¿A quién le importan los gordit@s?

OBESIDAD INFANTIL. Problema crónico.
OBESIDAD INFANTIL. Problema crónico.

Dr. Luis Alfonso Servín Vázquez
He estado buscando en el archivo de mis pensamientos las múltiples actividades que realizan los niños mexicanos para sobrevivir a las adversidades que la sociedad les ha heredado. Muchas de ellas inmorales y cruelmente dañinas, como las de tener que ganarse la vida haciendo circo maroma y teatro en las calles, denigrados por la gente con insultos y humillaciones, otras vendiendo dulces o periódicos en pleno rayo del sol para comerse el taco que les dará de comer a sus lombrices, otras veces limpiando parabrisas arriesgando la vida con oles a las carros para no ser atropellados.
He visto niños ganarse la vida de sol a sol como jornaleros agrícolas, ayudan a sus padres para completar su bocado, de otra manera no existirían. No pueden ir a la escuela, para ellos esa opción no les está permitida, la de ellos es trabajar ‘pa’ comer pa’ seguir chambeando’.
He tenido experiencias en el hospital donde trabajo, de ver niñas de diez años embarazadas por haber sido abusadas sexualmente por sus mismos familiares, y otras más con enfermedades de transmisión sexual también por abuso sexual y prostituidas para obtener droga que les apacigüe la adicción y su depresión por haber sido abandonadas. Recientemente tuve contacto con una de ellas que junto con su adicción le sobrevino tuberculosis pulmonar, con tan solo 14 años de vida.
Existen dos grandes polos de la alimentación infantil en el México neoliberal que nos tocó vivir. Están los desnutridos, que pululan por doquier. Y en el polo opuesto están los niños con sobrepeso y obesidad, que también son muchos, a tal grado que nos hemos ganado el honroso primer lugar en el mundo, y Sinaloa no toca tan mal las rancheras pues puntea muy en lo alto en cuanto a niños obesos se refiere.
Hay que recordar que los hospitales están llenos de personas obesas, tanto niños como adultos. Muchos de ellos padecen enfermedades cardiovasculares y crónico—degenerativas como diabetes e hipertensión arterial, que mantienen las áreas de terapias intensivas llenas de infartados del corazón por no haberse atendido la obesidad siendo niños: la dejaron crecer y con ello se encontraron con la muerte.
Desde el año 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a la obesidad como la pandemia del siglo XXI y en el 2004 lanzó los programas mundiales para combatir la obesidad. Sin embargo nuestros gobiernos solo hacen como que hacen por los gorditos, pero realmente “no hacen” como decía Cantinflas. Es decir, gobiernos van y vienen de todos los colores y sabores y solo nos cantinflean con este problema de salud pública.
Actualmente México es primer lugar en obesidad infantil en el mundo y Según la OMS, en el 2010 casi 43 millones de niños en el mundo presentaban sobrepeso u obesidad ¿a poco no es todo un drama que nos debe motivar a encender los focos de alarma antes que México siga engordando y se sigan cobrando víctimas inocentes como son los niños?
Recientemente el Dr. Mauricio Merino, un gran investigador, periodista y analista político escribió que “los niños condenados no están en la agenda central del gobierno” (El Universal, 6 de Julio 2014), y aquí retomo su sentencia para los niños olvidados y relegados socialmente: ¿acaso los niños obesos están condenados a enfermarse crónicamente y morirse a temprana edad por no importarle a nadie su padecer? ¿o sobrevivirán a esta sociedad somnolienta por somníferos futboleros y telenoveleros y reformas estructurales neoliberalistas que no toman en cuenta a los niños de la calle, drogadictos, migrantes, víctimas del bullyng, de maltrato infantil y abuso sexual, niños jornaleros agrícolas, desnutridos hambrientos de comida y amor?
Si por esos niños no hay sensibilidad, nadie se responsabiliza de sus derechos fundamentales, mucho menos por los gorditos cachetones. Se les siguen vendiendo comida chatarra promovida por todos los medios, siguen haciéndolos adictos a la televisión, videojuegos, tabletas, computadoras; promoviendo el sedentarismo y la falta de ejercicio, con lo que la obesidad se alimenta, y los escasos programas light institucionales para obesos nadie los pela.
¿No será tiempo de ponernos las pilas? ¿A quién le importan los gordit@s?
 

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