La educación es un tema difícil de tratar en la mayoría de los países (por no decir todos), en el que muchos factores influyen para que las clases sean funcionales y los estudiantes aprendan, como la manera de trabajar de los maestros, y Conducta (Cuba/2014), dirigida por Ernesto Daranas (y disponible en mubi.com) deja claro lo que sucede en la isla caribeña, en ese sentido.

Si la tarea de los maestros en las aulas fuera sólo la de transmitir información en busca del conocimiento, estaría más sencillo, pero ante mínimamente 25 estudiantes en un mismo espacio, con ideologías, costumbres, niveles de aprendizaje distintos, sentimiento y emociones de por medio, se vuelve realmente difícil, por lo que sólo alguien con vocación podría enfrentarlo.

Carmela (Alina Rodríguez, quien falleció en julio pasado) es una maestra que, con más de 30 años de servicio, para muchos ya debería estar retirada, pero su vida, más que trabajar, es educar, estar en el aula y, sobre todo, darles cariño a sus estudiantes.

Para la profesora de La Habana, sus alumnos no sólo son sujetos a los que debe guiar a generar un aprendizaje, sino personas que sienten y que bastante de lo que hacen en el salón, bien o mal, es derivado de sus emociones, por situaciones que traen desde su casa.

Aunque apoya a todos por igual, Carmela se interesa mayormente por dos: Chala (Armando Valdés Freire), un niño que vive con su madre alcohólica, y que en las tardes trabaja cuidado perros de pelea; y Yeni (Amaly Junco), la niña más aplicada, que sólo tiene a su papá, quien se pasa escondiéndose de las autoridades por sus problemas de residencia.

Por su mala conducta, Chala es asignado a una escuela a donde sólo van los conflictivos, en un momento en que Carmela no acude a las clases porque está incapacitada, y la maestra sustituta es menos sensible a las situaciones personales de los alumnos: tampoco le importa mucho que Yeni no se presente, cuando no es por irresponsable, sino porque no puede salir a la calle.

A la nueva maestra no le importa que una de sus alumnas, debido a la muerte de uno de los compañeros, haya puesto una imagen religiosa en el periódico mural del salón, como muestra de apoyo, en una de las clases de Carmela, por lo que al enterarse las autoridades educativas se pone en riesgo el puesto de ésta, aun cuando es muy respetada por su forma de trabajar.

 

Es imposible no caer en las redes de la cinta. Carmela, excelentemente interpretada por Rodríguez, es la maestra que todos quisieran tener, por la única razón de que les da a los estudiantes algo de lo que muchos carecen en sus casas: atención. Es regañona, metiche, deja muchas tareas y actividades, pero a la vez cariñosa y atenta.

La película tiene otro aspecto importante que, tal vez se note menos, pero es igualmente fuerte: la evidente crítica al sistema cubano, donde si bien se puede presumir de una buena educación en el discurso, en el papel, es claro que Daranas muestra una práctica de ella, que solo la salva una maestra.

Conducta muestra qué es la educación integral, por demás complicada, más cuando algunos profesores llegaron a su puesto porque heredaron una plaza, se trabaja pocas horas, tienen empleo seguro, y los de más arriba deciden el cómo, sin tener idea qué pasa en los salones. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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