Y con ustedes… la ballena jorobada

Jorobada 1

Avistamientos con causa: la conservación y monitoreo de la vida silvestre de los cetáceos

Forman parte de una compleja comunidad de 18 especies distintas de cetáceos que cada invierno recorren 5 mil kilómetros desde las frías y productivas aguas de la costa occidental de Norteamérica donde se alimentan, hasta las cálidas aguas del Pacífico mexicano.

Aquí se aparean y dan a luz a sus crías, ofreciendo además un espectáculo durante los rituales de cortejo, en la bahía de Mazatlán.

Para el maestro en ciencias Oscar Ricardo Guzón Zatarain, se trata de una gran diversidad biológica por lo que es importante estudiar y entender mejor el rol de esas comunidades de cetáceos en la ecología del ecosistema inmediato.

Desde 2006, Guzón Zatarain trabaja en un plan piloto, alternándolo con la actividad turística, para financiar la exploración e investigación de estos mamíferos.

Por medio de una fotoidentificación, capturan colas y en ellas identifica a detalle la pigmentación. El registro hasta 2009 era de 230 aletas caudales.

Las colas tienen la misma particularidad que las huellas digitales humanas; son únicas.

El especialista explica que con este banco de datos, se da cuenta del comportamiento y han logrado nueve recapturas, es decir, se trata de individuos que regresaron a aguas mazatlecas.

Mencionó que el área de avistamiento de ballenas es de unos mil 600 kilómetros cuadrados.

La intención de estudiar su comportamiento, dijo,  radica en conocer la dinámica, cómo se agrupan y viajan, y usan la zona de Pacífico Mexicano para reproducción y cruza.

En esta zona, indicó, se lleva a cabo el cortejo, apareamiento y alumbramiento de la ballena jorobada. Se trata de una especie migratoria que tiene este período en su ciclo de vida de noviembre a mayo, aquí en Mazatlán.

Al identificar los patrones de movimiento, la frecuencia y duración de sus asociaciones, de residencia y hasta su abundancia total en el área de estudio, explicó, es posible poder tomar decisiones enfocadas a la conservación tanto del hábitat como de la propia especie.

El hallazgo con el que los investigadores se han encontrado es que ha aumentado el número de llegada, o sea, que la densidad e individuos que optan por las cálidas aguas del pacífico es mayor.

El registro de datos, agregó Oscar Guzón, también aporta datos importantes como saber cuáles son las principales amenazas para estos gigantes del océano.

Dijo que el enmalle en redes de pesca en todo el mundo es una de las mayores amenazas, así como el tráfico marino que causa ruido y tiene impacto en su hábitat.

Cada una de estas situaciones es una línea de acción y parte del trabajo de investigación, cuyo objetivo es proponer acciones tendientes a minimizar y erradicar el impacto negativo que se causa en estas especies.

“Uno de los grandes retos es la educación para la conservación; hacer que los niños de las escuelas locales aprendan sobre las ballenas, aunque eso también es parte del proyecto de participación social”, explicó.

Al referirse a la sociedad, el especialista hizo hincapié también en las instituciones de gobierno que están encargadas de proteger, dictar regulaciones, ordenar y hacer cumplir la ley.

Otros actores importantes en la protección de estos cetáceos, agregó, son los pescadores que están todo el tiempo en contacto con el recurso y que además su actividad los afecta directamente.

Luego están los operadores turísticos y la sociedad en general que también debe asumir su parte y hacerlas propias, porque forman parte de su identidad.

La difusión sobre la presencia de estas especies marinas en la bahía de Mazatlán ha causado interés entre la comunidad local y visitantes frecuentes que pensaban que en esta área no existían.

“Creemos que hemos venido a abrir el imaginario marino de la comunidad de Mazatlán, porque a pesar de que somos un puerto pesquero, un puerto comercial importante, como que falta cultura marina, no nos vemos muy identificados con la importancia del océano y su recurso”, consideró.

Afirmó que otro de los objetivos es tener una mayor generación de información sobre los cetáceos en general, no sólo sobre las ballenas; señaló que el litoral sinaloense es una zona muy importante donde hay un vacío de información tremendo sobre la ecología de este tipo de animales.

-5 mil kilómetros viajan las ballenas para permanecer en el Pacífico Mexicano de noviembre a abril

-Las reservas alimenticias que traen consigo les permiten a las hembras y machos cumplir con el ciclo de cortejo, apareamiento y reproducción

-Las ballenas jorobadas pueden vivir hasta 40 años, pesar 45 toneladas y medir entre 12 y 16 metros.

-Las crías de estas especies llegan a medir hasta 4.5 metros al nacer y pesar casi una tonelada.

-Enmalle en las artes de pesca, principal problema para las ballenas que se enredan y llegan a morir al no poder liberarse de éstas

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