MÉXICO, D.F. (apro).- Habitantes del municipio michoacano de Apatzingán, simpatizantes de los grupos de autodefensas, lograron ingresar esta mañana al palacio municipal, en donde exigen la salida del alcalde Uriel Chávez por sus presuntas ligas con los Templarios.
Los inconformes recorrieron el inmueble vigilados por elementos de la Policía Federal (PF), en donde insistieron en que Uriel Chávez debe de dejar su cargo como presidente municipal.
Los elementos federales verificaron que ninguna de las personas que irrumpió en la alcaldía estuviese armada, aunque fuera del inmueble sí se observó a civiles armados.
Tras la irrupción, algunos empleados municipales salieron rápidamente del inmueble para evitar roces con las autodefensas.
Poco después, Chávez Mendoza, acompañado de unos 200 burócratas, así como por varios de sus familiares, calificó de “viejo mentiroso” al padre Gregorio López, a quien retó para que “de frente” le hiciera las acusaciones que tuviera en su contra.
Cerca de las nueve de la mañana de este día, los burócratas se apostaron frente a la alcaldía enarbolando pancartas a favor de Uriel Chávez, mientras que del lado contrario –en la plaza principal de Apatzingán– se encontraban cientos de segadores de las autodefensas, quienes exigieron la renuncia del edil.
Minutos después llegó al lugar Chávez Mendoza, quien subió a un estrado colocado a las afueras del ayuntamiento, donde arengó contra el padre Goyo.
Pese a ello, varios de los pobladores tacharon de “acarreados” a los empleados del gobierno municipal, pues dijeron que claramente fueron utilizados por Uriel Chávez para denostar a López Gerónimo.
Sin embargo, la confrontación entre ambos grupos prosiguió hasta que integrantes del Consejo de Autodefensa de Apatzingán entraron a las oficinas municipales, cerca del mediodía, mismas que recorrieron y luego salieron de nuevo a la calle; en tanto, el alcalde Chávez Mendoza abandonó el sitio resguardado por la PF.
Así, en un ambiente de tensa calma, las instalaciones municipales cerraron y quedaron resguardadas por policías federales y militares.
