La vendedora de rosas  

Ahora que Netflix programó Lady Tabares, La vendedora de rosas, serie basada en el libro La niña que vendía rosas de Édgar Domínguez, que a su vez trata de la vida de la chica con ese nombre que protagonizó La vendedora de rosas (1998), una de las realizaciones colombianas más conocidas a nivel internacional y más controversiales, es oportuno recordar ese filme que marcó a sus protagonistas.

Apenas el 8 de mayo del 2014, Tabares regresó a su casa después de 12 años en prisión, de los 26 a los que en 2002 fue condenada por un supuesto asesinato, y de los que el resto cumplirá en su hogar al lado de su mamá y sus hijos.

En la cinta, la madre de Mónica (Lady Tabares) muere y lo mejor para olvidar ese trago amargo es la calle, por lo que la chica de 13 años deja la casa familiar y se interna en un Medellín que le ofrece drogas, alcohol y prostitución, pero también la posibilidad de vender rosas en los centros nocturnos, en los parques o en los semáforos.

En lugar de vivir con su hermana y su familia, la adolescente comparte un cuarto con otras amigas que se dedican a lo mismo que ella, y que por una u otra razón, dejaron sus hogares.

Los riesgos de la calle, Mónica los acompaña con las discusiones por defender su área para vender, lo complicado de conseguir el pago de una renta, las dificultades de la llegada de una nueva inquilina y los pleitos con quien quiere quitarle a su novio.

La noche antes de Navidad, un desconocido le regala un reloj a la chica, y aunque desde el inicio lo pone en su muñeca y lo presume, nunca imagina que ese detalle la pondrá entre la vida y la muerte, lo que es una oportunidad de reunirse nuevamente con su mamá, y no sólo verla en las alucinaciones que tiene cada vez que se droga.

La vendedora de rosas es mucho más que una de las películas icónicas de Colombia, que aborda la problemática de niños y adolescentes que de manera vulnerable viven en la calle, con todos los riesgos, desventajas y características que eso implica.

Muy bien dirigida por Víctor Gaviria, con un guión de él mismo junto a Carlos Henao, basada en el cuento La pequeña cerillera de Hans Christian Andersen y en la vida de Mónica Rodríguez, la película es un retrato de ese Medellín oscuro, peligroso, que mantiene a esos chicos bajo riesgos de los que, al parecer, a nadie le interesa sacarlos.

Aunque el filme no es un documental estrictamente, quienes aparecen en él no son actores profesionales, sino representantes reales de ese mundo que retrata; algunos de ellos murieron (Geovanni Quiroz, Elkin Rodríguez, Alex, Yeniffer Arteaga) sin dejar de intentar una vida mejor, a partir de las posibilidades que La vendedora de rosas les permitió.

El nombre más ligado a la cinta es Lady Tabares, la protagonista, quien incluso estuvo, junto al director, en el Festival de Cannes de 1998 representándola, pero que a la vuelta de un año, regresó a las calles a buscarse la vida.

Por cierto, la serie se puede ver completa desde abril en Netflix en todo Latinoamérica, excepto en Colombia, donde la cadena RCN la estrenó en televisión el 16 de junio pasado. La película la encuentra en la DVDoteca o en Youtube. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

 

 

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